Voy tarde, lo sé. Han pasado un par de días, un porrón de
minutos, sacos de segundos...
... incluso ha llovido...
... pero quería dar un poco de tiempo al Servicio de
Inteligencia de El Ejército de los 12 Monos, aguardar pacientemente por
si salía a la luz alguna información exclusiva, aparecía una nueva garganta
profunda, se desvelaba la existencia de actas secretas... algo... cualquier
cosa que pudiera templar nuestros ánimos, calmar las aguas, entender qué pasa,
por qué sucede... qué coño he hecho para merecerme esto...
Pero no. Nada. Silencio. Agua que cae fría... helada, como la
de la famosa jarra.
Han derogado la Doctrina Parot y sigo perdido, contemplando
el esperpento, hipnotizado por el tintineo que cantan las gotas contra el
cristal del ventanal de la urna hermética en la que vivo, alejado del virus
mundano que campa a sus anchas por las calles de este país que antaño era
conocido como España.
Sigo sin entender...
... o lo entiendo demasiado bien.
Así, a grandes rasgos... como el pintor abstracto ante el
lienzo en blanco... dando brochazos sueltos, voy a explicar que me transmite
esta melodía acuosa... dejando divagar mi mollera, nublándoseme la razón en
medio de la ensoñación y la ira.
Existía un Reino llamado España, joven, ilusionado,
entregado, que iniciaba un nuevo camino después de haber dejado atrás una
Guerra Civil. Lo capitaneaba un General, de apellido Franco, con mano dura,
pero justa; autoritaria, pero no totalitaria, donde el ciudadano vivía sin
mayores complicaciones y las familias y negocios iban escalando peldaño a pesar
del rencor con el que les miraba desde el resto de Europa... perdón, desde el
resto de "Uropa", ese ente corrompido y corrosivo, repleto de
ratas burocráticas, en el que se había sembrado, y crecía rápidamente, el cardo
del Estado Supranacional, usurpador de soberanías, Historia y tradiciones
milenarias de las diversas naciones europeas, por medio de una serie de pactos
y ayudas económicas acaecidas tras la II Guerra Mundial, de la que el General
Franco salvó a España, amén de mantener cierta independencia ya que él,
nosotros, no le debíamos ningún favor a las potencias vencedoras, aka aliados.
Los españoles fueron prosperando, reduciéndose los márgenes
estructurales con el resto de los países de Europa, hasta que... ley de vida...
el General se puso enfermo. Su segundo de abordo, Almirante Carrero Blanco,
estaba designado para sucederle pero, una mañana, voló. Una bomba hizo que su
coche saltara cien metros o más, atribuyéndose la acción a la ETA, un grupo
independentista vasco que, bomba a bomba, pretendía alcanzar desde hacía varios
años atrás, su objetivo: la Nación Vasca, con Navarra y un pedazo de Francia
inclusive, donde eran tratados como "colegas antifascistas",
con entrevistas en horario de máxima audiencia, palacetes para las reuniones clandestinas
y pases gratuitos al Louvre parisino.
Las malas lenguas dicen que los USA, relegados a un segundo
plano por el General Franco, participaron logísticamente en el atentado para
finiquitar el continuismo del Régimen y "democratizar" el país,
que para eso, en esta materia, los yanquis son expertos.
Con un trancazo de aúpa, al General Franco no le quedó más
alternativa que dejar las riendas del país al otro... a Don Juan Carlos de Borbón...
príncipe que fue Rey. Habiendo jurado los principios del Movimiento, la cosa no
podía torcerse demasiado, ¿no? pensaría el General en su lecho de muerte...
pero no había expirado el General que ya estaba el "primo hermano"
del tataranieto de Fernando VII, el Felón I, expropiando el Sahara en la
famosa Marcha Verde.
¿Hizo algo, el Rey? Psssss... silencio... callad. Oíd cómo
llueve... y quietos, no vaya a enfadarse el hermano mayor norteamericano ahora
que somos aliados preferentes, con bases y OTAN, de entrada, no... o sí... o
pasapalabra.
