La reunión se celebraba a medianoche, la hora de las brujas,
cuando todos los gatos son pardos. La rúe, hasta la avenida Fray Bartolomé,
estaba desierta en aquella fría noche del febrero madrileño. Cuando la
alcantarilla municipal fue levantada por Labios
Sellados, no había moros en la costa.
El descenso a las
Cloacas, como tantas y tantas veces anteriormente, pasó desapercibido para
el común de los mortales, más empeñados en balar ante el telepredicador del
canal RTH1, reír al son de las órdenes del regidor de plató o comerse ese tan
muñido bocadillo que siempre prometen los directores de programa entre aplauso
y aplauso.
Abajo, entre las sombras, se encontraba el corazón de la Hermandad.
Bajando la escalerilla, detrás, a la espalda, se encuentra
la puerta de entrada. Extrañamente cálida a pesar de tratarse de una
inmisericorde mole de acero, sin timbres… inexistentes allí abajo… sin
picaporte… sin nada, vacía y sencilla como la superficie de una piscina de
madrugada.
Toc.Toc.Toc.
Labios sellados
dio tres golpes con el puño cerrado. La señal estipulada para aquella semana.
Dos días antes, el domingo, recibió la llamada al móvil prepago de la agencia
indicándole la fecha, la hora de la reunión y la contraseña. La misma voz de
siempre, mecánica, femenina. ¿Será una mujer real? ¿Una máquina? Al poco, tras
un chasquido de metal, la puerta se abría presa de algún encantamiento. Sola.
Sin ayuda alguna. Tras ella se dibuja un tenebroso pasillo de apenas tres
metros iluminado por antorchas medievales. Al fondo, tras el corto recorrido, a
salvo de las sombras que bailan la danza de fuego de las antorchas, se abría la
Sala Principal, con su enorme mesa de madera en forma de estrella de puntas y,
ante cada una de ellas, los actores de la cosa… los maeses, arquitectos, junta-letras,
doctorados, masterizados… los señores… los de siempre…
Labios Sellados
ocupó su lugar, a la derecha de el
Químico, en la silla que se sitúa junto al vértice este. El Químico, su jefe directo, estaba ya
sentado en su sillón de cuero, mirándolo fijamente mientras se acercaba a
ocupar su lugar. Sus ojos, de un negro azabache plagado de misterios, le
escudriñaban sin reparo alguno. Labios,
ducho en los quehaceres de la clandestinidad y el contraespionaje, siempre se
sentía cohibido ante aquella mirada, por muchos años que hubieran pasado desde
la primera vez que, allá por los 80, notó cómo atravesaban su coraza como
cuchillos moldeando mantequilla.
- ¿Todo bien? –le preguntó.
- Todo bien. El plan sigue su curso.
El Químico
asintió, falsamente satisfecho. En su rostro podía adivinarse la decepción ante
la falta de sorpresas… sobresaltos… errores… Todo seguía su curso, como tenía
que ser, pero… Echaba de menos la acción ante el imprevisto, la presión del
error, la posibilidad del derribo, pero aquello quedaba muy bien guardado
dentro de él, en lo más profundo de su alma, en caso de haberla tenido alguna
vez, reía.
- Labios Sellados,
informa al Consejo, vamos –le dijo mientras se levantaba de su asiento y
provocaba, con su gesto, el silencio de los demás asistentes a la reunión… no
más de veinte personas, una sentada ante cada vértice, tres flanqueándolo, y
tres escribas que tomaban acta de lo que allí se decía… todos vestidos de
escrupuloso negro, con capucha a juego, incluido el propio Labios que, solemne, se levantaba en aquel preciso instante.
- Señores, maestros… el plan marcha a la perfección. Esta
misma mañana he mantenido reuniones con todas las células y me han confirmado
que las labores de seguridad interna se han llevado a término sin mayores inconvenientes.
No se han detectado filtraciones y los canales encriptados siguen siendo
seguros.
- ¿Podemos estar totalmente seguros? –preguntó el Togado, amo en una de las esquinas de
la estrella, al oeste, y que, según había podido repescar Labios Sellados, involuntariamente, en alguna conversación robada a
el Químico, dirigía la rama jurídica
de la Hermandad con mano de hierro.
- Más que eso.
Ninguno de nuestros héroes ha sido detectado por los servicios de inteligencia
del enemigo, magistrado –contestó no sin cierto rubor Labios Sellados. Había superado ya el sentimiento de congoja que
provocaba hablar con el Químico, pero
dirigirse a otro de Los Cinco…
aquello requería más tiempo… más práctica… -. Los nuestros están perfectamente
infiltrados. Copan los mismos cargos que les dimos cuando aquello lo dirigíamos
nosotros. El nuevo Gobierno los mantiene ahí, intactos, dirigiendo las
comisarías y los servicios de Inteligencia de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad del Estado. Los hay que hasta han ascendido y todo… u obtenido alguna
medalla, como el Inspector García… nuestro agente Topo… que tanto servicio nos prestó durante el 11 de Marzo.
