Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

21 may 2014

Ondas hipnóticas

Mumbasa quiere ser libre.

El pobre diablo, nacido en la flor y nata de una cultura milenaria que le ha aportado una educación de nivel satisfactorio, un amplio abanico de posibilidades y un paraguas de relativa seguridad jurídica, se siente oprimido en lo más profundo de su ser. Aquejado por una profunda tristeza, siente un insano agujero en el pecho que le impide el más básico de los actos: respirar... vivir... ser feliz...

Desde hace unos años, Mumbasa no aparece por el bar de la esquina donde solía echarse un café americano los sábados por la tarde, después de la paella de rigor. La parroquia, extrañada, notó su falta los primeros días aunque poco a poco, con el transcurso del tiempo y los acontecimientos, también ellos, compañeros de dominó, han ido faltando a su cita. Mumbasa, después los gemelos Bagdú... el chamán, Samuel... hasta quedar desierto el establecimiento, y la partida olvidada.

El licenciado en Sociología con matrícula de honor, ahora pasa los días pegado a su transistor de radio, dial 109.87 de la FM, hogar de Radio Télévisión Libre des Mille Collines (RTLM), emisora que está rompiendo todos los medidores de audiencia del distrito. Fresca, joven, ágil, los espacios musicales sirven de acompañamiento a los programas de cabecera de la cadena, donde se afrontan los verdaderos problemas que envuelven a esos que, como Mumbasa, se sienten tristes y desamparados ante esa congoja existencial que, hasta la aparición de la RTLM, nadie sabía de dónde venía.

Abdul el Loco y Farid "Bam-Bam" Mbonyumutwa, los periodistas estrella de Mille Collines, como harían dos jefes tribales con conexión directa con los Grandes Espíritus de los Antepasados, han logrado captar la atención de los miles de Mumbasa que pululan esparcidos por aquellas tierras y, acompasados con los éxitos de Mukagasana y su dyembe o la nueva canción de Aleema, la primera que la bella compositora escribe en inglés, consiguen apaciguar ese vacío vital que impera entre la juventud.

Y no tan jóvenes, pues se cuentan seguidores de todos los géneros posibles... altos, bajos, ricos, pobres, de educación refinada como Mumbasa, analfabetos de los barrios bajos cercanos al vertedero... todos claudican ante el verbo de el Loco y las sesudas reflexiones en voz alta de "Bam-Bam", el filósofo de la calle, como es conocido por las pandillas de jóvenes que, en todas las ciudades del distrito, firman graffitis en las paredes con sus citas más populares acompañadas de esa "B-B" tan característica.

Mumbasa, gracias a ellos, supo qué quería conseguir en el transcurso de su vida. Él, Mumbasa, quería... quiere... ser libre. Ellos, la RTLM, ha abierto los ojos a miles de idiotas que, hasta la irrupción de Mille Collines, no eran capaces de distinguir cuál era el problema que les atenazaba. Ellos llegaron, se encendió el cartelito de "En el Aire", y presentaron en sociedad al culpable. Y la solución. Emisión en abierto las 24h. del día, sin pausa alguna, ya sea en el programa de variedades que ocupa la mañana o durante la tertulia vespertina protagonizada por catedráticos de excelente palmarés. Para la noche se reserva el plato fuerte, con actuaciones cómico-satíricas en las que, con profusión de máscaras y maquillaje, se presenta al malo malote, al bueno buenote, y la victoria en forma de liberación metafísica, previa batalla a muerte con el maldito opresor.

Porque eso, Monos, es lo que ha echo famosos a Abdul y Farid: ponerle rostro al enemigo. Nada más. Agarrar los problemas, las dudas, los miedos, los errores, la miseria toda, y ponerle rostro contra el que se puedan lanzar las más grandes maldiciones que haya escuchado el chamán Samuel en su larga vida. Es un remedio más viejo que el Mercedes que Malesse se trajo de Francia allá por los noventa, pero funciona.

