Hoy se presenta una asociación catalana contraria al proceso
secesionista en el que se ve envuelta esta tierra enferma, igual que, el pasado
día 23 de Abril, se presentaba otra. Dos entre un millón pero, como dicen los
castizos, menos da una piedra... y al cementerio, tarde o temprano, iremos todos...
activos o pasivos, alegres o tristes, valientes o cobardes. Nosotros, meros
Monos en esta jungla diaria, ¡qué queréis que os diga!, preferimos pasar la
eternidad sabiéndonos valerosos.
Pero hay un sujeto que no... que rápidamente se ha desmarcado
del acontecimiento novedoso, no vaya a contagiársele alguno de los males intrínsecos
de esos herejes que, hoy, se desperezan ante tanta podredumbre. El pobre diablo en cuestión... nunca
mejor hallado lo de "pobre diablo"... no es más que el padre prior
del Monasterio de Poblet, sito entre Vimbodí y Poblet, Tarragona.
Un cuervo con sotana, que fue informado por un monje novicio
del acontecimiento que se preparaba ante las puertas de su cortijo particular.
Somos generosos, eso sí, ya que bien podríamos pensar que el monje no fue tal,
sino que el chivatazo vino de algún agente de la Gestapo Cultural Catalana, tan
democrática y liberal toda ella, que no igualitaria, perdonen... que ya sabe
bien Dios que los catalanes, de iguales al resto, no tienen nada. Un eslabón
por encima del común de los mortales, viven... y tres eslabones si los
comparamos con los demás íberos.
Conocedor del acontecimiento, le ha faltado tiempo a la rata
de cautiverio para salir a la palestra, desmarcándose de lo que allí se va a
celebrar. Tan sólo les dejará tirarle una flor a alguna imagen menor, y desde
una distancia de seguridad de trescientos metros. Todo en nombre del decoro, el
ambiente de silencio que impera en el templo, el sano descanso de los cuatro
monjes que allí balan y, por qué no decirlo, siguiendo el consejo bíblico: a Dios
lo que es de Dios, y al César lo que es del César.
Nada de política en Poblet. Nada de confrontaciones en
Poblet. Hermandad, fraternidad, familia unida entorno al pavo real, códigos de
usos y costumbres, "seny" y "valors"... y la
puta al río. Poblet está por encima de estas milongas de la vieja... y
reaccionaria... escuela. Aquí domina la "modernidad" de la nueva
Doctrina de la nueva historiografía del milenario "pequeño país".
Para quien no lo sepa, recordemos un poco de la historia del
Monasterio de Poblet. Fundado por el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV
sobre el año 1150, pertenece a la orden del Císter. Fue objeto de multitud de
donaciones por parte de los reyes y la nobleza de la época hasta que, en 1340,
Pedro el Ceremonioso mando construir el panteón real, donde descansarían los
difuntos de la Corona de Aragón. Con el tiempo, llegó a albergar el polvo de
Alfonso II el Casto, Jaime I el Conquistador, Pedro IV el Ceremonioso, Juan I,
Fernando de Antequera, Juan II, Marín I el Humano, Alfonso V el Magnánimo...
... y así hasta albergar, entre esas piedras y muros, la
flor y nata de la Historia de la Corona de Aragón y, por ende, la Historia de
España.
Fueron otros tiempos para el Monasterio de Poblet. Tiempos
de gloria, de celebración, veladas plagadas de lustrosas visitas provenientes
de La Corte, convenientemente acompañadas de moneda por indulgencia. Los
ventanales del edificio principal se engalanaban con la bandera de Aragón, el
claustro olía a flores frescas, el viento jugaba con las sábanas de las celdas
de los monjes... El color dominaba la vida monacal, pero el respeto y la
trascendencia del lugar seguían muy presentes, tras cada rincón de la dura
piedra.
Aquello quedó atrás... pero no en un "atrás"
físico, palpable, tangible... no, Monos, no. Este "atrás" es más
profundo, menos vivido, más cosa del recuerdo o la desmemoria. Polvo eres y
en polvo te convertirás.
