Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

8 ene 2012

Billete contra el Paraíso


Es curiosa la alegría que puede llegar a experimentar el ser humano cuando, hastiado de una rutina fotocopiada, encuentra un mapa destartalado que, a pesar de los borrones de tinta, muestra la existencia de un enorme Tesoro.

Como el turista centroeuropeo que, verano a verano, visita nuestras costas, nos sentimos tras los muros de nuestro Cuartel General… en nuestro estado natural: paciendo tranquilamente sobre nuestro neumático hinchable… gafas de diseño, gruesa capa de crema protectora en la nariz y prensa amarilla… mecidos por el suave movimiento de la mar, clara y agradable al tacto.

Sosegados…

Hasta que los vientos, caprichosos, posan sobre nuestros regazos unos garabatos que nos presagian una nueva aventura… mayor si cabe… que nos despierta de la ensoñación y nos recarga las baterías para acecharla… darle caza…

Hoy, esa Luz, es El Campamento de los Santos, de Jean Raspail.

El viejo bucanero que trazó las rutas e indicaciones en el viejo pergamino, nacido en Francia en 1925, cruzó muchas y muy variadas tierras para trazar tales senderos… la Patagonia, Perú, África… explorando y bebiendo de mil y una fuentes… empapándose de ese sudor agrio y pegajoso que reina en los zocos, las tabernas y las desvencijadas bodegas de los herrumbrosos barcos mercantes.

Todo para, en un reflejo involuntario de la razón, escribir negro sobre blanco uno de esos pergaminos que, seguidos a pies puntillas, ha de llevarnos… rapidito, rapidito… al Edén, donde las fuentes riegan los campos de miel y los árboles, solidarios, abrazan a sus hijos con extremidades plagadas de frutos.

En una sociedad como la nuestra, donde esquina tras esquina se nos asedia con miles de falsos mapas de utópicos tesoros… el correcto… el bueno… aquel que sí indica la ruta de El Dorado… éste… es defenestrado… odiado… maldito… prohibido… En una sociedad como la nuestra, bajo el imperio de Internet… la era de la información (o desinformación)… la Verdad, la mayoría de las veces, es más difícil de encontrar que el tesoro de Drake.

Nosotros, de pasada en una ruinosa taberna sita en unos no menos abandonados astilleros, donde descansábamos tras fatigosas misiones tácticas, recibimos la visita de un viejo sabio… medio mudo y medio ciego tras demasiados barriles de ron y muchos amaneceres bajo el Sol… que, por una jarra de templada 
cerveza, nos habló sobre la existencia del pergamino… la idea del mapa…

… pero nada dijo de cómo hacerse con él. Típico en los marinos seniles. Dibujan la miel en los labios… pero tan sólo eso. Un dibujo. El color, señor, es cosa vuestra. Y, en esta sociedad nuestra… de rebosante libertad posmoderna… en muchas droguerías, tales colores, no existen. Están prohibidos. No son… correctos para la paleta del pintor aficionado… no. No son… políticamente correctos.

¡Ah… sociedad nuestra… donde la Política pontifica sobre la corrección!

Pero incluso en la negra noche… henchidos de valor… se alcanza a divisar estrellas.

La nuestra se mostró tomando forma de valiente marinero… un valiente que, desde su navío de negra bandera, surca los mares más allá de las Aguas Prohibidas para, en loable gesto, revelar la leyenda del tesoro… susurrar, en la penumbra, las coordenadas… los vaivenes de la brújula que debemos seguir para alcanzar… tan sólo una vez es suficiente… la Isla del Tesoro.

Nuestro valiente… normal en una sociedad como la nuestra… paga en sus carnes tal desafío a los amos del cotarro marítimo… los grandes matarifes de barroca peluca y privilegios de clase… que, de tesoros ocultos, poco quieren escuchar. Ellos, envueltos en sedas como doradas croquetas, están bien servidos de tesoros y mapas… suyos y de nadie más… ¿Para qué? ¿Buscar vosotros? ¡No, grumetes, no! ¡Dejádnoslo a nosotros… y luego, tras el vino, ya recibiréis vuestra parte!

