Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

18 ago 2013

No molestar

Estando de vacaciones, el café sabe mejor. Con más fuerza y amargor, los restos de los sueños se desvanecen del mismo modo que la niebla matinal. La mente se activa, el intestino se despereza, y la jornada empieza, expectante, ante lo que pueda acontecer hoy, día 3 de 15.

Tras cinco minutos, vuelve a aparecer por la cocina de la casa rural. Más ligero, ha aprovechado para lavarse la cara, comprobar cuánto territorio ha perdido en su ardua batalla contra la vejez... las trincheras siguen avanzando por su rostro, ahora aquí, ahora allí, bajo la boca, en el vértice de los ojos... Pudoroso, se ha puesto unos pantalones cortos, color mostaza de explorador africano, que tapen la desnudez con la que se entrega al dios del sueño.

En la cocina aguarda Viri.

Despeinada y entre algún que otro bostezo, la señora de la casa se mueve ágilmente entre las sartenes y los cazos que cuelgan de los estantes, con su vaporoso camisón de satén negro, regalo del último aniversario de nupcias. Sigue manteniendo la misma energía que antaño, en la facultad de Letras, cuando los dos se conocieron haciendo cola en la cafetería. Mejor, incluso. Como el viejo vino reposado en antiquísimas barricas de roble.

Le ve, le saluda, le da un beso en la mejilla. ¿Quieres huevos? ¿Panceta? ¿Bacón? Zumo de naranja sí, por descontado. Nadie en todo el mundo le conoce tan bien como ella. Bendita suerte la suya, se ha sorprendido pensando más de una y dos veces. Para la musa un cruasán y te verde, presa siempre de su interminable dieta naturista.

En la terraza de la cabaña perdida en el monte, un Sol que se levanta tras varios días de lluvia, empieza a acariciar las maderas y las negras tejas de pizarra. El mundo huele a humedad, a frescor y a verde hoja de pino silvestre. Fue una buena idea hacer caso al tesorero. Le recomendó este paraje apartado... desconectarás, verás... y se ha llevado una grata sorpresa, sí. Ahí no hay wifi, la cobertura del celular es escasa, el cartero va de un lugar a otro en bicicleta... Sólo un periódico, "el independiente de la mañana", le mantiene conectado con el mundo exterior.

La hojarasca impresa descansa sobre la mesa, abultada por los cientos de suplementos que pretenden hacer más digestivo el amargo trago informativo.

Mariano se sienta. A sus pies el litoral gallego, agreste, bello hasta hacer saltar las lágrimas, como dibujado por un hechicero maldito en su locura. Se ajusta las gafas de sol, mira sus hombros en busca de alguna espinilla rebelde, se resigna al comprender que esa época ya pasó, observa el horizonte en silencio...

Viri llega con la panceta, los huevos fritos y media docena de pimientos de Padrón. Le pregunta qué tiene pensado para esa mañana... ¿Paseos en bicicleta? ¿Unos kilómetros de marcha? ¿Misa, vermú y partida al dominó? No lo ha decidido aún. Pensó que... bueno... podrían ir al viejo molino de agua, a hacerse algunas fotos para el álbum familiar, ellos dos, como antaño... o bajar a la piscina del primo de su tía, a escasos diez minutos en moto. Cogerían la Vespa con sidecar del dueño de la casa, negra y vieja como ella sola, sin casco y bufanda al viento los dos, transitando las viejas vías entre aldeas, perfumándolo todo a su paso con esa mezcla de aceite y gasolina mal quemada de los carburadores del siglo pasado... su siglo...

Desdobla el periódico al tragar el último pimiento. Ha tenido suerte: ninguno picaba. Sus gafas de sol, graduadas, enfocan las negras letras.

Lee.

Pasa página.

Lee la página par.

Pasa.

Se fija en el gran anuncio de la página siguiente en el que se anuncian viajes baratos a Cancún, todos los gastos pagados, a bordo de lujosos trasatlánticos de quince pisos.

Lee.

Pasa página.

Mariano, infestado por la desidia, cierra "el independiente de la mañana". Siempre trae las mismas penas y miserias, el periódico. Pescadores en armas como en la antigüedad; acusaciones de corrupción, robos, saqueos varios; amenazas secesionistas de cuatro señoritos en sus cortijos regionales; un amigo del terrorismo dando el sermón en alguna fiesta patronal; un milagro de la medicina hecho carne en la figura de un ex-convicto; gente sin trabajo y sin expectativas de encontrar trabajo... desordenes públicos... vendedores ambulantes que atacan a las fuerzas del orden público... el chaval ese, Rafita creo que lo llaman, otra vez detenido... fraude, violación, desacato... 

El matrimonio es cosa dura, piensa mientras acuchilla la boca del habano. Fue ella, Viri, quien le pidió al dueño que trajera, todas las mañanas, el maldito periódico hasta la mesa, haciendo caso omiso de las palabras de Mariano. Pero la pobre no lo hace con mala intención... ni con intenciones secundarias, ¡qué va! Viri está haciéndose la colección que trae el "independiente". Se ha encaprichado de una olla a presión de tres velocidades y suelo antiadherente... y Dios le libre de contradecirla o estropearle la ilusión.

El segundo café de la mañana disipa las dudas. Sí, irán a darse un baño a la piscina, con la destartalada Vespa, protagonizando una aventura graciosa, juvenil, estival. Piscina, risas, unas tapas en la fonda y para casa... rapidito...


... que hoy juega Nadal.


2 comentarios:

Lin Fernández dijo...

Como se nota el paso cadencioso del verano,solo falta un pequeño detalle se olvida usted amigo mio del gazpacho,jejeje,un abrazo,

Herep dijo...

El gazpacho y el salmorejo, Agustín... y no me olvido, ¡qué va! El caso es que estoy tan saturado de tales caldos que los doy por sobreentendidos.

Un saludo, neozelandés.