Es costumbre, por estas fechas, reencontrarse con la
familia o con los viejos amigos que, en busca de esa luna, se marcharon un día del
pueblo. Con tantos y tantos... incluso con los que se fueron navegando las
aguas del largo viaje, se reencuentran los vivos durante estos días, pues están
más presentes que nunca esos dorados recuerdos en los que paraban minutos y los segundos, felices...
La risa, la nostalgia, las ilusiones... el abrazo y el
cariño que acompañan la estación de parada, inicio de un nuevo año y final de
otro que siempre pudo ser mejor, o peor. Alrededor de la mesa, sentados en el
sofá nuevo, discutiendo el mensaje de un Rey que nunca fue, criticando la
desvergüenza de la niña, el descaro de la carnicera, el coche de ese poeta que
ayer, socarronamente, se reía del desfalco a Hacienda... Todo eso pasará estos
días, al son de los villancicos o las canciones de moda de la semana.
Los habrá que, en silencio y meditación, entenderán qué
significan estas jornadas, y su trasfondo.
Se explicarán confidencias... se representarán los mismos
actos familiares... se narrarán historias...
... yo, humildemente, os narraré una.
Una que empieza hace tres años... tres... nada... ni una
millonésima parte de suspiro divino... cuando, aquí sentado, empezaba la
transmisión clandestina de El Ejército de los 12 Monos.
Pestañeas... vuelves a pestañear... y han pasado tres años.
Armados con una computadora y cientos de dudas, unos pocos
se lanzaron, de castrense barrigazo, sobre el lodo de la acción. Eran jóvenes
cuyo mundo ideal hacía demasiado tiempo que vagaba por las oscuridades del
castillo medieval de la memoria, convertido en fantasma tras criminal asesinato.
Bruto se cargó al César... y la Realidad ahogo, entre lágrimas desconsoladas,
el romántico que fue.
Aquello se marchó y no volverá jamás.
Cuando tomas la pastilla, es para siempre.
Tras años de preguntas, búsquedas y contradicciones, la teoría
dejó lugar a la práctica. Infiltraciones, disfraces, tecnología de andar por
casa, agujeros en los periódicos a la altura de los ojos... Todo fue poco para
averiguar esa información que, a lo largo de medio millar de informes, los
Monos fueron proporcionando a las gentes que, en su apresurado viaje, pararon
un instante a echarle el ojo al panel de anuncios.
Porque así se dejaban ver, los Monos de ese ejército: en
paneles erigidos en plazas mayores, en el corcho de la biblioteca pública... en
el océano digital que todo lo mece y todo lo alimenta... Nada de revistas
caras, nada de contratos y spam publicitario, nada de nada de firmas, derechos
de autor y parásitos varios. Sólo algún bocadillo perdido de algún desganado
infante rebelde y alguna cerveza pagada por alguna antigua deuda.
Y café.
La gente se preguntaba qué buscaba, cuál era el objetivo de
aquella mística milicia, dónde actuaría, y cómo. Muchos, la verdad. Sé que, durante algún
tiempo, se organizaron encuestas y las casas de apuestas de la City bullían,
entre gritos y ataques epilépticos...
... pero jamás se resolvió aquel misterio.
Rumores, cuchicheos, murmullos típicos de las madrugadas
beodas de las tabernas de los barrios marineros de antaño. Desbarajustes, en su
mayoría. Algunos aseveraban que pretendían derrocar a los "rojos",
otros, en cambio, que se la tenía jurada a los "azules, por traidores",
a los "nacionalistas", a los "corruptos", al "Estado,
así, con mayúsculas", o "al Hombre, en general, por lobo... por hipócrita...
por miserable pulga en la inmensidad de la banalidad más absoluta"... a
"los falsos profetas", a "las profecías tergiversadas"... "a...",
"a..."...
De lo que nadie dudó jamás era que, con 12
Monos, poca cosa se podría hacer. Enfrente estaba la Bestia apocalíptica,
señores. Aunque esto sea una historia, y yo os la narre, podéis estar bien seguros
de que la Bestia existe...
... si lo dudáis, sabed que ya habéis perdido...
