Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

21 ene 2014

Sesión golfa (XIX)


TÍTULO ORIGINAL. Gravity
AÑO. 2014
DURACIÓN. Indeterminada
PAÍS. Chirigota Española, s.l.
DIRECTOR. Herep
GUIÓN. El Ejército de los 12 Monos
MÚSICA. Hans Zimmer
REPARTO. Matt Kowalski (Mariano Rajoy)
PRODUCTORA. Mamandurrias Star System, c.b.
GÉNERO. Ciencia-Ficción
SINOPSIS. Una vez más, nos encontramos ante otra opera prima del "enfant terrible" del panorama cinematográfico español, siempre cerrado para todo aquel que no defeque historias acontecidas durante la Guerra Civil, la dictadura del Caudillo o la milonga del "otro Mundo es Posible", también conocida como "la Ex-paña de las tres (o cuatro) Culturas"... así, con dos cojones. Pero el director, apestado de la alfombra roja de la SGAE, vuelve a sorprendernos, esta vez, con un film futurista, o no, en el que las palabras brillan por su ausencia, destacando los silencios, la calma total del espacio exterior y, en gran medida, la música sinfónica de uno de los más grandes compositores de estos últimos tiempos.

La historia nos sitúa en el espacio, orbitando y orbitando alrededor de este globo azul que solemos llamar Tierra, o Planeta Azul o, como es propio dentro del género marciano, "mi caaasa". Allí... o aquí, entre la bancada del público, pues así de absorbente es la película gracias al uso del plano geométrico y el gran angular réflex, efectos que acaban por sumergir al espectador en la profundidad del océano de tranquilidad que es el espacio... el transbordador espacial Explorer acaba de acoplarse a la Estación Espacial Plurinacional Española (ISPE), cargando, en sus bodegas, con el Dr. Matt Kowalski, primerizo en esto del giro gravitatorio, aunque cuente con más de cien simulacros de lanzamiento sobre la chepa.

Él... y sólo él... entre el elenco de astronautas lunáticos de la patria, ha sido el elegido para solventar varios errores básicos en la computadora central de la ISPE. Más de diez millones de votos así lo avalan, resultado de una elección a cara de perro en la que los candidatos, de todo pelaje y color, han deleitado a la parroquia con toda clase de mieles y demás jugos corporales aromáticos.

El "puedo prometer y prometo" de los políticos, señores, también se da entre los astronautas del Programa Espacio-Temporal Español, como bien se descubre en el metraje de la cinta.

Matt Kowalski, una vez asentado en el módulo principal de la ISPE, donde permanece totalmente solo, sin compañía de ningún tipo... animal, vegetal, espiritual... empieza, ya desde el primer suspiro, a sentirse presa de una profunda angustia... un desasosiego atroz, furibundo, mezclado con cierta sensación de ahogo y pesadez gástrica... como si el detrito de la palabra dada se hubiese enquistado al final del intestino grueso, tocando al colon, en forma de balón estratosférico debido a la ausencia de gravedad.

Pronto, sucumbiendo ante tal presión estelar, desatiende las labores básicas que acarrea la vida en el espacio exterior. No come, no duerme, destierra la colección de pastillas azules, rojas y amarillas... pastilla cargadas de proteínas para la neurosis, pastilla para el reumatismo, pastilla para los gases... entregándose a la desidia y la apatía. De nada sirven los constantes toques de atención que, abajo en la base principal del control terrestre de Cabo Génova, le envían por radiofrecuencia un ejército de técnicos, asesores, entrenadores personales, periodistas y aficionados al ciclismo que, previendo todo tipo de posibilidades, fueron escogidos a dedo entre los poseedores del carnet de socio de la Asociación de Amigos Lunáticos.

La ISPE gira y gira, a su bola, suspendida sobre la estratosfera... y gira Matt Kowalski, mudo para el Control de Tierra... muerto para los millones que, rezando más allá del azul del Cielo, esperan la solución de los problemas de la ISPE antes de que esta, desvencijada, acabe cayéndoles sobre sus tristes cabezas.

Giran y giran las pérdidas de presión por culpa de las fugas tóxicas en los cuatro costados de la Patria; giran y giran los fusibles churrascados por culpa de la sobretensión corrupta que azota tamaña lata de hojalata; giran y giran la pérdida de valores en cabina, la sumisión a la materia oscura del terrorismo alienígena, la descomposición de la capacidad de juicio objetivo y justo... gira y gira la basura estelar, anclada al proyecto y sueño de España...

... y los espectadores, mareados ante tanto giro, atienden, llegado el clímax de la cinta, a lo que parece ser el despertar del Coma-Andante Matt Kowalsky que, en un ataque de lucidez parejo a ese que sufre la vela justo antes de apagarse, da muestras de haber superado el mal de altura que le atenaza. En acto sufrido, atrofiadas sus articulaciones y la masa encefálica toda, consigue calzarse el traje espacial, blando impoluto, en lo que parece una vuelta al trabajo... a sus obligaciones como pionero en la exploración espacial nacional...

... pero no, espectadores. Nada de eso sucederá, pues Matt Kowalsky... nuestro Matt Kowalsky... abducido por unos rayos gamma del hiperespacio que incluso le hacen preguntarse si "afuera está lloviendo", decide reducir la caminata espacial a un mero paseo, ansioso como está por fumarse un puro tras tanta "mamandurria" de luces, pitidos, decisiones, riesgos, responsabilidades y demás cosas terrestres.

Y el paseo, para satisfacción del espectador, algo airado ante tamaño astronauta pelele, se convertirá en eterno paseo... interminable... ya que Matt Kowalsky, presa del delirio de la relatividad gravitacional, se acabará desanclando de la ISPE del mismo modo que un politoxicómano se desengancha de la metadona... henchido de esa droga dura que es la irresponsabilidad, la nada, la ausencia de tamaña... y horrorosa... gravedad terrestre.
 

2 comentarios:

Unknown dijo...

Que mareooo... Al final siempre nos quedará la duda de si seguirá girando y girando para llegar a un punto concreto o volveremos al punto de inicio. Curioso.

Un saludazo.

Herep dijo...

Siempre se vuelve al punto de inicio, CS. La mayoría de las veces, a rastras, eso sí.

Un abrazo, campeón.