Status Quo. Status Quo.
El Borbón, campechano él y acostumbrado a la buena vida
ajena a toda preocupación o decisión trascendental, bien muerto el General,
agarró los principios del Movimiento y se los pasó por el forro de los cojones,
corona inclusive, donde aún siguen. Se reunió con los diputados de Cortes
Franquistas, bailaron el cha-cha-chá e iniciaron el proceso conocido como
Transición, que debía traer la Democracia a España.
"Democratizar"... ¿Os suena?
Dicho y hecho. En menos que canta un gallo se legalizaron
todos los partidos políticos que tras la Guerra Civil habían sido proscritos
por incitadores, y causantes, de los tres años de Cruzada, componiéndose
canciones para el recuerdo, como el "Libertad, libertad, sin ira,
libertad"... como si la libertad la hubiesen inventado ellos,
cantantes de poca monta. Comunistas, anarquistas, nacionalistas, separatistas,
socialistas marxistas... todos fueron recibidos con los brazos abiertos, previa
escenificación teatral, pues antes debieron renegar de varios puntos programáticos...
famosa rotura de carnes del PCE o aceptación de la enseña nacional... que el
tiempo ha demostrado más falsa que Judas Iscariote.
En otro abrir y cerrar de ojos, los que hasta hacía poco habían
prosperado a las faldas del General, se convirtieron en los máximos luchadores
contra el Régimen, regalando al ciudadano una nueva Constitución, abierta,
progresista, futurista y social.
Sobretodo social.
Sucialismo, y/o Muerte.
De camisa nueva, los parlamentarios de antaño, pasaron a
chaqueta vieja. Los mismos perros... ratas muchos de ellos... pero con distinto
collar.
Después de una guerra perdida, una oportunidad
desperdiciada, un sueño roto... la utopía estaba ahí de nuevo, al alcance de la
mano. La ruptura de España, de su significación histórica y espiritual... cuna
de Europa, martillo de herejes, espada de Trento... ¡Qué perita en dulce para
la sempiterna masonería, Monos, tan arraigada ella en los Gomierdos españoles
desde tiempos contemporáneos! ¡Qué golosina para los miserables del "Otro
Mundo es Posible"... o N.O.M!
Pero... mmm... se necesita algo, una bisagra, un torpedo que
rompa la tranquilidad de la superficie marina... ¿Qué podría ser? Veamos...
¡Hombre, pero si tenemos a la ETA!... y así, de esta guisa, la ETA que había
estado luchando contra el Franquismo amparada por la vecina Francia y las demás
potencias aliadas, pasó a ser el ente que, bombazo va, bombazo viene, iba a
marcar la política española hasta llegar al objetivo final, yendo y viniendo
desde sus paraísos "uropeos" donde, por lo visto, no habían
asimilado que la "dictablanda" había acabado, y la "democracia",
empezado.
¡Oh, cómo nos quieren los joputas "uropeos"!
¡Oh!
Llegada la democracia, la ETA inauguró los "años de
plomo", con asesinatos diarios y entierros celebrados a regañadientes
en el corral de la iglesia por curas afines al tiro en la nuca. Militares,
Guardia Civil, policías, jueces, políticos, periodistas, civiles...niños...
gente que compraba... gente que pasaba... gente que dormía en un aeropuerto...
Casi 1.000 muertos en cinco décadas.
¡Cinco décadas! ¿Conocéis país serio que aguante la lacra
terrorista durante cinco décadas? No, ¿verdad? Pues tirad del hilo, tirad. Veréis
quién recogía las nueces.
Estatutos de autonomía, descentralización, estatificación de
la sociedad, inculcación del principio de seguridad antes que el de la libertad,
dependencia, neolengua, bazofia educativa, aniquilación del estamento militar,
orgullo y honra de España... desnaturalización de la vida pública...
radicalización progresista post-Muro de Berlín... racismo cultural y sanguíneo...
