Mumbasa quiere ser libre.
El pobre diablo, nacido en la flor y nata de una cultura
milenaria que le ha aportado una educación de nivel satisfactorio, un amplio
abanico de posibilidades y un paraguas de relativa seguridad jurídica, se siente
oprimido en lo más profundo de su ser. Aquejado por una profunda tristeza,
siente un insano agujero en el pecho que le impide el más básico de los
actos: respirar... vivir... ser feliz...
Desde hace unos años, Mumbasa no aparece por el bar de la
esquina donde solía echarse un café americano los sábados por la tarde, después
de la paella de rigor. La parroquia, extrañada, notó su falta los primeros días aunque poco a poco, con el transcurso del tiempo y los acontecimientos, también ellos, compañeros de dominó, han ido faltando a su cita. Mumbasa, después los
gemelos Bagdú... el chamán, Samuel... hasta quedar desierto el establecimiento,
y la partida olvidada.
El licenciado en Sociología con matrícula de honor, ahora pasa los días
pegado a su transistor de radio, dial 109.87 de la FM, hogar de Radio Télévisión
Libre des Mille Collines (RTLM), emisora que está rompiendo todos los
medidores de audiencia del distrito. Fresca, joven, ágil, los espacios
musicales sirven de acompañamiento a los programas de cabecera de la cadena,
donde se afrontan los verdaderos problemas que envuelven a esos que, como
Mumbasa, se sienten tristes y desamparados ante esa congoja existencial que,
hasta la aparición de la RTLM, nadie sabía de dónde venía.
Abdul el Loco y Farid "Bam-Bam" Mbonyumutwa, los
periodistas estrella de Mille Collines, como harían dos jefes tribales con
conexión directa con los Grandes Espíritus de los Antepasados, han logrado
captar la atención de los miles de Mumbasa que pululan esparcidos por aquellas
tierras y, acompasados con los éxitos de Mukagasana y su dyembe o la nueva
canción de Aleema, la primera que la bella compositora escribe en inglés, consiguen
apaciguar ese vacío vital que impera entre la juventud.
Y no tan jóvenes, pues se cuentan seguidores de todos los géneros
posibles... altos, bajos, ricos, pobres, de educación refinada como Mumbasa,
analfabetos de los barrios bajos cercanos al vertedero... todos claudican ante el verbo de el Loco y
las sesudas reflexiones en voz alta de "Bam-Bam", el filósofo de la
calle, como es conocido por las pandillas de jóvenes que, en todas las ciudades del
distrito, firman graffitis en las paredes con sus citas más populares
acompañadas de esa "B-B" tan característica.
Mumbasa, gracias a ellos, supo qué quería conseguir en el
transcurso de su vida. Él, Mumbasa, quería... quiere... ser libre. Ellos, la
RTLM, ha abierto los ojos a miles de idiotas que, hasta la irrupción de Mille
Collines, no eran capaces de distinguir cuál era el problema que les atenazaba. Ellos
llegaron, se encendió el cartelito de "En el Aire", y presentaron en
sociedad al culpable. Y la solución. Emisión en abierto las 24h. del día, sin
pausa alguna, ya sea en el programa de variedades que ocupa la mañana o durante
la tertulia vespertina protagonizada por catedráticos de excelente palmarés.
Para la noche se reserva el plato fuerte, con actuaciones cómico-satíricas en
las que, con profusión de máscaras y maquillaje, se presenta al malo malote, al
bueno buenote, y la victoria en forma de liberación metafísica, previa batalla
a muerte con el maldito opresor.
Porque eso, Monos, es lo que ha echo famosos a Abdul y
Farid: ponerle rostro al enemigo. Nada más. Agarrar los problemas, las dudas,
los miedos, los errores, la miseria toda, y ponerle rostro contra el que se
puedan lanzar las más grandes maldiciones que haya escuchado el chamán Samuel
en su larga vida. Es un remedio más viejo que el Mercedes que Malesse se trajo
de Francia allá por los noventa, pero funciona.