Los Cinco se
retuercen, nerviosos, en sus butacones negros. Esa fecha… escucharla… sentir
hablar del 11 de Marzo… sentir, de nuevo, aquello… interiorizarlo… regocijarse
ante el éxito, el trabajo bien hecho… el ego… Ellos eran Los Cinco, los que movían los hilos, directores de magnas obras que
jamás en la vida podrían olvidar su opera prima…
- Excelente, Labios
Sellados –dice el Químico
levantándose, otra vez, de su asiento -. Hermanos, nuestro plan se está
cumpliendo punto por punto. Los agentes siguen dentro de los despachos
seleccionando los informes propicios para nuestros intereses, al tiempo que
destruyen o esconden los más comprometedores, borrando pruebas o recopilando
otras con las que podamos negociar en un futuro. No sucede nada sin que no
estemos enterados al segundo. Lo sabemos
todo de todos, siempre.
Su tarea ha finalizado. El informe ha sido entregado. Presa
de una agradable sensación de relax y confort, Labios Sellados se acomoda en su silla, satisfecho… divagando
mientras observa los manchurrones de humedad que brotan de las paredes, los
enormes jarrones repletos de rosas rojas con las que se disimulan los malos
olores de la Cloaca, las lujosas
arañas que cuelgan del techo y que se le antojan dignas de un regio palacio
vienés en noche de vals, los mandiles, los tapices con bordados heráldicos que
cubren, estratégicamente, espacios de la mesa estrellada… y escucha…
… escucha cómo Los
Cinco hablan, comprueban, desgranan, rezan… Oye a el Químico prometer nuevos informes comprometedores, verdaderos o
falsos, mientras el Ondas, doctorado
en su esquinita sur, se frota las manos dibujando en el aire nuevas portadas,
infinidad de encuestas… rotativas, rotativas, ¡que la realidad no estropee un
buen titular!... dirigiendo sus súplicas a el
Cifras, a su lado derecho del sur de la mesa de cinco puntas, pidiéndole
dinero para cubrir los gastos de su enorme ejército de tontos útiles a sueldo,
artistas de la farándula, el compadreo corrupto y la relativización post-Muro
de Berlín… caros, muy caros, los intelectuales… los sembradores de opinión…
acostumbrados a toda clase de lujos depravados… ¡pero tan útiles a la hora de
moldear la “justicia del Pueblo”!,
que diría el Togado.
Ahí, bajo el influjo de las luces, los misterios, el más
allá y la aventura soterrada, Labios
Sellados se duerme, tranquilo en su sillón. Y sueña, de lo relajado que
está. Y se imagina que vive en ese mundo nuevo que pregonan Los Cinco… el Químico, el Togado, el Ondas, el Cifras… y el Arquitecto, arriba, en su esquinita norte, con el mundo a sus
pies, tejiendo y tejiendo esa gran tela de araña que todo lo embriaga, todo lo
mezcla y todo corrompe… para bien, claro… para eliminar el Mal del Orbe y
lograr la Paz en el Mundo, el Progreso Utópico y la Nueva Era de Osiris.
Teje y teje… y la Viuda siempre teje…
7 comentarios:
no
Lo de los "medios de manipulación" también merece varios capítulos o seriales y también habrá que exigir responsabilidades, ya sabemos que la cosa está muy malita pero no vale todo para vender periódicos...desprestigio también bastante general.
(Oye Herep, conozco bastante a ese pingüino rojeras y te aviso de que el pobre es más pesadito que un empacho de garbanzos)
Un abrazo
Lo mas ironico de esta historia es que el gobierno del Partido Popular,otorgo un credito de no se cuantos millones de Euros,para salvar al grupo Prisa los amos de el Pais de la quiebra.Tiene guasa la cosa no,un saludo,
A pesar del ton-tín, los caballeros del tablao redondo quedaron como Cagancho en Almagro.
Es que a la gente le cansa ver siempre el mismo serial...
De la caída en la miseria moral no se salva nadie, Maribeluca. Ni políticos, ni patronal, ni sindicatos... y mucho menos el bastardo 4º poder que tenemos en España, tan dado él a venderse por un sabroso plato de lentejas.
Todo Sistema férreo debe contar con su Pravda.
Un abrazo y feliz Carnaval!!
Los gobiernos del PP siempre tan misericordiosos con aquellos que les quieren tanto mal... No se hartarán jamás de poner la otra mejilla, los muy ilusos, pues existen bajo el complejo de culpabilidad innato.
Rastreros, y traidores todo en uno, Agustín. El tema del préstamo a Prisa es otro punto más en una lista infinita.
Un abrazo, neozelandés.
Veremos qué cansados están cuando vuelvan a ser llamados a las urnas, Candela.
De boquita todos son muy rebeldes, pero cuando llega la hora de jugarse los cuartos, mudos y para casita, que hace frío y se avecina otra tormenta.
Hasta la fecha siempre ha sido así. Queda la esperanza del cambio, pero esta se difumina cada mañana al despertar.
La gente no sé, pero los Monos sí que están muy cansados...
Un abrazo y buen fin de semana.
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