Sonia, la rubia platino de Sonia, es una moneda. Una moneda
grande, redonda, de peso controlado y sutil curvatura que, en uno de sus
dorsos, lleva tatuado el número "Uno" en grande... orgullosa
como el marino con su ancla en el antebrazo... En el reverso, la imagen que se
distingue es la de un regio señor serio, de perfil su nariz aguileña... pero Sonia,
ante el adefesio imborrable, se consuela pensando que la aparición de dicha
jeta fue debida a una borrachera de juventud, allá en sus años mozos, cuando
actuaba como una alocada y los amaneceres se desperezaban con fuertes dolores
de cabeza, sin memoria consciente.
No recordaba mucho cómo fue su infancia, pero sí los años
mozos, cuando una compra-venta de un solar de segunda mano la sacó del oscuro y
seco cajón en el que dormía para transportarla a la cálida mano de... de...
Sonia jamás supo decirme cómo se llamaba la tierna viejecita que la estrechó
entre sus dedos, aquella tarde de Abril, en la notaría del Sr. Esteso.
Nunca supo decírmelo y eso, a pesar del silencio y de las
negaciones, la entristecía sobremanera. Con el tiempo acabé conociéndola bien y
sus artimañas para evitar mi preocupación se convirtieron en acciones inútiles,
aunque jamás le dije de lo innecesario de sus tramas.
De esta guisa, corroborando un acto jurídico, Sonia...
nuestra rubia Sonia... abandonó su retiro y se puso en circulación. La negrura
del cajón dejó paso a la luz tenue del bolsillo de aquel abrigo impermeable
que, años atrás, bien podría haber pertenecido a la colección otoño-invierno de
los grandes almacenes de la esquina... pero hoy, en estos tiempos tan prestos a
la marca registrada y la materia prima sintética de vistosa estética... de tan
viejo y triste que estaba, el abrigo jamás accedió a responder mis preguntas...
su nombre, la historia de su vida, sus penas... El pobre vivía enfrascado en
una profunda depresión existencial, y lo sabía.
Todos lo sabíamos, y todos respetamos su silencio.
Con Sonia, en cambio, las cosas fueron diferentes. Ella es
más dicharachera, más excéntrica, alocada, rallando la inconsciencia en la
mayoría de las ocasiones. Me contó que al abrigo del anónimo abrigo de la
señora cuyo nombre no supo recordar, viajó por infinidad de calles de la
capital, siempre a contraluz, pero disfrutando del frescor de la rúe. Los días
que tenía suerte, algún hilo deshilachado abría una rendija en la tela por la
que pasaba, de forma fugaz, un destello del exterior... un niño que corría, una
foto en blanco y negro enganchada a una farola, un rojo autobús que anuncia
herejías...
... pero si los dioses del Olimpo la sonreían, el haz de luz
quedaba reducido a la más ínfima de las banalidades en comparación con el nuevo obsequio que el divino Zeus del rayo fulgente le otorgaba: la compañía
inolvidable de alguna prima hermana de sangre metálica, con la que se
abrazaba... jugaba... tintineaba en el fondo del bolsillo añejo... Un loado día fue Pedro, el euro, tan
soberbio él, a la par que sabio e instruido. Otra mañana, al salir a por el
pan, fue Raquel quien, ataviada con su moreno perenne de centavo, la acompañó un buen rato
hablándole de las pasadas vacaciones en el complejo turístico de la calle
Serrano.
Si la memoria no me falla, creo que Sonia se refirió a dicho
santuario con el nombre de "Banco Atlántico", pero no estoy
muy seguro. Cosas de la edad, vaya.
Aquellas palabras, con los años, han ido desvaneciéndose de
mi sesera. Hace tanto tiempo... Han pasado tantas cosas... tantas preocupaciones... Algunas noches al acostarme intento recordar cómo eran sus ojos, sus
labios, su voz... los dulces besos... pero todo se difumina como la niebla que
antecede al alba. Dicen que el tiempo borra el rostro de los amantes perdidos,
y ha resultado ser cierto... yo, que me creía a salvo de los dichos populares,
me veo ahora derrotado por la condición humana, el olvido, la soledad...
Sonia, la rubia platino, se marchó una tarde de esas cuyo
cielo rojo anuncia vendaval y sangre vertida. Yo no estaba presente, pero
Pedro, el euro, me lo explicó todo con pelos y señales. Fue durante la escapada
para tirar la basura cuando todo sucedió. La anciana desconocida, temerosa su
vejez de los golpes de viento, acudió al anónimo abrigo en el que pacía la
rubia cuando, ya de vuelta del contenedor de los plásticos y cartones a
reciclar, se cruzó ante ella la negra figura de un apóstol misionero armado con
su hucha metálica, solicitando ayuda... pidiendo limosna... demandando
solidaridad para con los desnutridos niños africanos del Rif hacia abajo...
pobres diablos con malas cartas... y la doña, anciana que chochea cogida a
traición en la oscuridad de la fría noche, agarró a Sonia y la abandonó a su
suerte metiéndola en aquella cárcel de aluminio serigrafiada con las siglas de
la puta UNICEF.
Así se fue Sonia, aquel maldito día de finales de Noviembre.
