Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

10 dic 2017

El morrazo


Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz soyaón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.
Érase un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.
Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egito,
las doce Tribus de narices era.
Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito.
                                              Luis de Góngora
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Dicen que la aplicación edulcorada del artículo ciento-cincuenta-y-cinco con el que el Gobierno de Mariano, el Iluminado, pretende desactivar la rebelión del pueblo español echado a las calles en defensa de la Nación ha tenido impredecibles efectos secundarios ajenos a la voluntad y talante de la camada de ratas que lo desempolvó del vertedero en el que habita el estado de derecho en España, y uno de estos defectos de forma ha acontecido cuando la exchupóptera Dolors Bassa, paseando por las montañas en busca de la flama del Canigó espiritual que se apareció tiempo ha al padre de la cosa-nostra-barretinada, vino a dar un traspiés que la dobló toda entera... redonda de grasa y gula... hasta hacerla besar la lona -o, en este caso venerable, el polvo, arena, piedra y detritus de la anhelada republiqueta-, desfigurando su anguloso y cincelado rostro con una nariz rota al estilo de los cinco dedos machacados de la mártir del butifarréndum otoñal, en otra muestra planetaria del totalitarismo holocáustico de la disfrazada dictadura tan al gusto de las gentes del país colonizador.
Desde el Ejército de los 12 Monos, después de rebuscar en los cajones sin éxito la instantánea posterior al incidente, expresar nuestra profunda condena y la más enérgica repulsa a toda clase de violencia, collons. Pobre redondez redolando por el despeñadero... pobre napia de raza catalana... ¡maldita seas, España, qué maltrato más cruel!
La congoja me inunda, y, de pena, vivo sin vivir en mí.
Si al preguntar dónde fui nadie os responde, sabed que ando llorando.


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