Mariano está tranquilo. Ya tiene lo que quería, lo que
buscaba... un tesoro... un preciado presente, ahí, sobre la mesa del
despacho...
... del despacho que hoy ocupa: el de la Presidencia del
Gobierno del Reino de España, la Nación más antigua de Europa... que no "Uropa",
madriguera de ratas y demás burócratas afines al trinque, el intervencionismo,
la búsqueda del "otro Mundo es Posible" y demás defecaciones
de esa enorme araña negra... hijos de la Viuda... que, desde hace demasiado tiempo,
vienen mangoneando por este continente antaño mitológico y sabio, de viejo.
Él, que se presentó a las Elecciones Generales allá por el
2004 después del "dedazo" de aquel Presidente al que, como infectado
de tifus, jamás se atrevió a nombrar, no fueran, los perros de paja de la
oposición, a endiñarle a su excelencia barbuda los pecados del tipo del bigote.
¿Yo? ¿A ese? No, no... ni idea. ¿Quién es?... Y así, como un San Pedro de
rebajas, tres veces fue negando la evidencia, técnica todavía hoy empleada. Tres quiebros fueron suficientes aunque, de haber sido
necesario, incluso hoy seguiría haciéndose el loco ante el recuerdo de aquel compadreo en la boda de la hija del Jefe,
o esos puros habanos degustados en el despacho de La Moncloa, entre risas por
lo bien que marchaba el Reino... en plena época de vacas gordas, donde las
rebajas de las antiguas joyas industriales de la corona... vía stock options y
OPA's hostiles de cara a la galería... reportaban pingues beneficios a sus majestades
pseudo-liberales.
Como el apóstol, ocho años pasó crucificado boca abajo,
pendoneando por los páramos de la tundra de la oposición. Ocho años... y el país,
España, directo al precipicio, sumidero histórico, degradación agigantada
entre cejas puntiagudas, orgasmos democráticos y una conjunción planetaria que, hoy, se nos
antoja tan distante... tan lejana, aquella época zapateril... tan confusas, las
palabras de Mariano, el Iluminado... sus promesas de mágicas noche de verano y mariposas en las tripas...
Algunas mañanas, al despertar y abrir las ventanas de la
camareta en la que descanso, el soplo de aire fresco del amanecer me descoloca,
haciéndome creer que todo ha sido un sueño, una mala pesadilla... pero no, al
instante vuelve a hervir la sangre y el ímpetu se atrofia, cansado a pesar de
las ocho horas de rigor. Aparece la radio, y la voz matutina repasa qué fue de
nosotros, de nuestras ilusiones, los anhelos que, como novios primerizos, nos
creímos aquel atardecer bajo el abrazo de la Luna lunera... ¿Dónde murieron las
ilusiones, Monos? ¿Cómo pasaron los años, soldados?
Se fueron, serpenteando, entre los dedos de las manos.
Pero el Presidente está contento, sentado en su poltrona de
capitán canalla. Orgulloso, se mesa la barba, satisfecho por el regalo, el presente,
premio a toda una carrera dedicada a satisfacer su propio ego, mal intrínseco
al cargo que ocupa. El sablazo impositivo se olvidará con el tiempo, al igual
que la cesión cobarde a la ETA y sus cachorros fieles. Un año, dos... a lo
sumo, tres... y los españoles, felices por contar en su haber con la Liga de
las Estrellas, sustituirán, por cada gol del equipo favorito, a un asesinado
por España.
- ¿Y la idea de Nación, excelentísimo Mariano? ¿Cómo la
eliminaremos de las mentes de la plebe?
- Tranquilo, Ministro, tranquilo. Escuche, escuche, verá...
Los españolitos no quieren ni oír hablar de perder, y con la próxima derrota en
el Mundial, las banderas serán quemadas, no vayan los vecinos, ante tal chivato
ideológico de tela rojigualda, a pensarse que uno está con los fracasados. ¡Qué
va! El fracaso, en España... tierra de envidias en grado sumo... está muy mal
visto. Sólo hará falta que el Marqués del Bosque pague su título honorífico con
un par de cambios posicionales... y, ¡voilá!... ¡ya nadie querrá saber nada de
España! Todo estudiado, Ministro. Sírvase otro coñac, sírvase.
Así, de esta guisa, pasará la legislatura de el Iluminado de
La Moncloa, entre humo, alcohol y imágenes catódicas en TV de plasma full
equip, para nada perjudicial a la vista.
