Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

24 mar 2013

Operaciones Especiales. 3Z-12-EjAlphaVille



Justo a la hora señalada… a falta de cinco minutos para la hora Zulú-Bravo… una escuadra de El Ejército de los 12 Monos al mando del Comandante en Jefe, nos hemos adentrado en las oscuras calles valencianas para llevar a cabo la misión 3Z-12- EjAlphaVille, convenientemente discutida y aprobada tras Junta General en la Sala X.

Días antes, tras recibir los informes del Servicio de Inteligencia en los cuales se pormenorizaban los puntos de vigilancia del enemigo y sus fuerzas defensivas, procedimos a elaborar el plan de ataque contra las instalaciones del adversario, que consistían, básicamente, en un local a modo de almacén cercano al Puerto de Valencia. Total ausencia de cámaras de seguridad, circuito cerrado, alarmas… por haber, apenas hay vigilantes… ni públicos ni privados. Sólo dos abuelos a punto de jubilarse, puestos por el Ayuntamiento de la ciudad para, como dirían los castizos de lo políticamente correcto, “quedar bien ante las sospechas de los anfitriones”.

Dos abuelos con porras de goma frente a nuestro ejército… nada… poca cosa… Se decidió que con una escuadra de Monos tendríamos más que suficiente para llevar a cabo la misión. Como sucede siempre que El Ejército de los 12 Monos emprende alguna acción táctica, cuando se preguntó si alguien se ofrecía voluntario, todos dieron un paso al frente… sonoro… taconazo de valientes…

Tras debatir quienes serían los más indicados, la Junta se decantó por seis Monos, amén del Comandante en Jefe… Isra, sargento artillero, oriundo de Badajoz, con siete años de servicio y tres medallas al mérito; Hector, el astur, espía del SI, que actuaría como enlace con el Cuartel General, encargándose de la radio; García y Pérez, dos Monos infantes de la Meseta castellana, osados y escurridizos donde los haya, diestros en la lucha de trincheras y en las incursiones nocturnas; Doc, catalán del Delta, enfermero y voluntario civil en sus ratos libres, sería el encargado de atender a los heridos si la operación se torciera… y José, el francotirador de… de… bueno, no recuerdo de dónde es el Mono José, de qué rincón de España… pero no importa. Digno como el que más, él sería el encargado de “silenciar” a los vigías si estos descubrían el operativo. Armado con su Barrett.50 y su vista de águila, allí donde pone el ojo pone la bala.

El día señalado, los seis hombres se reunieron en la capilla, completamente ataviados para la ocasión: traje mimetizado negro, botas negras, gorras negras, fusiles, granadas de mano o de humo… el cuchillo de supervivencia atado a la pantorrilla… el rostro cruzado por negras rayas de camuflaje… Allí, en la capilla, todos se arrodillaron para rezarle a la Virgen del Pilar, patrona, y a Santiago apóstol…

… “y cierra España”, fue el grito que retumbó en las paredes del Cuartel General.

Llegó la hora.

Así, de esta guisa, nos dirigimos al aeropuerto más cercano al Cuartel General, a escasos diez kilómetros. Nuestro ejército, Monos, no cuenta con el material y los posibles que suele verse por la TV o en el cine, donde todo son F-22, bombarderos estratégicos y misiles Trident. No tenemos tanques, ni barcos, ni helicópteros… quizá, si las gestiones del Departamento de Logística surten efecto, pronto podamos adquirir, por modestísimo precio, el Príncipe de Asturias, ahora que lo quieren desguazar… pero hasta la fecha tenemos que desplazarnos como el común de los mortales… o sea, en low cost.

Pero no temáis… nuestras pintas, nuestras armas, las granadas, los rostros aguerridos dispuestos a la batalla… los controles del aeropuerto, los detectores de metal, la prohibición de embarcar con armas de fuego… nada. Eso, soldados, a nosotros no nos afecta. Nosotros somos El Ejército de los 12 Monos… defensores y garantes de esta gran nación que es España… conocidos por todos, respetados por todos, camaradas de la Guardia Civil, del Ejército Español, del ciudadano español comprometido con el bienestar y el futuro de su patria…

… nosotros no queremos mal para este país, y eso, Monos, los españoles de bien lo saben… lo reconocen… lo alaban. Toda misión de El Ejército de los 12 Monos es por el bien común, en pro de una España mejor… más libre… más justa… más digna.

Todas las puertas están abiertas para los defensores de la patria.

