El pelanas llega pronto. Al frío de los adoquines se le une la
humedad de una acera por la que acaba de pasar la máquina de la limpieza
municipal, aunque a él poco le importan estas banales incomodidades de la gente
bien. Sus posaderas están suficientemente entrenadas en estos menesteres.
Es el pan nuestro de cada día, junto a la puerta del colegio
de curas, donde el pelanas empieza su matutina jornada laboral, acompañado de
su fiel escudero Boby, un perro cruzado con cien razas distintas, que también es
ducho en el arte de soportar un firme mojado. Como buen perro, no presta la
debida atención a estas peculiaridades de los hombres.
De la bolsa tejida a mano que le regaló aquella muchacha tan
simpática del Ateneo Durruti, el pelanas saca una flauta vieja, surcada por
varios garabatos a modo de firma y buenos deseos. A pesar de la afición, el
pelanas jamás ha podido tener un buen instrumento en las manos, de esos que tienen
conductos de aire con espátulas y llaves cromadas, típicas de las grandes
orquestas sinfónicas, pero las carencias técnicas las suple con amor... amor por
su vieja flauta escolar, dulce, de duro plástico blanquecino y siete agujeros
delanteros. El otro, trasero, está algo taponado, el pobre.
Coge aire, pelanas. Coge aire y sopla, artista.
Las notas, invisibles, empiezan a inundar la plaza,
secundadas por unas campanas que anuncian oficio. Boby, conocedor de la
partitura, se agazapa, poniendo esa mirada tristona que sólo los perros que han
recibido muchos palos saben dibujarse en la cara, y, de tanto en tanto, gime
como haría un famélico de los que tanto abundan por el globo terráqueo. Con las
orejas gachas, escucha la tonada que fluye a través del simple aparato: las
notas de "La Cucaracha", el ritmo de "El Gegant del Pi", la
inocencia de "Un elefante se balanceaba"...
... mientras, poco a poco, al tiempo que se despereza el día en una
apacible ciudad de la costa mediterránea, las gentes van sintiendo el embrujo
de la música sencilla, de estructura comprensible y lógica razonable... siete
agujeros, uno de ellos obstruido... que se va propagando por las calles, los
callejones oscuros, subiendo por los patios interiores de los edificios dormitorio,
asaltando las cocinas en las que el exceso de humo obliga a una perpetua ventilación.
Pintores, camareros, un cartero que, despistado, busca una dirección mal escrita en un sobre azul... Petra, la mujer de la casa que, a esa hora, prepara
unas papas para su bendita familia... Todos se detienen un instante, escrutando
la armonía que se percibe, esperando encontrar de dónde proviene, qué dice, quién
es...
Un pequeño grupúsculo rodea ya al pelanas. Como siempre,
poco a poco, la triste esquina desolada va llenándose de gente y la humedad
desaparece como por arte de magia. El frío suelo ya no está tan frío y Boby,
viendo tantos bípedos a su alrededor, imagina un hueso para esta noche... pero
no mucho, Boby, no vaya a cambiarte el semblante y, al descubrirse el juego, el
pelanas se enfade y te arree un puntapié.
La música dulce, eso sí, ha cambiado. Ahora ya no se habla
de niñas que son cortejadas al bajar de la Fuente del Gato e importa un rábano
con qué baila el Joan Petit. De forma velada, el horario infantil dejó paso a
la sesión golfa, donde suenan notas de "La Internacional", la
"Varchavianka" o el "Ay, Carmela". Todo con siete agujeros,
nada más.
La audiencia, hipnotizada por esta música portadora de
sueños, se arremolina cada vez más, cortejada por una melodía que no le hace
ascos a nada, carne o pescado, y que los transporta a ese Edén que todos buscan
y muy pocos encuentran. Quien os diga lo contrario, miente... y, si por algún
casual encontráis a alguien que proclame que su fracaso individual es personal
e intransferible, sin buscar causas ajenas, descubríos: estáis ante un
valiente, un héroe.
Pocos quedan... y, alrededor de el pelanas, su perro y la música
que brota y fluye y todo lo embriaga, menos. Menos que, siguiendo el cruel
designio del destino, cada vez son más. Gentes que acuden, borrachas de ilusión,
a las faldas de el pelanas y su música celestial donde los hombres son todos
hermanos, la sociedad anda desnuda de libre y la mente permanece, hasta el
infinito y más allá, en un trance digno de la soma más cojonuda que se pudiese
sintetizar. Droga dura, señores, que cala como una lluvia fina entre las gentes
necesitadas del cariño perdido, deseosas de un abrazo fraternal, una palmadita,
una palabra de ánimo.
