Querido Emilio...
... no querría andarme por las ramas. Espera, no hables, sé
lo que me quieres decir. Conozco todas y cada una de tus ilusiones. Las soñamos
juntos una noche de un estío que llegaba a su fin, mirando la negra noche menguante
mientras contábamos historias de héroes anónimos cuyas gestas dieron nombre a
las estrellas.
Los viajes, los placeres... los hijos...
Escúchame, perdona. Tenemos que hablar. Acude, rápido. Estas
cosas es mejor hablarlas en persona.
He conocido a otro,
o
espera... no quiero acabar con mentiras, contigo no. Tú
fuiste el primero, te lo debo. Él, en cambio, siempre estuvo ahí, revoloteando
alrededor de mi, una chica invisible, inexistente ante el que fue el pavo más
real del gallinero.
Hasta hoy... hasta ayer.
Me dice que me ama, con locura, que es víctima de mi embrujo,
y le creo. Ha cambiado, por mí. Yo le he cambiado, ya no es el que era.
Estoy rendida de amor, poseída por la más fuerte de las
pasiones, víctima de los latidos de un corazón que galopa alocado en mi pecho
sin prestar atención a caminos o estaciones.
También yo he cambiado...
y se han desvanecido los sueños de la menguante noche de
verano igual que he olvidado los héroes que dieron nombre a las estrellas.
Lo siento.
Es un adiós.
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Nos informan que una misiva parecida a la que encabeza esta
entrada ha sido recibida por todas aquellas personas que, en las pasadas
elecciones locales/autonómicas, votaron por el partido de la Banda de Rivera,
esos cuáqueros que, al amparo de la ilusión de la linda jovencita de la ciudad condal, se apuntaron
a dar escolta a la caravana de mujeres que estaba destinada a regenerar la
decrepitud de Chirigota Española, s.l.
Se intuye pacto aquí, pacto allí... partidas de póquer, revólveres,
atraco a un banco público, asaltos a la autoridad, tiros, carreras, forajidos
infiltrados... y, el pobre de Rivera, sobrepasado por el inmenso Oeste patrio,
ha decidido participar del juego y vender su virgo al mejor postor. Previamente,
y para salvar la honra, hará firmar un papelito en el que se certificará que,
en caso de gozar, se gozara por lo bajo, sin hacer ruido.
Si esta mañana al levantarte y abrir el buzón has encontrado
la dichosa misiva, un abrazo. Es duro, pero era previsible. El Sistema, la
gobernabilidad, el servicio a la ciudadanía, estaremos ojo avizor, palabra, palabra y más palabra... de político
español, intrínsecamente vacía de contenido, cambiante como la dirección del
viento. Las estrellas, los héroes que les daban nombres grandilocuentes -de
libertad, de justicia, de ley-, se olvidan casi sin querer, día a día, y lo que
pudo haber sido vuelve a quedarse a las afueras de la aldea, derrotado por la
falta de valor y firmeza, algo muy escaso en la España actual.
Las estrellas vuelven al anonimato, y la noche sigue
menguante.
2 comentarios:
Estamos rodeados de planetas, no de estrellas, y los planetas no tienen luz propia. No veo en nuestro futuro más luz que la que pude dar una cerilla, eso sí: una sola cerilla puede quemar un bosque. Veremos a dónde nos lleva todo esto.
A corto plazo, no creo que lleguemos a buen puerto. Demasiada vileza y sectarismo, por no hablar de los "salvadores" del Sistema que siempre miran hacia la otra orilla sin reparar en las miserias que tienen al alcance de la mano. A largo plazo, en cambio, España nos sobrevivirá a todos, pero parece necesaria una nueva catarsis.
Un saludo, Javier.
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