Y él se irá, y quedarán los españolitos rezando a su Dios,
aquel que sepa, o a Mamá Estado, siempre presta a repartir la migaja del menú
degustación que la Casta se zampó en el tres estrellas Michelín de turno. Migajas a precio de oro, no se crea, que nada es gratis en esta vida, y la
misericordia del Estado, mucho menos. Se cobra cara, la ayuda. A precio de oro.
Su alma terrenal... y la mitad de la divina.
Clic. Clic. Olor a gasolina de Zippo rápidamente sustituida
por el aroma dulzón del habano regalado por el Coma-Andante Fidel. Zapatos sobre la mesa de
caoba amazónica, corbata aflojada, fina sonrisa en los labios hinchados por el ácido
úrico de las ostras que se endosó entre pecho y espalda durante el almuerzo... Sus ojos se posan en ella. Espléndida. Magnífica ahí, en su
predilecto espacio sobre la mesa, con su marco de plata de ley, siempre limpia,
testimonio de su éxito como... como... ¿como estadista? ¡Bua! Quizá sí, quizá
no... ¡A quién le importa eso! Él la tiene. Al fin la consiguió, tesoro
envidiado por todos los sabiondos de este lado de Occidente... objeto de deseo de los pequeños mocosos que, de tanto en
tanto, se acercan por casa y que, boquiabiertos, atienden a las batallitas de
ese genio... ese héroe de espadas... Atrida de los parias... dominador del
rayo... Zeus recolector de nubes...
La foto. Su foto con Obama, tesoro divino.
Sueño realizado...
sobre la mesa... los dos sonrientes... satisfechos... genio y figura...
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Lo importante es la foto. José Luis Rodríguez Zapatero, el
presidente Felón.
8 comentarios:
Y ahora tiene su foto con Obama que es lo más importante.
Es lo que sueña todo político estúpido español.
Como si a los españoles nos importara lo que tiene que decir el ZetaParo gringo.
En fin ¡Vaya Tropa!
Qué quieres, a nadie le amarga un dulce y esa foto me parece infinitamente mejor y más normal que la de las góticas mamarrachas.
Un espaldarazo de la primera potencia nunca viene mal.
Y el de Porres además de tontilón es un agarrao cutre que le ha regalado al anfitrión unas chocolatinas...
En un pasaje de tu post te preguntas:
"¿Dónde murieron las ilusiones, Monos? ¿Cómo pasaron los años, soldados?"....Yo creo tener una respuesta válida, estimado Herep
Los deseos, las ilusiones y las esperanzas de todo el Pueblo Español, se han hecho añicos y sus fragmentos se han lanzado por la borda. Nos han vendido una democracia que ha quedado pulverizada a golpe de corrupción política y financiera, y de intentos separatistas consentidos precisamente por quienes deberían velar por la integridad territorial de España y por la fiel distribución de los caudales públicos.....
Este es un fragmento de mi próximo post, y no creo estar desencaminado.
Un abrazo, querido Herep.
Es un placer comunicarte que tu blog ha sido seleccionado finalista del Premio Libertad de Expresión en la Red.
Suerte.
Un abrazo.
http://rebuznometro.blogspot.com/2014/01/premio-rebuznometro-la-libertad-de_18.html
Lo dicho, Chafa: ya está la foto lista para decorar el despacho de Mariano por el resto de sus días.
Creo que la lleva hasta de pantalla del Ipad.
Un saludo.
Puestos a elegir, prefiero esta que la de las góticas... pero lo que critico es que se de importancia a una idiotez como la de la foto, y más hoy en día cuando, con los móviles inteligentes, una foto es menos que nada.
La importancia dada es, bajo mi punto de vista, un acto de pleitesía cateto, pero... la política, también en el ámbito mundial, ha quedado relegada a eso: marketing.
En cuanto al regalo del Porres Boy... pfff... suerte si acierta dónde tiene la mano derecha.
Un saludo, Maribeluca.
El muerto llevaba mucho tiempo en descomposición, José Luis, pero como el dinero corría y podía ofrecerse "pan y circo"... pues nadie se quejaba. Ande yo caliente...
Pero cuando se acaba el "pan" y el circo pasa a ser teatro del malo, empiezan los problemas y los descosidos.
Al final, en estos casi cuarenta años de democracia, se ha demostrado que el bien común no está defendido por nadie. Ni los unos, ni los otros. Nadie.
Veremos si la masa aprende, aunque pocas esperanzas albergo.
Un saludo.
Gracias por avisar, Carlos.
Un saludo.
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