Dicen los cobardes que todos los cementerios están llenos de valientes… yo, humildemente, les recordaría que también lo están las cárceles. Repletas de valientes… y de inocentes como nuestro bucanero… abandonado tras una húmeda mazmorra… tras su particular máscara de hierro…

A pesar de ello, tras la espesa niebla que lo envuelve como fiel aliada, el navío bucanero de negra bandera sigue a la caza… humeantes sus cañones… y fue así, justo la noche en la que mirábamos las estrellas que reposaban tras los ojos del viejo marino, cuando recibimos el cañonazo que nos regaló el mapa… el tesoro… la Verdad oculta junto al oro de Barbarroja.

La Historia oculta tras un desembarco...

… porque todo él nos narra… con la dureza típica de la jerga pirata… la Ruta de El Dorado altamente ansiada… el Descubrimiento del Viejo Mundo… la Conquista de la Constantinopla europea… el fin del Gran Tiburón Blanco Occidental… El Fin de los Tiempos.

Mis Monos… instantes antes de que Morfeo derrotara la resistencia del ebrio marino tabernario, éste me hizo jurar no revelar información alguna sobre las indicaciones del mapa… pero sí que puedo haceros luces sobre una flota miserable de superstición y animalismo… una sociedad, como la nuestra, decadente en valores y honor… unas masas aborregadas por el miedo y el pecado… corderos que, camino del matadero, entonan cánticos de fraternidad y hermandad con aquellos que afilan los cuchillos en el centro de la plaza… un Monstruo apocalíptico que rompe los siete sellos… una Muerte anunciada a ritmo de violación, tortura, desidia y traición… juerga universitaria en la que Dioses ebrios descuelgan de su cruz a Dioses olvidados… liberándole de su pueblo criminal… maldito… vencido… borrado sin recuerdo de la faz de la Tierra, como polvo cósmico que se pierde en un Universo infinito.

No es plato de buen gusto, amigos, éste que nos propone la búsqueda del Tesoro.

Pero ningún Tesoro que se precie se encuentra bajo la piedra milenaria que decora nuestro jardín. El bueno… aquel que deslumbra con el dorado de sus lingotes… el que ahoga con el peso de prehistóricos collares… arcas, griales, reliquias, manjares… oro azteca, inca o maya… tal Tesoro no es gratis.

Tal maravilla, a buen recaudo en una gruta submarina de una isla no situada en las cartas, alberga las bases de nuestra Civilización. Nuestra Cultura milenaria… nuestro pensamiento… nuestro arte en forma de catedral, castillo, palacio o museo contemporáneo con esqueleto de metal, aluminio o plástico… nuestra Literatura, sagrada o profana, científica, de ficción… original… También se encuentran las Leyes Antiguas, en esa gruta resguardada, sí… nuestra Ley Natural, escudriñada por horas y horas de pensamiento filosófico griego y romano… nuestras relaciones sociales, acuñadas en mil y un tipos de moneda y papel… nuestros planos, nuestras maquetas… los esquemas voladores de Da Vinci… los estudios de Copérnico, Newton, Einstein…

… todo Occidente se encuentra en la gruta que desvela el mapa del Tesoro. Su legado… encerrado bajo la fría piedra subacuática… a la espera de que algún pirata renegado encuentre sus hechizadas puertas… bajo toneladas de agua salada vertida por las lágrimas de los hijos de Occidente.

Todas las letras del pergamino nos revelan el camino, soldados. Entre sus recovecos y enigmas se nos muestra qué se nos presenta tras las negras nubes que aparecen en el horizonte… al Sur… donde arrecia una tormenta que nadie quiere ver o, sencillamente, no nos quieren dejar ver. Borrasca ataviada con las falsas profecías del Otro Mundo es Posible… donde no existan los piratas, ni los maltrechos pergaminos… ni los tesoros… ni, por supuesto, Occidente.