Pero un día llegó un personaje con el que nadie contaba...
un héroe de cuento... que se plantó un poquito, no mucho, y les puso las cosas
difíciles a los enemigos de España. Aprobando leyes y primando la acción policial,
acorraló a la puta banda de mafiosos y a sus aliados políticos de todos los
colores. Henchido de satisfacción, se atrevió a copar los primeros puestos del
panorama mundial, posando los pies sobre despachos ovales... y exacerbando los ánimos
de aquellos hijos de Satán que, desde la sombra, llevan tanto tiempo moviendo
hilos y comprando voluntades.
Otro bombazo acabó con el sueño.
Otros bombazos mataron a 192 personas un 11 de Marzo de
2004.
¿Quién fue? Nadie sabe. ¿Quién no fue? Los que fueron
sentenciados no, seguro. Más bien todo lo contrario, aquellos no eran más que
pobres diablos que se ganaban la vida postureando hachís por cuatro perras mal
contadas.
De lo que sí estoy convencido es que la ETA lo sabía. Como
sucediera antaño, con el vuelo del Almirante, el gallo del corral no puede ser
obviado ante un trabajo que se inmiscuye en su campo profesional. Participara o
no, estaba al tanto. Semanas antes había sido detectada y detenida una
furgoneta-bomba con matrícula etarra rumbo a una de las estaciones de tren que
fueron atacadas aquel 11-M.
Nosotros, Monos, no creemos en las casualidades, sino en las
causalidades.
El bombazo, amén de matar a 192 españoles y herir a varios
miles de compatriotas, tuvo otro efecto secundario menos estudiado y
publicitado: el acobardamiento... la derrota... el asco absoluto... el por qué
de todo... la vergüenza que corroe las entrañas y por la que nos arrancaríamos
la piel a tiras... y es que el pueblo español, el ciudadano español, se cagó de
miedo, arrodillándose ante el terror... ante el terrorismo... ante el crimen.
El Presidente del Gobierno que resultó victorioso de aquel
bombazo electoral, socialista-progresista-traidor-utopista-funambulista todo él,
desanduvo todo el camino andado por el aprendiz de héroe anterior,
re-escribiendo la Historia como un Gran Hermano cualquiera, disfrazando a las víctimas
de verdugos y a los verdugos de víctimas... y la ETA, esa banda criminal, pasó
a estar formada por "hombres de Paz" cuya presencia dignificaría
el Congreso "democrático" del Reino de España. A diferencia de
los miembros de la bancada de enfrente, fascistas fascinerosos, con los
cachorros etarras bien podía uno irse a tomar un café tras comer cochinillo al
horno o reunirse en Perpiñán como hiciera Carod-Rovira... secesionista catalán...
para consensuar los varios puntos de acción conjunta.
Siguiendo la "hoja de ruta" marcada por
quienes quieren la destrucción de España, se entablaron negociaciones, se
firmaron compromisos, se redactaron actas que todo el mundo se empeña en no
creer... se soltaron terroristas, se conmutaron penas, se regalaron títulos
universitarios a los asesinos, se pagaron viajes a los familiares, se crearon
asociaciones benéficas que buscarán casa y curro a las ratas...
... y se les sirvió la victoria en bandeja de plata.
Hace unos días llegó Mariano Rajoy Brey, el Iluminado,
a la Moncloa. Como buen ejemplo de la derechona-centrista de mierda, le ha
faltado tiempo para plegarse a las directrices de la ETA y los demás miserables
que le bailan el agua a los gudaris antifascistas.
El Tribunal de Estrasburgo de los Derechos Humanos,
compuesto por tipos que fueron paridos en Naciones alejadas varios años luz del
problema español, dictaminaron a favor de la propuesta del representante de
nuestro Gobierno de parásitos chupópteros, López Guerra, puesto ahí por ZP, el Felón
II... y mantenido por Rajoy, el Iluminado... por la que se pedía
la abolición de la Doctrina Parot.
