Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

6 ene 2012

Rey entre Reyes


La Adoración de los Reyes Magos. Bartolomé Murillo (1660)

Hoy es 6 de Enero. La Fiesta de la Epifanía… o Día de Reyes.

Según se lee en los Evangelios, durante este día, unos Reyes llegados de Oriente, adoraron al niño Jesús y le ofrecieron sus regalos y presentes como reconocimiento a la figura del Niño-Dios.

“Después de haber nacido Jesús en Belén de Judea, en el tiempo del Rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén diciendo: ¿dónde está el que ha nacido, el Rey de los Judíos? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo.
Al oír esto, el Rey Herodes se puso muy preocupado; entonces llamó a unos señores que se llamaban Pontífices y Escribas (que eran los que conocían las escrituras) y les preguntó el lugar del nacimiento del Mesías, del Salvador que el pueblo judío esperaba hacía mucho tiempo.
Ellos contestaron: En Belén de Judá, pues así está escrito por el Profeta:

Y tú, Belén tierra de Judá
de ningún modo eres la menor
entre las principales ciudades de Judá
porque de ti saldrá un jefe
que será el pastor de mi pueblo Israel

Entonces Herodes, llamando aparte a los magos, los envió a la ciudad de Belén y les dijo: Vayan e infórmense muy bien sobre ese niño; y cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo.
Los Reyes Magos se marcharon y la estrella que habían visto en el Oriente, iba delante de ellos hasta que fue a pararse sobre el lugar donde estaba el Niño. Al ver la estrella, sintieron una gran alegría.
Entraron en la casa y vieron al niño con María su madre. Se hincaron y lo adoraron. Abrieron sus tesoros y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Luego, habiendo sido avisados en sueños que no volvieran a Herodes, (pues él quería buscar al Niño para matarlo), regresaron a su país por otro camino.”
                                                                                                                                           Mateo, 2, 1-11

Pasados más de dos milenios desde la fecha… siempre que se sea creyente, claro… tal festividad, mecida por la marejada de los tiempos, ha perdido mucho de la simbología religiosa… “el opio del pueblo”, que diría aquel personaje… pero sigue celebrándose de forma viva una variante más acorde con los tiempos modernos… incluyéndose el regalo, amigo fiel e indispensable de tal efeméride.

Nosotros, meros humanos, nos convertimos en reyes por una noche… un día… y obsequiamos con presentes a aquellos que siempre están a nuestro lado. Un reconocimiento, una gratificación… un simple gasto a la espera de su reciprocidad, en los casos más laicos… una medalla al mérito del cariño.

Y un reconocimiento a la infancia… al sueño y la ilusión del infante.

Nuestro país, España, es tierra milenaria… curtida en mil historias y sembrada con otras tantas cicatrices. En ella, combinándose el Tiempo y la sapiencia de sus gentes, han arraigado cientos de tradiciones diferentes para conmemorar el Día de Reyes. Hay pueblos en los que la comitiva real se cuela por las noches en las casas de los vecinos, mientras todos duermen… en otras aldeas el séquito llega a bordo de majestuosos camellos… o en barco, en la costa mediterránea… ¡incluso en helicóptero han llegado más de una vez!...

Aquí, en el pueblo donde se sitúa el Cuartel General de El Ejército de los 12 Monos, sus majestades se comportan de un modo diferente. Como es uno de los primeros pueblos que se visita… siempre llegan por el Este… a las 6 de la tarde del día de vísperas, la Policía Local debe acordonar las calles e impedir el tráfico rodado porque, a caballo, aparece toda la comitiva… con sus cien pajes, sus cien caballos y sus tres majestades montados sobre majestuosas carrozas tiradas por negros percherones. ¡A las 6 de la tarde! Tras una breve recepción en el Ayuntamiento… la visita a Herodes es obligada… se asoman al balcón del consistorio y, en un castellano-catalán-árabe, se dirigen a la audiencia que se agolpa en la plaza… a la espera de caramelos…

Finalizado el trámite, todos para casa. Las familias reunidas, tras una ligera cena… última de fiestas… esperan, con el café, la llegada de los típicos sonidos de la calle… las bocinas, las luces relampagueantes, los gritos… indicadores perfectos de la llegada de los Reyes.

