Reanimado

Mira, jovencito mío... mira... mira el futuro que la humanidad hispana toda... mira plus ultra... hacia el infinito y más allá, todo ha de ser tuyo, jovencito mío, mi amado engendro del despiece... atiende, no te disperses contemplando brotes verdes, no imagines casoplones en la sierra con piscina y barbacoa asamblearia, montañas de dinero para asar manadas de vacas enteras o republiquetas santoñesas regadas con tiros en la nuca... Atiende: todo ha de estar bajo tu cetro de rey sin corona... al alcance de tus dedos... dedos de una mano que yo desenterré del cementerio de la historia infame en la que nos han tenido chapoteando durante los largos años de consensos y abrazos esos fascinerosos del viejo régimen... tu apéndice comunista... tu antebrazo republicano... todo, zurzido tras zurzido... ese tronco frentepopulista, esas piernas de velocista separatista, tus nalgas de centro democrático y social... esa cabellera podemita, esos labios feminazis, esos ojos en el fondo de los cuales, aún hoy, se alcanza a distinguir el bello recuerdo del gulag y la cheká... todo zurzido, todo remendado a tu gran cabeza masonaza por mi mano diestra, silente, opaca, creadora de vida... tu vida, jovencito mío... de estampa algo desagradecida, eso sí, pero hoy viva allí donde antes sólo había un amasijo de cadáveres, podredumbre y muerte.
Oh, hijo mío....
... tú has de heredarlo todo, de nuevo.
Oh, mi pequeño engendro.