Culparlos a ellos es la excusa del mal perdedor... y España
está repleta de malos perdedores. Fracasados que miramos para otro lado cuando
nos cruzamos con Bolinaga en la taberna, o con algún perro que ladra contra
nuestra Patria en la cola del supermercado... o bajamos la mirada ante el
menchevique Arturo, empeñado en desmembrar la Nación alentado por la desidia de
la otrora eléctrica Audiencia Nacional.
Hoy llueve sobre el Cuartel General. Son gotas saladas, las
que caen... pero no os podría asegurar si son de tristeza o de rabia. Rabia por
lo que se fue y costará tanto recuperar. Rabia por quienes son enemigos y hoy,
mientras llueve, ríen. Rabia por los que confiando en el Régimen que parió la
Transición, se han quedado con fotos en blanco y negro sobre el pecho, compuestos
y con los familiares criando malvas bajo tierra.
Rabia por el engañabobos de la Dignidad, la Memoria y la
Justicia.
Como diría uno de los nuestros, "quien quiera honra,
que la gane primero"... y quien quiera Justicia, que agarre una 9mm parabellum.
Ella nunca falla.
---
Los muertos y tullidos por España... ¡Presentes!
8 comentarios:
Así, tal cual lo cuentas, ha sucedido todo en menos de 40 años.
Asco de país con gentuza presidiaria gobernando y con gobernados miserables y cobardes.
Magnifica cronica
Realmente buena
La sensacion de asco putrefacto que queda tras su lectura da una idea de lo acertado que es tu escrito.
Lo malo es que el final se vislumbra con mas mierda aun que toda la historia de la "transicion y democracia juntas"
Saludos y un aplauso
http://lapoliticadegeppetto.blogspot.com.es/
EXcelente ComoTodo LO Que Escribes Querido HEREP-
Esperemos Que Un Día La RABIA SEA UN DILUVIO INCONTENIBLE Y ARRAMBLE CON TODA ESA GENTUZA ASESINA Y TRAIDORA Y CÓMPLICE...
¡MALDITOS TODOS Y QUE SE LOS LLEVE EL ASMODEO!
UN ABRAZO, GENIO.
¡GRACIAS POR INCLUIR EL LEMA DE MI PADRE Y MÍO, CAMARADA!
UN BRINDIS POR LA JUSTICIA VERDADERA Y TODA ESA GENTUZA FUERA!
Y
¡¡RIAU RIAU!!
Una vez mas me pregunto, de donde saca tanto ingenio para escribir,estos magnificos articulos.Me tienes que dar la formula Maestro,un abrazo,
Un país en plena decadencia, Javier. Pero este posicionamiento no saldrá gratis, tenlo por seguro.
Todos los que hoy se las dan de despistados, acabarán encontrándose el problema llamando a las puertas de sus casas.
Al tiempo.
De aquellos barros, Geppetto...
A los españolitos se les vendió la panacea de la democracia, desprestigiándose lo que se tenía por aquella época.
Ahora no tenemos ni lo despreciado, ni lo soñado, sino esto... mitad vergüenza, mitad asco... todo ruina y decadencia.
Un saludo.
Tendrá que ser un diluvio como no puede imaginarse la Biblia, Old. Así de enquistada está la podredumbre en toda nuestro arco político... y tanto o más en la sociedad nuestra, donde todos preferimos mirar para otro lado antes que encontrarnos, cara a cara, con el horror.
Pero en la vida nada sale gratis, amigo, y la cobardía, menos.
Ya nos encontraremos los frutos, ya.
Espero que llegado el momento, por lo menos tengamos bien cargadas las escopetas y bien decidido el ánimo.
Un saludo, un brindis por la Justicia Verdadera, y un fuerte ¡Riau!¡Riau!
Este, Agustín, lo saqué de las tripas, concretamente.
Un abrazo, neozelandés.
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