Nos dejó. Como hiciera antaño, cambió de aires y atrás quedamos nosotros,
abandonados y tristes después de haber perdido a la niña de nuestros ojos,
amada toda ella hasta el fin de mis días... y de los días de todos. Se fue
rumbo a la negra y salvaje África... aunque bien haríamos en poner este punto
en duda, que todos sabemos que la solidaridad callejera es un bulo, un engaño... un
trilero en el Parque del Retiro... y el safari africano bien podría acabar con forma de bala para un señor de la guerra de Etiopía... o en paperina de farlopa
para el toxicómano con hucha, pegatina y pin del engendro de la ONU.
Qué será, será... que dice la canción...
Lo real... lo verdadero y palpable... es que Sonia, la rubia
de caderas sinuosas, se marchó para no volver.
Nada volvería a ser lo mismo.
8 comentarios:
Tu Sonia o "rubia" hubo un tiempo en que era la moneda más popular y usada de todas.
¡Y Con Élla, Aún Se Podían COMPRAR 10 Cosillas De 10 CÉNTIMOS CADA UNA Y No Es BROMA, -Ni Soy Tan OLD-, Querido HEREP!
Con La RUBIA, Que En Una De Sus Varias Ediciones Llegó a Llevar ORO,
Y Una Edición Llegó A VALER MUCHAS "RUBIAS MÁS" Porque Se Hizo En Barceñona, Cuando Hubo Un Incendio En La Fábrica Nacional De Moneda Y Timbre De Madrid.
Tales RUBIAS Llevan En Su Cuño "FNMTB" Y Si Encuentras Alguna Mira Un Catálogo Y Verás Su Valor De Colección...
¡Y Fíjate Lo CABRONAZOS QUE ERAN "NUESTROS DEMÓCRATAS" Que Cada Vez Hacían Las MONEDAS MÁS PEQUEÑAS Y MÁS FEAS Y CON Peor METAL...
Pero Por Lo Menos ERAN METÁLICAS...
¡Y PESABAN!
¡Y Tenían VALOR ADQUISITIVO AÚN!
Pero "NOS HUNDIERON EN EL EURO, QUE ES FEO, LIGERO Y MÁS FALSO QUE SU ESTAMPACIÓN...
DOS CHAPAS UNIDAS POR UN ARO ¡Y A ESCUPIR A LA CALLE!
Efectivamente Querido HEREP, Con La RUBIA, Se Fue Una ÉPOCA Y Nuestra LIBERTAD Y "PROSPERIDAD" CON ÉLLA... Porque La PRIMERA CONSECUENCIA DE SU CAIDA ANTE ELEURO, Fue La ESTAFA DE "LA SUBIDA Y REDONDEO AL ALZA, DE PRECIOS Nada Menos Que Un 66'38%...
QUERIDA Y AÑORADA SONIA, RUBIA Y CÁLIDA,YO TE VOLVERÍA A PONER EN TU SITIO SIN DUDAR.
Un Magnífico RECUERDO, GENIO.
Un Abrazo.
Un Brindis POr La RUBIA Y Lo Que REPRESENTÓ.
Y
¡¡RIAU RIAU!!
Cundía más no cabe duda, pero así es el mundo y así es la vida, "adaptarse o morir" (aunque señala Recarte que hubiéramos debido esperar un poco más junto con Italia para haber entrado en la segunda tanda de incorporaciones al euro)ahora ya no se puede dar a la maquinita de fabricar billetes y hay que hacer otro tipo de reformas.
Creo que los portugueses tambien echaran de menos su moneda llamada Escudo,como nosotros como muy bien nos relata,echamos de menos a nuestra amada Sonia.Menuda estafa es lo del maldito Euro,un abrazo,
Tiene razón, Don Javier. Pero como suele suceder a los hombres, cuando esta empezó a mostrar signos de debilidad debido a la edad, la cambiamos por otra más joven.
Estaré atento no me encuentre una moneda acuñada en Barcelona, Old. Algunas guardo perdidas en los cajones y es verdad que no tenía idea de lo que cuenta... aunque mucho me temo que esas, las que guardan algún valor, estarán desde hace mucho retiradas del "mercado".
Serán sustituidas por plástico, el vil metal del futuro, ideal para el manejo del parné virtual... perfecto para que el tinglado fluya como el agua.
O tempora, o mores...
Alcemos la copa por la "rubia", camarada.
... y ¡Riau!¡Riau!
El Euro ha aportado mucho, no lo discuto, y muchos son quienes tienen que estarle agradecidos.
La entrada no la escribo con ánimo crítico, sino nostálgico... de algo que se va, dejando un buen recuerdo.
El que estemos como estamos tampoco puede achacarse a la moneda, pues con la peseta también estuvimos en números rojos, aplicando devaluaciones.
Es más básico, más de cazurro... "gastar como si el dinero fuese gratis"... y eso, tengas la moneda que tengas, tiene mala solución.
Un saludo.
Siempre se encuentra a faltar aquello que se pierde, Agustín, pero como dice el refrán, "a lo hecho, pecho"... o, en su versión psicótica, "techo".
Un saludo, turista.
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