Ocupando siete asientos, viajamos con nuestros compatriotas hasta Valencia, charlando con los empresarios deseosos de cerrar algún negocio en la capital del Turia, con las chicas que vuelven a la universidad dispuestas a acabar la carrera, con las familias que regresan al hogar tras un periodo vacacional… Todas las miradas y conversaciones son confiadas y de reposo. Sólo los niños, impresionables en su inocencia, nos miran con los ojos abiertos como platos.

Nos miran como a superhéroes.

Superhéroes españoles.

Ahora… hora Zulú-Bravo en punto… ante el almacén del enemigo, dejamos atrás los rostros amables y fruncimos el ceño, dispuestos a la lucha, al amparo de la noche. José se ha alzado a la grúa, desde donde tiene una magnífica panorámica para su mira térmica. Héctor y Doc, camuflados tras un contenedor de envases de cristal, asisten a los últimos informes de inteligencia que el Cuartel General está transmitiendo al Comandante, al aparato. Todo está listo… sin moros en la costa… “no se detecta actividad hostil irregular”… y se da la señal para entrar en acción.

Isra lanza un bote de humo. García y Pérez, de un brinco, salen de la zanja abierta por las eternas obras de alcantarillado del Consistorio, corriendo como liebres hacia la puerta del almacén, cubiertos por la mira telescópica del francotirador en su torre… sin incidencia alguna, pues los vigilantes se han entretenido en el WC, aquejados del lógico problema de próstata.

Vía libre.

Los infantes que llegan ante la puerta. Los infantes que, de una coz a lo toro bravo, desencajan la puerta de sus bisagras, tirándola al suelo. Doc, Hector y el Comandante en Jefe, prestos, se abalanzan hacia la entrada, camuflados por el espeso humo blanco, adentrándose en su interior, nerviosos ante la posible presencia del enemigo... que está, que se levanta asustado de la mesa en la que está jugando a una variante estúpida del ajedrez… cinco sujetos, morenos, con turbantes de colores y barbas de vello rizado de muy mal ver… pero todo está controlado, estudiado, analizadas las costumbres de los bárbaros… y El Comandante en Jefe se saca una muñeca hinchable del bolsillo, básica, de esas que pululan por las despedidas de soltero… y la arroja por una de las ventanas… titas, titas, titas… y los enemigos salen baboseando a la carrera… tonto el último… dispuestos a violar a todo lo que huela a fémina, como tienen por tradición estas bestias… dejando nuestro objetivo indefenso… ahí, enfrente…

Los seis soldados de El Ejército de los 12 Monos nos miramos los unos a los otros durante apenas dos segundos, que parecen horas, comprobando en nuestros ojos la satisfacción por una misión… otra más… llevada a término con éxito. Un instante en el fragor de la batalla. Nada… un pestañeo rápido… y Isra, el artillero, se acerca a él armado con su mechero Clipper, completamente cargado… dispuesto a pegarle, de una puta vez, fuego a la maldita falla valenciana.

¡Qué coño se han creído estos mierdas! Aquí, las fallas, se queman… lleven vacas, reyes o dioses. Si quieren derechos, indultos, amparos jurídicos u hogueras controladas, que se vayan a su miserable país, a bañarse en su putrefacto río.


Mientras todo arde, salimos a la carrera… los seis… rumbo al aeropuerto, camino a casa, al Cuartel General.

Allí apagaremos nuestros fuegos bañándonos en cerveza.

Cerveza de victoria.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Muy bueno y realístico hermano. Si hasta las más mínimas muestras de expresión nos las van a negar no vamos a ser un país, sino una suerte de porquería geoestratégica... Que aprendan que, al menos, con las fallas no se juega...

Un saludazo.

candela dijo...

En realidad solo se quedó sin quemar un brazo del ninot y..una cosa fea: Ojalá se hubiese prendido a lo bonzo él, pero de verdad.

Que por saco de gente, si no les gustan las Fallas que se queden en su tierra adorando bueyes y, al menos, no molesten..Es nuestro país y nuestras tradiciones también son sagradas ¿Estamos..?

Herep dijo...

Hay que tener un mínimo de orgullo, CS... un poco de sangre, coño...
No puede ser que estemos siempre plegándonos ante cualquier ocurrencia de la parroquia, y más si estos son extranjeros.

Pero, ¡hay, amigo, el complejo!

Un abrazo.

Herep dijo...

Estamos, Candela.
Yo, cuando salgo del país... muy pocas veces... no pretendo imponer ninguna de mis costumbres allá donde voy, pero por lo visto, nosotros somos los más "guays" del Paraguay y por eso achantamos ante cualquier queja.

Ridículo...

Un abrazo.