... y sus súbditos son muchos, y están bien colocados, y son
todopoderosos. Infinitamente más que aquellos primates metidos a soldados. De
ahí que al poco, en la pizarra de la administración de loterías, se pagara más
por el "cuándo": ¿cuándo acabarán de sembrar la rúe con sus octavillas
surrealistas? ¿Cuándo se rendirán, sabedores de la futilidad de sus actos? ¿Cuándo, ahora en serio, se dará cuenta que nadie se toma en
serio la palabra de un Mono?
Al poco, signo inequívoco de la banalidad de los
tiempos, la duda dejó de tener importancia. La filosofía moderna post Muro de
Berlín tiene estas cosas. Un día te rasgas las vestiduras por el chalet en
Marbella, y otro por el adosado en Torremolinos. Empezó un nuevo reality, y El
Ejército de los 12 Monos dejó de estar en boca de todos.
Psss... pero yo se cómo siguió aquello, sí. Veréis: aquel bofetón de antaño... sí, si, ese que le propinó la
Realidad, quitadora de tonterías utópicas... causó más heridas de las anotadas
durante la primera inspección ocular. Resultó perforado el casco, abriéndose
multitud de vías de agua que acabaron, en tiempo récord, enviando el buque al
fondo.
La Esperanza quedó dañada.
El Mundo, condenado.
La Salvación, reducida a 12... sólo 12, nada más... 12
Monos.
Y cuando uno tiene esas perspectivas, perdónenme, poco
desilusión puede albergarse. Si uno no tiene monedas, preocuparse por los cacos
es una pérdida de tiempo. Si El Ejército de los 12 Monos hubiese querido salvar
aquel Mundo Raro, tras estos tres años de descalabro en todos los ámbitos...
tangibles e intangibles... derrota incontestable... hoy sería el hazmerreír del barrio en el que se
asienta el Cuartel General...
... pero no, no era aquella su tarea. ¿Salvación? Sí... pero
de lo importante. Eso que da fuerzas por la mañana, al despuntar el Sol, allá
en el horizonte de la amada tierra. Aquello que da fuerza al brazo. Esta idea
que nos ha traído hasta aquí, Dios mediante. La creencia de un nuevo amanecer,
una vez pasada la tormenta, que bien puede ser huracán. Una retirada de las
aguas que deje paso a un proyecto verde, de nuevo, y que amanezca con el dulce
olor de la victoria esforzada.... libre... ganada a pulso.
Quizá no lo vean mis ojos,
pero somos 12... y eso ya es otro cantar.
---
Aprovecho para saludaros a todos. Los que están, los que
no... El año pasado montamos una barbacoa, pero este... bueno... ¿que llueve no
es excusa, verdad? Aprovecharía para desearos unas Felices Fiestas, pero no lo
haré. Todavía quedan unos días, y antes está el sorteo de la lotería...
lagarto, lagarto, lagarto...
... así que ya os las desearé en unos días.
Siguiendo el tema de la entrada... escribo, pienso, me
equivoco... porque eso... lo importante... lo merece.
4 comentarios:
¡Y Un Cuerno Hermano HEREP!¡"FUÍSTEIS" 12, Hasta Que SE Os "UNIÓ" Un CAMARADA CORRESPONSAL Y"FRANCOTIRADOR SELECTO"De Las TIERRAS MURCIANAS!
¡El Menda LERENDA!¡A Ver Si Un Día Nos JUNTAMOS ALREDEDOR DE UNA MESA CUARTELERA, Con Un Buen CENICERO, Unas Cuantas BOTELLAS DE MEJUNJES ETÍLICOS DE CALIDAD Y Unas Buenas "ARMAS DE DESTRUCCIÓN MASIVA" De OCASIÓN Y EMPEZAMOS A PLANEAR BROMAS ENJUNDIOSAS.
¡QUE HASTA EL FÍN NADIE ES DICHOSO, GENIO!
Un Abrazo. Un Brindis PRE-NAVIDEÑO
Y
¡¡RIAU RIAU!!
FELIZ NAVIDAD, Don Herep.
Huyyy, Old... ya le contaba dentro de los 12!! Sin usted la mesa me queda coja!!
Apuntado queda lo de la reunión cuartelera, Old. Hay varias ideas por ahí que, puestas en práctica, bien podrían acarrear que Don Mariano y sus enanitos tengan que poner pies en polvorosa.
Un abrazo y otro brindis pre-navideño para vos!!
¡Riau!¡Riau!
Feliz Navidad, Maribeluca.
... y próspero 2014!!
Publicar un comentario