Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

3 jun 2013

Morralla


 
El pasado sábado se celebró el Día de las Fuerzas Armadas del Reino de España… y, como viene siendo habitual desde unos años hacia acá con todo lo que se cuece en esta maltratada tierra, la escenificación resultó poco menos que descafeinada.
Sea lo que sea… un homenaje, una festividad patronal, un negocio que abre sus puertas… la más mínima empresa que se inicie… todo, todo, todo… viene ya tarado de fábrica. Con ese tufillo que huele a derrota, a desazón, desesperanza… fracaso…

Malos tiempos para la lírica, estos.

Nosotros, en El Ejército de los 12 Monos, también celebramos tan señalado día. Con mayor humildad, si cabe, pero algo hicimos. Más concretamente, una velada de puertas abiertas… otra más… en la que las virtudes y milagros de nuestro Cuartel General quedaron al alcance de todas las miradas. Bueno, rectifico: todas no. Previamente habían sido seleccionadas, las gentes, por nuestro antiquísimo Servicio de Inteligencia… pero estas, elegidas, no tuvieron restricción alguna. Todo quedó desnudo ante su curiosidad: la Sala X, la Sala Z, las cocinas, los baños…
Por las dependencias deambularon antiguos Monos hoy en la reserva, acompañando a unos hijos que lo miraban todo con los ojos como platos, señalando fotografías, preguntando claves y contraclaves, ojeando libros… No parecía molestarles el sempiterno desorden de papeles, carpetas, uniformes. Posiblemente, ni lo percibieron, absortos por el influjo que desprenden esos edificios antiguos sobre los que flota un inquietante halo de misterio.

Los ojos de los inocentes son muy expresivos. Demasiado. Contrastan con la mirada vacía de los padres, disimulada la primera media hora, pero cuya desazón acaba imponiéndose tras una batalla en la que juega con las cartas marcadas. Los niños, tras las horas de juego, acaban por dormirse y las conversaciones se tornan para mayores de edad. La inocencia queda relegada en pro de, otra vez, ese olor a naftalina… descafeinada resignación… la chamusquina del fracaso…
Sentados a la mesa, compartiendo nuestro rancho con esas gentes de mirada helada, vuelve la melancolía… el “cualquier tiempo pasado fue mejor”… y los gestos, sorbo a sorbo, lingotazo a lingotazo, van mutando. La pena, esa pena que retorna a su reino presente cuando los niños duermen, muta como cualquier mariposa silvestre, transformándose en rabia, enfado, indignación. ¿Cómo pudo sucederme esto a mí? ¿Quién es el causante? ¿Quién me ha robado el mes de Abril?

Y la conversación se enciende. La partida, una vez el eterno campeón abandona la mesa, se recrudece entre los eternos perdedores. La lucha por el premio de consolación va a ser ardua, señores. Él se llevó la baraja marcada y ahora, chicos, quien quiera hacerse con el bote tiene que jugar su mejor baza… su más cruel improperio… la daga que apunta a la espalda… De esta guisa se cruzan los reproches, los pecados que carcomen por dentro, las palabras que jamás se creyó conocer… ¡Yo ya no estaría aquí si no fuera…! ¡Mira quién fue a hablar, manirroto!... ¡Deberíamos cogerlos y que rodaran cabezas!... y la mesa, las sillas, los cubiertos, ¡la Sala X toda!, se eleva al cielo encumbrada por un imaginario torbellino que la traslada al Reino de Oz… la Tierra Prometida… el Edén, donde todo son felicidades, los derechos brotan de los árboles y los hombres son dioses todopoderosos.
Estaba sentado en mi butaca contemplando el proceso, asimilándolo… comprobando cómo esa máscara de superhéroe que el padre vestía ante el hijo, al llegar el sueño profundo de la inocencia, se convierte en la Realidad de la tela de araña que el Tiempo tejió a nuestro alrededor, perdiéndose en la negra oscuridad del pozo… cayendo… cayendo… hasta que, harto de la negrura de la caída, se decide a cerrar los ojos e imaginar, de nuevo, esa ilusión de los primeros años, cuando todo es bonito, de colores… y los campos huelen a perfume.

Resignación, desesperanza… rabia…

¿Quién nos robó Jauja, Herep? ¡Que nos la devuelvan! ¡Esto no es lo que nos prometieron! ¡Esto no vale la pena! ¿Yo? Caaa… ¿Mojarme, yo? ¿Por quién? ¿Por ellos? Noooo… ¡Ladrones! No… yo no lo haría, no… ¡Al fuego con ellos! ¡Quemémoslo todo! ¡Qué bien habla usted, Comandante! ¡Cómo se expresa! Sí, sí… eso es lo que yo decía, señor… ¡Comandante for president!
Cualquier opción es buena si se utilizan las palabras adecuadas y se emplea el tono correcto. La argumentación es lo de menos. Basta una lengua decidida, un verbo fluido y una idea clara.

Es el tiempo de la morralla… y todo pescador sabe que, cuando la Mar la arrastra, poco éxito se tendrá con las cañas. Cualquier cebo, por bueno y lustroso que sea, quedará desmenuzado por ella… masa enfurecida, idealista, incivilizada… Siempre está ahí, la morralla, a la espera de una corriente favorable que la desentumezca, la saque de la profundidad de las cuevas en las que descansa, para corromperlo todo, sea bueno o malo.

Al final, mientras lo miras todo desde la barra de tu bar preferido, se presenta la infinita tristeza, Monos… y la rueda vuelve a girar, perfectamente engrasada.

 

2 comentarios:

Old Nick dijo...

TRISTE Y REAL COMO LA MISMA VIDA QUE NOS TOCA, QUERIDO HEREP-
Pero Siempre Queda Un ATISBO DE ESPERANZA, INCLUSO EN LA MÁS NEGRA TORMENTA...
Y Al Final Del CICLO, LA RUEDA VUELVE A SU POSICIÓN DE "INICIO" Y LO BARRE TODO SIN PIEDAD, NI CONTEMPLACIONES...
Algunos Lo Llaman El DIA DE LA IRA.
Yo Prefiero Llamarlo De "AJUSTE Y LIMPIEZA".
Un Abrazo GENIO.
Un Brindis Por La ESCOBA QUE CADA VEZ ESTÁ MÁS Cerca,
Y
¡¡RIAU RIAU!!

Herep dijo...

Siempre queda esa esperanza, querido Old, pero muchas veces en poco se asemeja a lo que se podía imaginar.
Esta vez, bajo mi punto de vista, será de esta forma. Saldremos, pues siempre se ha salido de la boca de lobo, pero lo que resultará poco tendrá que ver con lo que dejaremos atrás.

Como usted bien dice, la "limpieza" será profunda y en seco... de esas que arrancan un par o dos de capas de piel.

Mientras espero, a diferencia de la tonadillera, no fumo. Tan sólo bebo... y brindo por la llegada de Asmodeo y por que tengamos todos un buen fin de semana.

Un abrazo, maestro... y un fuerte ¡Riau!¡Riau!