-Puaggg... ¡Qué asco de café! A ver cuándo cambian esa porquería
de máquina, coño.
-Es lo que hay, x. No da para más el presupuesto, ya lo
sabes.
-Mucha admiración y bonitas palabras para acabar jugándote
la vida por cuatro duros y una basura de aguachirri helada. Menos mal que la
pasta no lo paga todo, tío. Es triste, pero...
-Te veo hecho polvo. Anima esa cara, hombre: has acabado el
turno; hasta el miércoles nada. No te preocupes más, hombre, verás como todo se
arregla.
-No, no, si estoy bien. Lo de la letra del piso lo doy por
imposible y el crío va más animado a la escuela. Siguen sin amigos, a su aire,
pero por lo menos han dejado de meterse con él. Lo que pasa es que estoy
cansado, y. Se me ha hecho pesado el rotativo.
-¿Durillo?
-Bueno, ya te lo habrán dicho. Anteayer uno en el monte
perdido, esta mañana el chaval haciendo surf... la nevada de ahí fuera... Llevo
cuarenta y ocho horas con el mono y el casco, chorreando agua salada y dulce,
famélico, sin apenas dormir y aguantando las lindeces de siempre...
-Al menos no estamos en el barco, ¿recuerdas?
-No me jodas, colega. Ya verás, ya verás.
-La gente está muy loca.
-Sí. Y más que lo estará, a este ritmo. A veces pienso, tío...
... a veces pienso qué diferentes serían las cosas si les
pasaran factura. Al chaval de esta mañana, por ejemplo: ¿tú crees que volvería
a meterse en la mar con un aviso de olas de cien metros si supiera que, en caso
de tener que ir a su rescate, la pasta del operativo debería pagarla de su
bolsillo? O los que se suben al monte en plan dominguero o salen a navegar como
si pretendieran darle caza a Moby Dick. La gasofa del helicóptero, las cuerdas,
las cargas de las bombonas, el puto bocata de salmón ahumado que le dan para
que no llore en el refugio... todo gratis. Gratis total. Pasar de los avisos de
protección civil, gratis; liarse un puro con el sentido común, gratis. La pírrica
pensión que le quedaría a tu viuda, gratis. Pero si les tocara rascarse el
bolsillo. No todo... o sí... ¡ya verías tú cómo nos ahorraríamos infinidad de
accidentes! Pero no...
-Siempre habrá alguien para sacarte las castañas del fuego.
-Exacto. Eso es lo que parece que cree todo el mundo, joder.
Nada de responsabilidad y un gran capazo de derechos a cuenta del bienestar
perpetuo. Es una vergüenza. Una sociedad de malcriados y egoístas, la nuestra.
Lo haces por convicción, pero nadie podrá impedir que me queje, x, que me
cisque en los miserables que crean esclavos.
-Que tus reniegos no salgan de aquí, por tu bien.
-Siempre pagamos los mismos, x.
-Siempre, y.
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