Una mañana fresca, Poblet quedó reducido a polvo, como
muchos más vestigios de un pasado que, a las mismas hordas de siempre, les
convenía reducir a escombros. Así, la Historia quedó en ruinas... y los
"historiadores" de nuevo cuño, bajo el polvo del derribo,
pudieron construir otra nueva, a su imagen y semejanza, acorde al Ideal de la
nueva Nación en ciernes. Mi nombre es Prat de la Riba, y sobre mi edificarás
el nuevo Templo. Las tumbas de los Reyes, saqueadas. Las mortajas,
incineradas. Los monjes... a Dios lo que es de Dios, al César lo que es del César...
obsequiados con pasaje gratuito al Reino de los Cielos, de primera clase,
asiento con ventanilla directa a la hoguera purificadora.
Robo, asesinato, profanación... y servidumbre. Hete aquí los
pilares de la Nueva Doctrina.
Como decíamos ayer, los cementerios están llenos de
valientes... pero también abundan, en igual medida, los cobardes. Es la última
estación del viaje. De nada sirven los billetes de ida y vuelta. En el
cementerio del Monasterio de Poblet, la regla se cumple a rajatabla. La cosa va
igualada, al cincuenta por ciento, aunque empiezan a despuntar quienes esconden
la cabeza bajo el subsuelo, al modo avestruz.
El padre prior del Monasterio lo sabe bien. Ha escuchado cómo
las bestias arrasaron con aquello que "fue", y entiende que, esto que hoy "es"...
el Monasterio Nuevo, desparasitado de las tumbas, la honorabilidad, la
Historia... no es más que un obsequio prestado por quienes manejan las reglas
del juego. Concesiones de cara a la galería. Un premio por los servicios
prestados, y el silencio cómplice de la jauría catalana con alzacuellos. De no
respetar el triunfo de la voluntad de los nuevos Reyes, volverán las hordas
victoriosas, al paso alegre del Ideal... y todo volverá a arder... monjes y
pater familia, inclusive.
La Decadencia todo lo embarga. La Iglesia, con la catalana
al frente, no es excepción. Lejos han quedado los años del servicio humanista.
Lejos, los mártires. Olvidada la Historia de los antepasados y el linaje común.
Suerte tendrá Jesucristo si se descubre su ADN catalán. En caso contrario, le
espera un nuevo calvario. Sólo persiste el viejo "ora et labora"...
aunque los Dioses hoy son distintos, y el trabajo tiene cierto hedor a
esclavitud servicial al Amo terrenal.
Quien quiera valentía para toda la eternidad, que siga su búsqueda.
El cementerio del Monasterio de Poblet ya está copado de valientes.
4 comentarios:
Excelente, plas,plas, plas. Muy bueno, amigo Herep.
Ese prior al igual que otros sotanados vendidos en otras partes )por ejemplo en Aranzazu de Guipúzcoa) es un caho cabrón con pintas porque cree que hoy aún se puede seguir cambiando de bando según quién mande, y eso ya no se puede admitir. Ahí se va a quedar algunos años creyendo que disfruta de las alabanzas de los catalanes pero siendo y viendósele unicamente como un sicario de poderes muy temporales.
Los curitas pogres siempre han dado la nota.Un ejemplo el Abad de Monserrat.Aurelio Escarre.Tampoco los curitas de Las Vascongada,se quedan atras.Para mi son y seran cuervos consotanas,un saludo,
Este prior, Íñigo, está hoy con la mosca detrás de la oreja. La incontinencia verbal de parte del clero catalán le ha puesta la soga al cuello, y ya hay quien habla de una futura sustitución dentro de la cúpula, lo que acarreará el olvido del inefable Sistach.
No veo el momento de darle la patada.
Un saludo. Buen domingo.
Cuervos muy negros, Agustín, para los que el reino de los cielos es muy tangible. En cierto modo, haciendo de mamporreros del nacionalismo, ya viven en un somero Edén sobre la tierra.
No les falta de nada.
Sólo feligreses, pero eso no les importa en demasía.
Un saludo, neozelandés.
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