Así lo reflejan las audiencias.

Por la mañana, pasando píldoras acerca de las noticias y debatiéndolas con profusión y algo de ironía descafeinada, sacuden mamporros a esos enemigos que se llevan el oro de sus bolsillos, o invitan a algún iluminado que, como todos los que asienten con la oreja pegada al transistor, a visto la luz de la verdad verdadera. Le hacen preguntas y él, sumiso, se golpea en el pecho exclamando ese magnífico "¡Ay de mi, qué tonto fui!"... y aplauden a rabiar, incluso se arrancan con el baile. Los catedráticos, durante la sobremesa del café, vienen a analizar el por qué ellos, los elegidos, han llegado hasta ese punto de desolación d sumiso existencialismo, enumerando una por una las vejaciones que han aplacado el de por si combativo e inconformista espíritu del que son herederos. En nombre de la cultura propia, unos minutos antes de acabar el espacio que enlazará con una profusa sesión de música moderna amenizada, esta vez, con los rasgos tradicionales de los cantautores que surgieron a la sombra de Enke y su gralla, los intelectuales que han participado en la tertulia... siempre los mismos... leerán unos poemas de la época de oro de la cultura autóctona, donde los antiguos dialectos oprimidos renacieron de sus cenizas. Alcanzada la noche, la RTLM tira la casa por la ventana. Gracias a los fondos públicos que la mantienen, contrata diversas productoras que confeccionan espacios amenos que entretengan a toda la familia... pero tranquilos, que todo queda en casa. La línea editorial no varía ni un ápice. Ya se encargarán de eso "los de arriba", ya. El privilegio de trabajar para la "emisora" jamás recae en manos extrañas. Todo son "amigos", "hijos de" o antiguos compañeros de pupitre en las escuelas elitistas de la infancia. De tal guisa, llegados los instantes de descanso en el salón del hogar tras la ardua jornada, la audiencia se reirá a carcajadas con las mofas que los riquísimos productores han preparado, pudiéndose ir a dormir con una sonrisa en los labios, dejando a un lado el odio expectorado durante el resto del día.

La noche es para reír... o para no odiar tanto, entiéndanme. 

Con poco más, la Radio Télévisión Libre des Mille Collines, ha conquistado el liderazgo, formando una legión de seguidores convencidos, dispuestos, agradecidos ante el don que la emisora del otorgó. La RTLM ha arrancado la venda que tenían en los ojos, mostrándoles el camino a seguir si quieren alcanzar sus anhelos. Las ondas electromagnéticas emitidas marcan tendencia, pulen conciencias, dan forma y color a oníricos paisajes en las mentes de los oyentes, siempre apegados a los transistores. Transformada en la sangre que alimenta sus cuerpos, Mumbasa y los suyos serían capaces de amputarse una a una las extremidades antes de imaginar el apagón de Mille Collines. Olvidarían el comer, el trabajar, el medicamento en la enfermedad, el lastimoso llanto del niño desnutrido a los pies de su escalera... pero, ¡ay como alguien ose amenazar a la RTLM! Ese día resplandecerán los machetes.

La RTLM es el oráculo, el guía en la travesía... el futuro... el presente... todo.

Porque Mumbasa, pegado a su radio, quiere ser libre.


4 comentarios:

Tellagorri dijo...

Esa cadena, que tan bien describes, me recuerda a una que es absoluta copia de ella : LA TELECHISTU de Kurkullu.

Lin Fernández dijo...

Una vez mas la television al servicio del mejor postor,o en su caso a la mejor estafa,un saludo,

Herep dijo...

Existen muchas cadenas de esta índole, Javier. Debe ser buen negocio. Bueno y seguro.

Un saludo.

Herep dijo...

En el caso que nos ocupa, no hay mejor postor, Agustín. Los dos son lo mismo, y no podría entenderse Poder sin Medio de Comunicación.

Un saludo.