¡Ah, tenían muchas verdades que revelarle!¡Y hermosas!¡Y no trilladas!¡Luminosas!¡Deslumbrantes! "¡Eso es!", empezó a decir el buen pueblo, "¡sí señor!¡Exacto!¡Muramos todos por esto!" Lo único que pide siempre, el pueblo, es morir. Así es. "¡Viva Diderot!", gritaron y después, "¡Bravo, Voltaire!". ¡Eso sí que son filósofos! (...) ¡Al menos, esos son tíos que no le dejan palmar en la ignorancia y el fetichismo, al buen pueblo!¡Le muestran los caminos de la libertad!¡Lo emancipan!¡Sin pérdida de tiempo! En primer lugar, ¡que todo el mundo sepa leer los periódicos!¡Es la salvación!¡Qué hostia!¡Y rápido!¡No más analfabetos!¡Hace falta algo más!¡Simples soldados-ciudadanos!¡Que voten!¡Que lean!¡Y que peleen!¡Y que desfilen!¡Y que envíen besos! Con tal régimen, no tardó en estar bien maduro el pueblo.
Viaje al fin de la noche. Louis-Ferdinand Céline.
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