Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

21 jul 2011

El Éxodo



Sucedió que por aquellos tiempos la tribu socialista deambulaba perdida por el desierto… vestida con harapos y alimentada a base de mendrugos de duro pan negro… y así habían transcurrido días, meses y años.

Las tradiciones de la tribu versaban sobre la lucha que éstos habían mantenido con el Faraón, poseedor de la tierra donde pacían, el cual había sometido a la tribu socialista a terribles injusticias, sufrimientos y sacrificios… de los que habían conseguido zafarse gracias a la ayuda celestial personificada en la figura del profeta de la tribu, que con su inigualable lógica y su destreza con la retórica, habían sumido al Faraón en una terrible depresión y crisis existencial, lo cual aprovecharon para, una noche de luna nueva, partir de tan fértiles tierras para adentrarse en el árido desierto, en busca de la Tierra Prometida que en derecho les correspondía.

Actos todos ellos descritos según la tradición socialista… pero no ciertos, pues el Faraón, no deprimido pero sí aburrido, decidió dejar, la noche de autos, abiertos los portones de la ciudad para que la tribu marchara libremente.

Dicen las malas lenguas que, otra vez contrariando las sagradas tradiciones, no hubo persecución por parte de las tropas faraónicas, sino fiesta y regocijo en la ciudad que quedaba libre de ellos.

Sea como fuere, la tribu vagó por la ardiente y seca tierra durante largo tiempo, endureciéndose más aún el carácter de sus miembros… y evaporándose las nociones y conocimientos, pues los peligros y las vicisitudes de tan extremo paraje calaron con fuerza en sus cuerpos y mentes.

Al poco, la tribu se vio sumida en el caos… la idolatría profana… la lucha cainita… el asesinato e, incluso, el canibalismo entre semejantes. La búsqueda de agua se volvió frenética y, poco a poco, fueron sucumbiendo uno… dos… otro… varios de los miembros de la tribu. Construyeron rudimentarios tótems con los que adoraban a falsos dioses en inútil súplica.

El profeta, a pesar de tan locuaz facilidad para con las letras, veía como la situación era cada vez más difícil de estabilizar, escapando a su control e influjo… sus congéneres cada vez se mostraban más sordos a sus palabras… posiblemente a causa de las largas jornadas de camino… sin llegar a ninguna parte… sin vislumbrar, aunque fuera bajo los efectos de un teatral espejismo, rastro alguno de la tan anhelada Tierra Prometida.

De esta guisa, un día, el profeta observó un reflejo en lo alto de un risco situado al Oeste y, contrariado a la vez que atraído por una fuerza poderosa e igualmente misteriosa, se afanó en la escalada de tan peligroso terraplén… en busca de aquello que había despertado un profundo vacío en su interior… angustioso…

Al alcanzar la cima del risco, con las manos y las rodillas ensangrentadas, comprobó estupefacto que la causa del reflejo era una zarza que ardía sin consumirse.

López-Chamosa

Aunque la voz no provenía de ningún sitio… y de todos en general, el profeta… o mejor dicho, la profetisa, se mostró más sorprendida por escuchar su despreciado y casi olvidado nombre de pila, pues para todos era “la profetisa”… López-Chamosa… López-Chamosa… López-Chamosa… sonaba tan extraño… tan lejano…

Y siguió la voz, diciendo:

Yo soy tu Dios, que te saqué de las tierras del Faraón, de la servidumbre
No tendrás Dioses ajenos a mí.
No harás imágenes de lo que hay arriba, ni abajo, ni en el agua, pues nada es más que por mi gracia.
Tan sólo te inclinarás ante mí, pues yo soy tu Dios, fuerte, celoso, que castigo la maldad de los padres sobre los hijos hasta la última generación pues tal es mi cólera a los que me aborrecen.
Haré misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos y mi Ley.
No tomarás mi nombre o mi Ley en vano porque no dará por inocente de traición tu Dios al que tomare su nombre en vano.
Santificarás las fiestas pues tú serás mi imagen en la Tierra Prometida.
Seis días no trabajaras, ni harás obra
Mas el séptimo día laborarás y harás obra alguna para con la palabra mía, tú, tu hijo, tu hija, tu hermano, tu siervo, tu bestia o el extranjero que esté en tu puerta.
Porque en un día hizo tu Dios su Obra, la Amenaza y la Rebelión, la Guerra y todas las cosas que en ellos hay, y descansó el resto de los días viendo el trabajo de sus inferiores, bendiciendo la conjura y la traición.
Honra a tu Tradición y tu Escrituras, para que tus días se alarguen en la tierra que te doy.
No vivirá aquel que contradiga la Fe.
No cometerás adulterio, pues en la Tierra Prometida no hay moral.
No robarás, pues en la Tierra Prometida todo te pertenece por la Ley.
No dirás verdad que dañe a la tribu ni testimonio en su contra.
Codiciarás la casa de tu prójimo, arrebatarás su mujer, su sudor, su hacienda, su patrimonio y su vida, pues nada es para tu prójimo, y todo para la tribu de tu Dios.



Y diciendo estas palabras, junto a la zarza aparecieron dos tablas de piedra en las que fueron dibujándose, a fuego, las palabras que habían surgido de la nada, listas para que la profetisa agarrara cada una de ellas bajo su brazo y descendiera del escarpado risco, en dirección a la tribu que, ansiosa, esperaba la palabra de Dios.


Libro de las Tradiciones, año 161 d. P.I.*


* después de Pablo Iglesias.

4 comentarios:

Tío Chinto de Couzadoiro dijo...

Todo un hallazgo, Herep, que el nuevo guía del pueblo, en su travesía del desierto, encuentre la zarza ardiente, y con ella a la profetisa López-Chamosa, por cuya boca habla el mundo de la cultura socialista.

José Antonio del Pozo dijo...

Genial humorada, Herep, te imaginas viendo salir a la Chamosa tras una zarza después de cruel travesía por el desierto? Mamma mía, que tía
Saludos blogueros

Herep dijo...

El milagro de los panes y los peces versión 2.0... y es que cuando esta señora habla, sube el pan.

Un saludo, Tío Chinto.

Herep dijo...

Buenas José Antonio,

Yo ya me imagino cualquier cosa... y es que era escucharla hablar y, en mi mente, iba transformándose la mujer en el propio Moisés... con barba y todo.

Un saludo y buen fin de semana.