Chechu es un tipo enrollado. Todas las noches lo verás en el
BeachClub, apoyado en la barra bebiendo un mojito de lima, con su camisa
perfectamente planchada, sus pantalones chinos, esa media sonrisa tan
cautivadora y su barba de tres días. Revoloteando a su vera, alguna rubia de
metro ochenta, largas piernas, larga cabellera, dedos largos...
Es un figura, el Chechu. Quienes le conocen, lo saben.
Quienes no, también. De eso ya se encarga él, experto en edición fotográfica en
las redes sociales. Su perfil es un book infinito donde encontrarás a Chechu en
la playa, a Chechu en la proa del barco de su abuelo, a Chechu en el reservado
de Pacha Ibiza... y, por supuesto, a Chechu posando ante el espejo de su
habitación, sin camiseta, presentando en sociedad a sus abdominales perfectas...
Bip-bip... bip-bip...
Gloria, la delegada de 3º de Historia en la Ramón Llull,
mola. No pasa del metro sesenta, sus ojos son marrones y el pelo, "castaño
españa"... más típico que el jamón serrano en el aperitivo... pero
mola. Tiene esa simpatía peculiar que intenta definir el ese refrán... sí, sí...
"la suerte de la fea, la guapa la desea"... pero Gloria no es
fea, ¡qué va! Es... interesante... y muy simpática. Te ve, te saluda, te
pregunta por la familia. En clase siempre está organizando quedadas, cenas,
fiestas... Siempre con una sonrisa en los labios, siempre con esa mirada marrón
de candidez... siempre con su smartphone en la mano... siempre
wasapeando a diestro y siniestro... como una autómata, yonqui de la comunicación
personal a distancia... con su listín telefónico en la palma de la mano...
Bip-bip...
bip-bip...
Manuel, el mecánico del pueblo, emigrado de un valle perdido
de la Sierra de Cazorla cuando apenas tenía cinco años, es rabiosamente reacio a "esas maquinitas raras", como él las llama. No
sabiendo contar más que utilizando los dedos, cualquier cosa que implique leer
o escribir le viene grande, al pobre. No tuvo tiempo de pisar la escuela y
ahora, ya mayor, el desconocimiento mutó en desconfianza. Las cuentas del
taller se hacen por el sistema antiguo... "de la vieja", que
dicen muchos... y un cambio de ruedas equivale a mil duros; una pre-ITV cien
"leuros" y cambiar la batería tiene coste cero... unas cañas en
el bar el sábado al mediodía, y poco más.
Lo suyo es el teléfono. Ese aparato hoy casi olvidado que,
mediante un cable prehistórico, permanece anclado a la pared del taller,
cubierto de grasa y mugre.
Bip-bip... bip-bip...
Diana llegó a Vinaroz hará seis o siete años. Dejó atrás su Rumanía
natal para perfeccionar su español y, por qué no decirlo, buscar un trabajo
digno... cualquiera... bien escaso allí, en su aldea de Tulcea. Armada con la
fuerza de su voluntad y una coraza de piel curtida remendada por una infancia
dura, llegó aquella fría mañana de Febrero al andén de la estación.
Extremadamente delgada, de un rubio que cegaba a la vista y con unos ojos
grises de hielo, su rostro pronto invadió las mesas de los departamentos de
recursos humanos de las empresas de la zona. Un río de currículum tuvo la
culpa. Analógicos en papel blanco y virtuales en páginas especializadas.
Por doquier su rostro, su experiencia, sus conocimientos
adquiridos.
Hoy, pasado el tiempo, su imagen sigue pululando, invisible,
por el aire, aunque se la conoce más como Dana, Vagina de Hielo, famosa en los
clubs de alterne de todo el litoral mediterráneo y las páginas web para mayores de 18 años.
Bip-bip... bip-bip...
Samuel ya no ve. Las cataratas le han corroído los ojos como
un ácido y, sólo, combate el paso del tiempo sentado en un sillón, escuchando
la radio. Fiel al dial, la voz de su amante de antiguo le tranquiliza, le da
sosiego, le hace olvidar la pérdida de su esposa, de sus hijos, de su fuerza...
su ánimo... su ilusión toda... Antes leía y, a pesar del impedimento ocasionado
por sus piernas atrofiadas, se soñaba viajando hacia esos parajes que dibujaban
las letras. No había mar que no hubiese buceado y, siete u ocho veces, se había
gastado su mísera fortuna en Las Vegas, dándole a la ruleta embriagado por la
anarquía rebelde del que patea el vil metal.