Así lo reflejan las audiencias.
Por la mañana, pasando píldoras acerca de las noticias y
debatiéndolas con profusión y algo de ironía descafeinada, sacuden mamporros a
esos enemigos que se llevan el oro de sus bolsillos, o invitan a algún
iluminado que, como todos los que asienten con la oreja pegada al transistor, a
visto la luz de la verdad verdadera. Le hacen preguntas y él, sumiso, se golpea
en el pecho exclamando ese magnífico "¡Ay de mi, qué tonto fui!"... y
aplauden a rabiar, incluso se arrancan con el baile. Los catedráticos, durante
la sobremesa del café, vienen a analizar el por qué ellos, los elegidos, han
llegado hasta ese punto de desolación d sumiso existencialismo, enumerando una por
una las vejaciones que han aplacado el de por si combativo e inconformista espíritu
del que son herederos. En nombre de la cultura propia, unos minutos antes de
acabar el espacio que enlazará con una profusa sesión de música moderna amenizada, esta vez, con los rasgos tradicionales de los cantautores que surgieron a la
sombra de Enke y su gralla, los intelectuales que han participado en la tertulia... siempre
los mismos... leerán unos poemas de la época de oro de la cultura autóctona,
donde los antiguos dialectos oprimidos renacieron de sus cenizas. Alcanzada la noche, la RTLM tira la casa por la ventana. Gracias a los fondos públicos que la mantienen, contrata diversas productoras
que confeccionan espacios amenos que entretengan a toda la familia... pero
tranquilos, que todo queda en casa. La línea editorial no varía ni un ápice. Ya
se encargarán de eso "los de arriba", ya. El privilegio de trabajar
para la "emisora" jamás recae en manos extrañas. Todo son
"amigos", "hijos de" o antiguos compañeros de pupitre en
las escuelas elitistas de la infancia. De tal guisa, llegados los instantes de descanso en el salón del hogar tras la ardua jornada, la audiencia se reirá a
carcajadas con las mofas que los riquísimos productores han preparado, pudiéndose ir a dormir con una sonrisa en los
labios, dejando a un lado el odio expectorado durante el resto del día.
La noche es para reír... o para no odiar tanto, entiéndanme.
Con poco más, la Radio Télévisión Libre des Mille Collines,
ha conquistado el liderazgo, formando una legión de seguidores convencidos,
dispuestos, agradecidos ante el don que la emisora del otorgó. La RTLM ha
arrancado la venda que tenían en los ojos, mostrándoles el camino a seguir si
quieren alcanzar sus anhelos. Las ondas electromagnéticas emitidas marcan
tendencia, pulen conciencias, dan forma y color a oníricos paisajes en las mentes de los
oyentes, siempre apegados a los transistores. Transformada en la sangre que
alimenta sus cuerpos, Mumbasa y los suyos serían capaces de amputarse una a una
las extremidades antes de imaginar el apagón de Mille Collines. Olvidarían el
comer, el trabajar, el medicamento en la enfermedad, el lastimoso llanto del
niño desnutrido a los pies de su escalera... pero, ¡ay como alguien ose
amenazar a la RTLM! Ese día resplandecerán los machetes.
La RTLM es el oráculo, el guía en la travesía... el
futuro... el presente... todo.
Porque Mumbasa, pegado a su radio, quiere ser libre.
4 comentarios:
Esa cadena, que tan bien describes, me recuerda a una que es absoluta copia de ella : LA TELECHISTU de Kurkullu.
Una vez mas la television al servicio del mejor postor,o en su caso a la mejor estafa,un saludo,
Existen muchas cadenas de esta índole, Javier. Debe ser buen negocio. Bueno y seguro.
Un saludo.
En el caso que nos ocupa, no hay mejor postor, Agustín. Los dos son lo mismo, y no podría entenderse Poder sin Medio de Comunicación.
Un saludo.
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