Porque aquí, Monos, los Reyes Magos de Oriente… geniales… vienen en persona a entregar los regalos. Aferrados a su viejo mapa, van pasando casa por casa… calle por calle. Desde los balcones, los padres de familia, lanzan una cuerda en la que el Melchor, Gaspar o Baltasar de turno… entre llamadas al infante de palacio y preguntas sobre su buen o mal comportamiento… aferrará un paquete enorme y pesado que, a fuerza de ilusionados brazos, será alzado hasta el salón de la vivienda.

Los niños, protagonistas de toda la obra, miran con ojos desorbitados esas barbas de colores… las coronas… los negros percherones… la cuerda… el paquete… Algunos, viendo las carreras arriba y abajo de los podencos, rompen a llorar pensando que sus majestades se olvidaron de ellos… o, peor aún, vendrán más tarde… rozando la madrugada… a la hora reservada para el reparto del carbón.

Son lágrimas que ablandan los corazones, Monos… un segundo, nada más, pues todos los niños tienen paquete, todos tienen regalo y sus ojos, vidriosos, pronto se alargan en muestra de felicidad… achinados…

Y es ésta la magia del Día de Reyes.

Los niños. La infancia. El regalo y la ilusión con la que el mocoso recibe su primera bicicleta, su primer tablero de ajedrez o su segundo libro de Manolito el Gafotas. Esos ojos temerosos ante la piel negra de Baltasar… la mano furtiva que intenta acariciar un bello animal… los carros con los paquetes y el juego de averiguar cuál nos pertenecerá dentro de unas horas… el baile, a veces lucha, con el que se intenta agarrar aquel caramelo… el papel de envoltorio rasgado con violencia…

Esa es la ilusión del niño… y el amor de los padres. Fotos, videograbadora, más fotos… todo es poco para inmortalizar el momento, la expresión, la boca abierta debido al asombro causado por la nueva Barbie o el Barco Pirata de Playmobil. Instantes que se graban en cien discos duros manufacturados… digitales… pero que también ocupan su lugar en nuestro archivo personal… masa encefálica… imborrable a pesar de los avatares con los que pueda obsequiarnos la Vida.

Inocencia en estado puro engalanada con papel de regalo.

En este mundo que hemos fabricado… un mundo raro… los niños, la infancia, pasa a la velocidad del rayo. La inocencia del mocoso es ultrajada a base de rayos catódicos y “cuentos para no dormir”… hurtándole al niño los mejores años de su vida. Los años de ojos abiertos ante los misterios del Mundo… donde se bebe de todas las fuentes y se come de todos los platos. Los años de los eternos “¿Por qué?”… las quejas en forma de “todo se lo echa a la boca”… el “no pegues”… los amigos imaginarios, los despertares con tres en la cama… las eternas madrugadas en Urgencias…

Los padres, sobrecogidos, también tienen una mirada particular en sus rostros. Miran a sus hijos y ven eso… esa inocencia sagrada, don divino, que irá desvaneciéndose con el paso de los días… con el paso de muchos Días de Reyes futuros… despertándoles a la Vida, con sus desilusiones y sus viejas cajas de recuerdos bajo la cama… compadeciéndose de las mil roturas que sufrirá su corazón y las mil cadenas invisibles que le impedirán alzar el vuelo…

Pero hoy no, se dirán… Hoy no hay motivo para la tristeza, sino todo lo contrario… porque es día de celebración, de fiesta y regocijo alrededor de la familia, fuente de sueños… Día de Reyes. El día de los niños… de su infancia… de su inocencia… de su futuro por labrar. El día en el que los niños, herederos de la Tierra, todo lo pueden alcanzar… el éxito… la Vida plena…

… porque… Tiene todo el Mundo… en sus manos tiene el Mundo entero… en sus manos tiene todo el Mundo…

… y, mis Monos, ese chaval que tenéis hoy delante… que os mira mientras os muestra el oro, el incienso o la mirra que recibió envuelto para regalo… ese niño… seáis creyentes o no, trabajadores o no, pensionistas, médicos, estudiantes, artistas, ladrones, depresivos, simpatizantes… ese milagro que está ante vosotros… es vuestro niño…


… el Niño-Dios.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bonito el post. Aún recuerdo cuando era niño y mis padres le dejaban leche, galletas y unas pequeñas copas con anís. Por la mañana los regalos estaban a los pies de la cama y después de abrirlos siempre ivamos a ver si se habían tomado la leche y todo lo demás. No dejaban ni las raspas, jajaja.
Saluditos y que los disfrutes.

candela dijo...