Para eso está el pelanas, armado con su flauta dulce,
destructora de las cadenas con las que el "fascismo del Capital" imperante aprisiona a los espíritus libres... portadora de la verdad en este rincón de
telarañas y celdas chorreantes de moho donde han apresado a los parias... flauta hacedora de utopías imperecederas, revolucionarias... místicas, al fin y al
cabo...
Opio, pelanas.
Tócala, va. Dale a la flauta, dale. Reparte opio.
Míralos, incluso parece que bailan.
6 comentarios:
Precioso relato. Y muy bien trabajado literariamente.
Me ha entretenido y gustado mucho.
Saludos
Ese Tipo De PERDEDOR ESTEREOTIPADO, Que En Sus Inicios No ERa mÁS qUE uN "TURISTA POBRETÓN Y ANDARIEGO, Con Mochila, Flauta, O Guitarra Y Un Perro Vagabundo Como él Por Compañero Fiel De Penas Y Alegrías, No Es El MAL, Como Nos Lo Han Querido Presentar Querido HEREP.
Es En REalidad Un REFLEJO DE UNA ÉPOCA Y A Su Modo Es Un SUPERVIVIENTE.
Yo Conozco A Dos Y No Son MALAS PERSONAS Ni Gentuza Tipo OBAMITA "WE CAN".
Sobreviven, SIMPLEMENTE. No SE UNEN A GENTUZOS Y QUIEREN A SUS PERROS.
A Mí, No Me Molestan. Me ASQUEAN MÁS LOS "SUBVENCIONADOS QUE VAN DE LO QUE NUNCA FUERON"...
Un MALDITO?¿, Dejó Escrito :
"Cuanto Más Conozco A Los Hombres, Más Cariño Siento Por Los Perros".
Y Es VERDAD.
Y También Lo És Que El Perro Que Ama A Alguien, No Lo Hace Por Lo Que Le Dá, Sino Porque Esencialmente Es UNA BUENA PERSONA.
Cada Época Tiene Su REFLEJO.
Permíteme Pues, GENIO, Levantar Mi Copa, Por Los PERROFLAUTAS DE BUEN CORAZON,-Que Los Hay-, Y Que Muestran Su Miseria Y TRatan De Alegrar Con Sus Melodías, Dejando Que La Gente Las Valore Y Les Deje Unas Monedas Con Que SOBREVIVIR UN PUTO DÍA MÁS.
Por La DIGNIDAD
Y POr La CARIDAD.
Y Que A La CHUSMA VERDADERA, SE La Lleve El ASMODEO DE UNA VEZ.
Que Esa No Pasa Frio Ni Tiene Siquiera Un PERRO QUE LE QUIERA.
un Aplauso
Un Abrazo
Y
¡¡RIAU RIAU!!
Cualquiera que se deje llevar por el coleta o cualquier otro malezas o pelambreras es un cretino, o un amargado que busca su redencion dando por culo al projimo.
Y ya hay un millon y pico de esta gente dispuesta a dar por el idem al personal
Me alegra, Javier.
Un abrazo.
Yo tengo bastantes amigos como los que aparecen en esta entrada, Old, y sí, los hay de muy variado pelaje: nobles, malvados, supervivientes en su inmensa mayoría...
... pero al que se refiere la historia no es al pobretón, sino al "auto-pobretón", de vida bien, que un día decidió construir el "otro mundo es posible" a toque de flauta.
Hablo de quienes construyen castillos en el aire a sabiendas que son imposibles de alcanzar, al igual que Kafka con su castillo. Y lo hacen para vivir en las alturas de la cúspide, derrochando aquello que prohíben a los demás. Subvencionados, los llama vuestra merced.
Me uno a su brindis por la gente de buen corazón, y sigo gastando mi asignación en cirios y plegarias para la venida de esa escoba purificadora, maestro.
Un fuerte ¡Riau!¡Riau!
Millón y medio, y subiendo, Geppetto. El discurso populista cala hondo porque, ¿qué hay mejor que lanzarle las culpas al prójimo?
Un saludo.
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