Vistas con la mentalidad del burro-hombre moderno que vino
tras la caída del Muro, algunas de las mayores hazañas de los hombres no
sobresaldrían ni por encima del resultado del polígrafo de luxe. Hablar de las
proezas de los conquistadores allá por las tierras desconocidas del continente
rojo, negro o amarillo, con sus viajes en galeras surcando aguas misteriosas
que no vienen en los mapas... descubrir Oceanía, América, el continente
africano y su Dr. Livingstone, supongo... tareas loables e imperecederas que,
mencionadas... inclusive imaginadas... hacen que el hastío se apodere de
nuestro interlocutor, víctima del bostezo espontáneo del que asiente dándole la
razón al loco.
¿Qué decir de la Reconquista, la unificación China, el
galimatías italiano, Catalina la Grande o los siglos parcos de la desdentada India, si fueran
emitidos en riguroso directo? De estar sucediendo a estas horas de la tarde,
Monos, la audiencia no superaría el 3%, a tiro de piedra de las cadenas que
echan las cartas del tarot. Las Cruzadas no son más que una película mala de
Ridley Scott, a un octavo pasajero de distancia del magno Bergman, muy
complicado para el éter de la humanidad mejor preparada que jamás viera la
cuerda sobre la que baila el Universo. Demasiado burgués -dicen los adoradores
del chaval de la coleta-, tan sólo los ricos pueden darse el lujo de sentir el
nudo de la existencia.
Todo logro alcanzado en las edades pasadas, en esta era de
los derechos virtuales que se personificó mediante el terror del esperpéntico "efecto
2000", no inspiran a casi nadie. Las musas, al contrario de lo que cantaba
ese Homero que muchos confunden con un Simpson, se hallan en las abdominales
del chulapo que canta en la TV o se esconden dentro de una lata de albóndigas
envasadas al vacío... en la escultura de una pareja paseando por el bosque hecha
con material de desecho... al son de una melodía de teléfono sintetizada a
veintitrés pistas...
Y viva el vino, señores, que no hay que dejarse amedrentar
por nada, visible o invisible.
Los cerdos se restriegan por el fango, gustosos.
Los monos idiotas nos embadurnamos en filosofías callejeras,
noctámbulas y alucinógenas, como esta de hoy, la de las proezas y aquellos que
las realizaron, convencidos u obligados. Sabedores del infranqueable peso de la
losa que se depositaba sobre sus espaldas, acataron su sino y afrontaron el
porvenir encomendándose al esfuerzo, la lucha y la responsabilidad. Cruzaron
mares, afrontaron las batallas en la primera línea del frente, comieron sapos y
culebras y perecieron entre gritos y lágrimas temerosas, como hacen los
valientes, que también lloran.
Frodo Bolsón sintió el peso de la carga que le fue
encomendada, maldición que los sabios presentes en el concilio rehusaron,
conocedores de la tentación que conlleva el Poder... corrupto, corruptus,
corruptae... dentro de sí mismo, en su sangre, savia vieja que se torna veneno.
El retal de hombre, en cambio, se vio obligado a echarse el petate a la espalda
y, paso a paso, andar la senda de la pasión y muerte. Sus ojos, capturados a
traición por una cámara indiscreta, son un reflejo de la resignación estoica,
la aceptación de un destino aciago al que con gusto dejaríamos apeado en el andén
de la estación, sin mirar atrás, pero... ¡ay, pero!...
Y... ¿todo esto, por qué? Sencillo. Pensaba qué escribir
cuando me ha venido a la cabeza el anillo de Giges y su gula por atesorar
poder, todo el Poder, omnipresente que hace el día noche y la noche blanquea
transformándola en día... y el peso de la losa que éste representa, la cual, a
diferencia de las calamidades que suponen las gestas heroicas que son vistas hoy como algo lejano y discutible, es anhelado y
codiciado por tantos y tantos hombres, deseosos de tener cuanto más, mejor... y
subyugar, hacer y deshacer a su antojo, que es el único y verdadero, macho alfa de la manada, ajeno a toda responsabilidad, aforado ante el vaivén de la Justicia... siempre por encima del Bien y del Mal, el poderoso, indiferente a esa losa que que tan bien conocen los sabios...
... y que tanto encandila a los necios.
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NOTA. En la Sala X, It's all over now, baby blue.
La carretera es para los jugadores, y más te vale ser prudente.
2 comentarios:
Menuda leccion de Metafisica nos brindas hoy.Un tema de hoy y de siempre,un saludo,
Un tema de hoy y de siempre que, tanto hoy como siempre está dando vueltas alrededor de mi cabeza, como un martirio, querido Agustín.
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