Monos, siempre en vanguardia, en nuestras manos descansan las cartas náuticas que han de llevarnos a buen puerto… donde descansa nuestra sabia fresca y viva… donde moran los tesoros de nuestra Cultura, ancestral… milenaria… victoriosa… ¡Partamos, bucaneros! Surquemos el ancho mar, otrora aliado de nuestros navíos, y emprendamos rumbo a la Isla… en arduo viaje en el que sacrificaremos, voluntariamente y con orgullo, la vida de muchos de nuestros valientes.

Más flores para el cementerio. 

Más flores para El Campamento de los Santos.

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Agradecer a Old Nick y Zorrete... esos dos viejos y sabios marinos de taberna... la recomendación de tal tesoro. E invitaros a todos... tal y como hiciera el Coronel Dragasès, el catedrático de literatura Calguès o el duque D'Uras, bailío de la Orden de Malta, entre otros... demasiado pocos... a afrontar la Pérdida, por lo menos, con un sagrado y contagioso sentido del humor.

22 comentarios:

Tío Chinto de Couzadoiro dijo...

Bien expresada, amigo Herep, la tragedia del hombre occidental. Sus raíces, la razón de ser de su cultura, se encuentran cubiertas hoy por toneladas y toneladas de desinformación. Y urge dar con el mapa que nos indique la ruta a seguir, para llegar a ellas.
Un cordial saludo.

Unknown dijo...

Tanto camino recorrido para, simplemente, caer presa del olvido... Pero el camino sigue ahí, esperando a aquellos que de nuevo quieran recorrer su senda.

Buena entrada.

Un abrazo de año nuevo.

candela dijo...

Demasiado apalancados como para decidir entre vivir o morir. Aunque la muerte no siempre da la cara y a veces se presenta de forma insidiosa e imperceptible.

No se si llegaremos a tiempo.

Estupenda entrada Herep.

Anónimo dijo...

"Los cementerios están llenos de valientes". Sí, sin duda pero también de cobardes, porque allí terminamos todos. ¿Qué cuenta? que has vivido ¿O como has vivido?. Yo prefiero buscar el mapa de ese tesoro nuestro perdido y si en el intento...., que se le va a hacer.
Saluditos.
Ps: Gracias a ti Herep.

Lin Fernández dijo...

Buen post Herep,En su dia yo lei este libro.Y hasta tengo escrito un post sobre el tema,Para mi se trata como siempre de hacernos comulgar con ruedas de molinos,Pues eso es lo politicamente correcto.Lo malo que el lobo esta suelto y los polluelos de fiesta consumista.un saludo.

Reinhard dijo...

Bien traído, Herep, y buena recomendación; en su día dediqué una entrada al libro.

Herep dijo...

Desinformación e indiferencia, Tío Chinto.
Se ha instalado el famoso "buenismo" que todo lo puede, y aquel que no comulgue con sus ruedas de molino, es un bárbaro retrógrado... como si todo aquello de lo que gozamos los occidentales, nos hubiera caído del cielo.

Un abrazo, bloguero.

Herep dijo...

Buen año, Jack...

Suele decirse que, mientras exista alguien que conozca la senda, ésta no desaparecerá jamás.
Esperemos que sea cierto, por la cuenta que nos trae.

Un abrazo, pirata.

Herep dijo...

Ves, amiga... en este aspecto sí que creo que la ciudadanía española reaccionará.
Tarde, pero reaccionará.
Cuando las calles se llenen de barricadas, despertará de la ensoñación en la que está sumido... pero eso no antes.

O eso quiero creer.

Un abrazo, Candela.

Herep dijo...

No hay que darlas, amigo.

La frasecilla de los cementerios y los valientes es una buena coartada para justificar la cobardía, amigo. Y, como bien dices, todos vamos a acabar en posición horizontal... los más afortunados...
Aprovechemos el momento... Carpe Diem... pero no como los desenfrenados rebeldes posmodernos, sino curtiéndonos con las experiencias que nos aporta nuestra Cultura... para que, cuando tengamos que afrontar las encrucijadas futuras, sepamos tomar la dirección correcta.

Un abrazo, figura.

Herep dijo...

Los polluelos, como bien dices, paseando por Gran Vía hipnotizados por el millón de lucecitas que visten la noche madrileña.
Una ficción tan absurda que, al más ínfimo traspiés, se ve adelantada por la realidad... tan cruel ella...