Mis padres dejaban manzanas para los renos, incluso hacían ruido para que pensáramos que estaban pegandose el gran festín. Nunca se olvidan esos días de magia y despreocupación, cobijados por nuestros padres, nada malo podía ocurrirnos.

Bonito relato Herep.

Lin Fernández dijo...

Un nostalgico y evocador post.Donde retrata la ilusion de la infancia.Aunque en estos dias predomina mas el consumismo sin sentido,Yo prefiero la epoca pasada.un saludo

Maribeluca dijo...

Qué maravilloso era creer que eran los Magos los ruidos de papel que oías, y los nervios cosquilleando el estómago y cerrar los ojos muy fuerte para que no te pillaran despierto, y las bolas de mil colores del árbol, y el coger con mamá musgo en el bosque para el Nacimiento...tantas cosas.

De mayor no es que no sea bonito, pero toda esa "magia" se pierde bastante.

Gracias por recordarlo.

Tío Chinto de Couzadoiro dijo...

Esa noche mágica de mi ya lejana infancia, amigo Herep, el caballo que, en cada madrugada del año, me despertaba con el ruido de sus cascos, se transformaba en un camello, y todo cambiaba, a mi alrededor.

Geppetto dijo...

Recuerdos bellos y nostalgia de lo perdido
Ayer vi por la tele la cabalgata de Reyes de Masdrid y que de impresionado, si no lo veo no lo creo, era cualquier cosa menos una cabalgata de Reyes, podia ser el dia de orgullo infantil, una cabalgata laica de vete tu a saber que o el circo Price, me produjo un rechazo visceral
http://lapoliticadegeppetto.blogspot.com/

Francisco Neto dijo...

Hermano, paz e parabéns pela sua página digital. Vim conhecer e felicitar por teu blog.

Muito interessante este post.

Aproveito e o convido a visitar e opinar no meu blog.

http://wwwteologiavivaeeficaz.blogspot.com/

Profº Francisco Netto

Herep dijo...

Los recuerdos de la infancia deberían ser todos reconfortantes y agradables, Zorrete.
Maldito aquel que no siente respeto ante la inocencia de los chavales.

Espero que sigas manteniendo la ilusión y que, estoy seguro, te encontraras el salón lleno de paquetes y regalos.

Un abrazo, amigo.

Herep dijo...

Sí. Es agradable la sensación de sentirse protegido... pensar que nada malo puede suceder... a pesar de desconocer la mayoría de los males que pululan por la tierra nuestra.

Me alegró que te gustara el relato, si señora.

Un abrazo y feliz Domingo.

Herep dijo...

Ahora, Agustín... en estos tiempos que nos tocó vivir, pocas cosas tienen sentido.
El tener las cosas claras... ideas originales... está muy mal visto. Se lleva más la correa, el balido servil y la cabeza gacha.

Ellos se lo pierden. A ras de suelo no se divisan muchas maravillas que nos ofrece la Vida.

Un abrazo, neozelandés. Que tengas un buen Domingo.

Herep dijo...

Maribeluca,

Se pierde, pero en los ojos de los niños vemos esa luz y ese recuerdo e, inmediatamente, nos contagiamos de ese espíritu.
Aunque cueste, vale la pena dejarse llevar por la inocencia del niño.

Un abrazo fuerte y que pases un feliz día.

Herep dijo...

La infancia, Tío Chinto, nunca está lejana. Siempre nos acompaña, amigo artista. Seguro que lo sabes bien... y lo notas cada vez que saltas al escenario.

Lo que fuimos es lo que somos.

Un abrazo fuerte, bloguero.

Herep dijo...

Jajaja... Gueppetto... ¡qué razón tienes!
Las cabalgatas de hoy en día parecen más bien celebraciones de un carnaval trasnochado... estéril... repletas de bufones de mil colores que danzan al son de los tambores de la tribu.

Pena, penita, pena...

Un abrazo, figura... y que tengas un buen Domingo.

Herep dijo...

Bom dia, Francisco Netto...

Bienvenido a esta tu casa. Me alegro que te gustara la entrada y... ya sabes... estamos para aquello que gustes.

Un abrazo y que tengas un buen día.

NOTA. Perdona, pero mi portugués es raquítico.