Ayer,
en la capital de ese futurible “nuevo
Estado de Uropa”, se produjo otro de esos episodios tan típicos de la zona…
incomprensibles a los ojos del forastero ibérico… alucinógeno a la mirada de
todo aquel que no haya nacido en las hispanas tierras…
A primera
hora, mientras los autóctonos se desayunaban un buen pan con tomate y butifarra
de payés, un grito estrepitoso subía Ramblas arriba, dirección Plaza del
Imperio. Las sopranos… los tenores… los solistas todos no eran otros que las
legiones de franceses, ingleses, alemanes, japoneses… que, a tan fresca hora de
la mañana, se paseaban por las limpias calles de la Villa haciendo fotos y
doblando, o desdoblando, mapas regalados en cualquier oficina turística de esas
que, como sucede con las setas, crecen por doquier en un abrir y cerrar de ojos
una vez llegada la época correspondiente.
Demasiado
paro… demasiada familia por colocar…
Los
pakis también… también gritaron, los pakistaníes, también… a pleno pulmón…
aunque como no hacían fotos no se sabe muy bien el porqué de esos gritos. No
sé. Ellos están bien afincados en este “nuevo
Estado” de pandereta gracias a los apartamentos en primera línea de mar
que, allá en su asiático país, regalan en la TV pública. Shahid… ¡te tocó un adosado en Barcelona, primera
línea de mar! ¡Ale,
ale… tira para allá, y procrea, eh! Chusca, chusca… tú chusca y reza. Quiero creer que sus alaridos
se debían a alguna técnica ancestral de venta minorista, pero no lo puedo
asegurar. No entiendo el pakistaní, ni ganas. Cuando la normalización
lingüística lo imponga contrariando cualquier Tribunal viviente, vale… pero
ahora, mientras tanto…
A lo
que íbamos, que me voy por las ramas del multiculturalismo… amanecía en la
Capital del Imperio cuando, de repente, llegó el grito. ¿Qué pasaba? ¿Qué
alteró de tal manera la Pax Catalana… el Oasis de Mátrix…? ¿La vuelta de Banca
Catalana? ¿El paso, fugaz, de algún Ferrari del clan Pujol-Ferrusola? ¿Otro
socavón en el Carmelo?
Naaaa….
pecata minuta…
Lo que
pasaba, lo que pasa y lo que pasará durante un mes es que Colón… el Descubridor
rebautizado como catalán de pro… se levantó con la camiseta del F.C. Barcelona.
Barça para los amigos. Para los no amigos, Farsa, directamente.
Y se
levantó así porque, el pobre, debió sentir vergüenza al saberse desnudo, dicen
las malas lenguas de siempre, expertas en relativizar hasta la más descomunal
de las horteradas y/o dislates. Maestros en quitarle hierro al asunto,
decidieron tapar el cobre, la chapa, el metal… mediante tela Nike azul y grana.
Todo previo pago de 100.000 euracos del ala de los que, puede estar usted
seguro, el modelo no va a ver ni un centavo.
Así que
imaginaos, Monos, el grito ultrasónico que agujereó los tímpanos de los
súbditos de este “nuevo Estado de Uropa”.
Imaginaos el espanto de ese japonés de metro y medio que, atravesando los mares
y las tierras a lomos de un Airbus, se presenta en la Capital del Reino con la
ilusión de un niño y… ¡pam!... Colón se ha vuelto forofo… hincha… ultra
enfundado en su camiseta. Se le jodió el invento al japo. Maldita sea su
suerte…
…
esperemos que en Florencia, la próxima escala del trayecto cultural, no se
encuentre al David de Michelangelo ataviado con un calzoncillo slip color rojo
fin de año.
Debido
a mi manía de caminar con la cabeza gacha, atento a no tropezar con cualquier
línea dibujada en el suelo, no atendí al acontecimiento hasta que una de esas
japonesas… no, no, no se parecía a Lucy Liu… lanzó su alarido a escasos
centímetros de mis pabellones auditivos. Sobresaltado, alcé la vista, nervioso…
y lo vi… a él…
… a
nuestro Cristóbal Colón, el Conquistador del Nuevo Mundo, vestido con la
camiseta del Farsa. Rápidamente aparté la vista temiendo que, como cualquier
vulgar Medusa mitológica, su mirada me convirtiera en un monolito de dura
piedra. Dura roca de cemento armado, modelo politicastro autóctono español… o
del “nuevo Estado Uropeo”.
Seguí
mi camino, un paso delante de otro… sin girar la vista hacia atrás… hacia la
aberración… la Sodoma y Gomorra del arte conceptual de vanguardia.
El
convertirme en piedra vino luego… cuando me acomodé en el butacón de la Sala X,
aquí en el Cuartel General de El Ejército de los 12 Monos… donde pensé…
… pensé
en lo pueblerinos y provincianos que son algunos, capaces de llegar hasta el
más vergonzoso de los ridículos, por mucho que lo revistan de originalidad o
negocio. Ingresamos un pastizal, dice, tartamudeando, el
alcalde de la Capital, quedándose tan ancho. Un desahogo para las arcas municipales, corean los limpiabotas que
le siguen. Pero, como decíamos ayer, de ese parné ni usted ni yo vamos a ver el
brillo. Y tú, Colón… vamos… ni por asomo.
Uno de los “hechos diferenciales” del “nuevo Estado” es ese… el verde papel
moneda… el dinero fresco y sectario directo a los bolsillos adecuados, que son los de
siempre, y servidor del fin último: la construcción nacional. ¿Alguien se
imagina a Colón con la camiseta del RCD Español? ¿O con la rojigualda de la
Selección? ¿La blanca merengue? Ja. Ni pagando todo el supuesto “expolio fiscal”, más un euro.
Quieren
ser Nación y no pasan de cuchitril.
Pienso
en Cristóbal… él, que surcó el charco bajo pabellón español, empujado por
Isabel la Católica, Reina entre Reinas, a bordo de la Pinta, la Niña y la
Santamaría… bautizando la nueva tierra con nombres castizamente españoles, tras
penas, miserias, escorbuto y sacrificios varios.
¡Mírate
ahora, Cristóbal!
Obsérvate
ataviado con esa camiseta de un club de futbol… ¡de fútbol! ¡Oh, triste final
que te encama con el supino arte de darle patadas a un balón!... que abomina de
la Nación más antigua de Europa en pro del “nuevo
Estado de la nueva Uropa”, patrocinada, como bien indica la camiseta de
marras, por esa “Qatar Fundation”,
ducha en la sharia y la yihad… tanto monta, monta tanto, lapidar que
degollando… mientras una legión de señoritos hace carrera desprestigiando
cualquier símbolo que haga referencia a ese pasado abominable… esa lacra de la
que deben desprenderse en pro del progreso pueblerino que traerá el maná sobre
la catalana tierra, haciendo brotar miel de sus fuentes, viviendas de
protección oficial de los huertos y neonatos con cheques regalo del Caprabo…
... y a
quien no le guste, ya sabe… tu dedo les indica el camino.
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