Luego se preguntarán por qué tienen las piernas hundidas en el fango.

Un abrazo, bloguero.

Herep dijo...

Reinhard,

Es uno de esos libros que da mucho que pensar... y, casi todo, negativo.
Una Marcha Verde a nivel global, de resultados conocidos por todos de antemano.

Un abrazo.

Old Nick dijo...

¡PLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLAS!
Buena Entrada Hermano Herep.
Aún REcuerdo el Día en que Te Recomendé Ese Libro Tan Profético...
Hoy Sólo se Me Ocurren Dos Tiernas Canciones A Tono con lo que Magistralmente Escribes.

"Es la Vida del Pirata
Una Existencia Azarosa.
Navega, Saquea y Mata...
¡Oh Que Vida Tan Hermosa!!"

y

El Final de los Héroes del Libro.

"Non, Rien de Rien.
Non,Je Ne Regrette Rien,
Ni Le Bien Qu'ont Ma Faît
Ni le Mal, Tout ça me Bien Egal"
Non Rien de Rien
................
Tralalá, Tralalá, Tralalá,
¡Je Me Fus du Passé!

Y CONTRA LA GENTUZA EMBUSTERA,
¡LEÑA AL MONO, EN LA TESTERA!

Un Cordial Abrazo.
El Brindis Correspondiente
¡Desperta Ferro y Santiago y Cierra España!
y
¡¡RIAU RIAU!!

Natalia Pastor dijo...

magnífico post.

Renunciar a los valores, a los principios, a lo que hemos sido y forma parte sustancial de nuestra esencia como seres humanos, como miembros de la sociedad occidental y de las raices cristianas conlleva la pérdida de referentes, el nihilismo y la absoluta orfandad ante los retos diarios que nos plantea la vida.


Coda:

Gracias de corazón por tu cariño y condolencias por el fallecimiento de mi madre.

Herep dijo...

Imaginar dicha escena con la música de Piaff es un lujo digno de reyes... pincel que dibuja la sonrisa del condenado, sí señor.

Excelente lectura, Old... perturbadora en casi todas sus páginas, pero agradablemente fresca... y real.

... actual a pesar de los impedimentos para que quienes defienden tales tesis puedan alzar la voz... pues eso no toca, eso no importa... La economía lo es todo.

Un abrazo, Old. Brindemos por el Coronel Dragàses y sus malditos bastardos.
¡Riau!¡Riau!

Herep dijo...

Natalia,

No se merecen.

Ni valores, ni ideas, ni ganas, amiga mía... Descenso vertiginoso por la ladera de la montaña, dirección abismo.
Pero para muchos, eso es avanzar.

Un abrazo fuerte.

José Luis Valladares Fernández dijo...

Hoy día la cultura barata, la que secuestra a la plebe como La Noria y programas afines, lo que hacen es embotar cada vez a más gente. Una lástima. Así nunca encontraremos El Dorado, ni nada por el estilo. Solamente chabacanería.

Un abrazo

Humberto Dib dijo...

Es magnífico como llevas la entrada, Herep, sentí una bofetada al leerla. La foto es demoledora.
Un gran abrazo.
HD

Unknown dijo...

Antiguos Derroteros que nos han de llevar allende los mares hasta la islita donde perpetuamente duerme el mayor de nuestros tesoros, la curiosidad, el afán de descubrir y por supuesto las ganas de compartir una buena cerveza con amigos cómo vosotros.

Un saludazo.

Herep dijo...

Buenas noches, José Luís

Poca cosa vamos a sacar en claro. Consolémonos pensando que, por lo menos, tenemos la juventud mejor preparada de nuestra historia.

(Ironía off)

Un abrazo, bloguero.

Herep dijo...

Muchas gracias, Humberto.

Como bien dices, la foto desprende hasta más olor.
Un entierro en el Ganges.
Cosa fina.

Un abrazo desde el otro lado del charco.

Herep dijo...

Llegará el día en el que nos tomaremos esa birra.
Ya te he tomado la palabra.

Un abrazo, CS.
Seguimos en la brecha... cada vez más abierta.