¡Qué tiempos, Samuel!
La diversión, pero, quedó atrás... cegada... y ahora,
mientras el hermano bastardo que vive tras las ondas se despide hasta el día
siguiente, una llave se introduce en el cerrojo de su puerta, silente. Samuel,
ya estamos aquí, y dos tipejos vestidos de blanco y con pinta de tener
prisa, aparecen en el salón con un par de maletines de los que sacan varios tubos,
una jeringuilla y gasas.
Dos veces por semana, los de Servicios Sociales, aparecen
para meterle un chute de algo y darle un par de palmadas en la espalda, para
ver si todavía respira.
Dos veces por semana, los de Servicios Sociales, ven cómo
salta el chivato en el mega-ordenador, donde los datos de Samuel... dirección,
grupo sanguíneo, enfermedades, hacienda, talla de calzoncillos, bonos en Bolsa
y demás intimidades... están guardados a buen recaudo, bajo las siete llaves de
ese guardián del Infierno que todo lo sabe, todo lo ve y todo lo cata.
Bip-bip... bip-bip...
Y luego, cuando te sientas ante el TV para reposar las
posaderas tras un largo día de desilusiones, estafas, engaños y tomaduras de
pelo, escuchas la noticia de que los Gobiernos todos del Mundo Mundial todo, se
están echando las manos a la cabeza porque los USA del Mesías Negro... cada día
menos, eso sí... tiene no se cuántos Servicios de Inteligencia que se meten en
todos los sitios habidos y por haber sin pedir permiso a nadie.
Ves a Ángela, a Putin, a los chinos mega-demócratas ellos, a
la Presidenta de Brasil, a Los Panchos de la Hispanoamérica bolivariana, al
facineroso de Hollande, a los moros de la morería... al impresentable de
Margallo, hablando sin que se le entienda ni jota de pensamiento crítico-intelectual...
y te dices, ¿qué coño he hecho yo para merecer esto? ¿Por qué no pondrán "Sin
perdón", de Clint, y se dejarán de idioteces y demás teatro? ¿Espiar? ¿Que nos espían? Pero, por favor... ¡como si nos
viniera de nuevo! ¿Para qué tanta tecnología, entonces? ¿Para qué iban los militares a inventar Internet? ¿Para qué disimular el nacimiento del Gran Hermano con aplicaciones tan chachipiruli Juan Pelotilla? Las criticas, las llamadas a consulta de los embajadores,
las reuniones para firmar manifiestos conjuntos... las listas de agravios...
Nada. Olvidaos. Aquí, las únicas listas que existen, son las
"listas negras" que todos los Gobiernos tienen en el primer
cajón del despacho oval. Listas en las que están todos, toditos, todos: Chechu
con sus abdominales, Gloria y los cinco volúmenes enciclopédicos que, día tras
día, teclea en su teléfono con conexión 24h. non stop... Manuel, hablando
por el fijo marca Paleolítico... Diana y sus fotos provocativas en las que
disimula los moratones como la más elitista de las Mata Hari's... o Samuel, el
viejo Samuel, virgen en todo lo que sea tecnología pero que, un día, engañado
por la ceguera, firmó un papelajo con membrete de la Administración de turno.
Ángela, el septeto de Los Panchos, el impresentable de
Margallo... Snowden, WikiLeaks... Putin... todos saben cómo calzas y hacia qué
lado cargas tu arma, Mono.
Echarse las manos a la cabeza jamás fue tan ingenuo y falso como
en esta ocasión.
Ni cuando te dejabas los Donuts.
2 comentarios:
Hipocresía de salón , todos espían a todos y es natural...lo que pasa es que Obama dijo muchas tonterías en la oposición y es divertido que le estallen en la cara, y además han de guardarse las formas y ciertos límites entre amigos.
Lo que también es de traca es que la gente tenga por héroes a traidores o imbéciles que revelan secretos de su país y les dejan con el culo más expuesto, pero en fin, nada nuevo.
Cuando uno ve los toros desde la barra, es fácil caer en la demagogia barata. Luego, al tocar poder, las circunstancias son otras y los matices se tornan excusas.
En cuanto a los "buenos samaritanos" que destapan las vergüenzas de sus países... bufff... es para darles de comer aparte.
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