Minivid 2.0

La Real Academia de la Historia, fundada en 1793, ha finalizado su magna obra Diccionario Biográfico español, donde un total de 5.000 colaboradores han documentado 42.000 biografías, con sus correspondientes bibliografías, de los hombres y mujeres más relevantes de nuestra Historia, incluyendo todos los territorios que, otrora, pudieron adjetivarse como españoles.

La obra está formada por decenas de tomos, de los cuales acaban de darse a conocer los 25 primeros.

Y, en Chirigota Española, s.l., tierra de Caín y Abel, no ha perdido el papel su olor a nuevo y ya suenan arengas para quemar los volúmenes… o ahogarlos en cubos de agua como suele hacerse en Cataluña.

¿El motivo? Pues un supuesto (o no) trato de favor a la figura de Franco, tachado de dictadorzuelo… y no de dictador.

Los cielos se han abierto descargando sapos y culebras, lanzándose a la yugular de Luís Suarez, el historiador que firma la biografía para crucificarlo al grito de fascista, franquista… o español que, para esta gente, viene a ser lo mismo. Otra vez los mismos gritos, a la misma gente. Sean académicos, historiadores o meros aficionados.

Personajes relevantes del mundo de la Cultura, como Vargas Llosa, han calificado el texto como “vergonzoso”, mientras otros a los que no voy a dar el gusto de llamar intelectuales, han vociferado cosas peores, como la escritora Almudena Grandes, esa señora que se excitaba ante la imagen de milicianos sudorosos violando monjas o que, cada mañana al levantarse, fusilaría a varios locutores de radio.

¡Qué nivel, Maribel!

Pero no es la única que ha saltado al cuello de los académicos como si tuviera la rabia. También profesionales de la subvención, como J. Luís cuerda, Querejeta, Muñoz Molina (comunista él, cabe recordar) y quienes teclean en Público (Roures… ese trotskista) o de El País (¿Polanco no era quien se arrimaba a la sombra franquista... Perdón, no… era Cebrián… ¿o los dos?)

Incluso Marcos Ana, de cuya vida intenta hacer una película (¿subvencionada?)Almodóvar, autor de varios asesinatos durante la Guerra Civil por los que cumplió pena de prisión (hecho que no ha impedido que el Gobierno de Zapatero, el Felón, le otorgara la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo o premios de Derechos Humanos), ha calificado el suceso de denigrante e intento de falsear la Historia.

¡Falsear la Historia! ¡Él, súbdito incluso a día de hoy del Comunismo más miserable! El pobre adulador de Stalin… ya habría caído en alguna purga, seguro. O, ¿también se falsea la Historia con el Gulag, poeta?

Pero… éramos pocos y parió la abuela.

La erudita Ministra de Cultura, González Sinde, también ha puesto el grito en el cielo ante la presentación del Diccionario, considerando erróneo el texto sobre el Caudillo y llamando a su pronta modificación, so pena de retirar la obra y retener los fondos para su edición y comercialización. Si alguien enciende una hoguera, mejor.

Curioso el enfado de la Ministra Sinde, paladín del progreso (de los cultujetas) y la modernidad post Muro de Berlín. Ministra a quien no tiembla el pulso mientras firma subvenciones a diestro y siniestro… aprueba leyes para que sus amigos, los titiriteros de la SGAE, no pasen hambre y que, seguramente, agradecerán nombrándola presidenta, en el futuro… se lo merece… o escribe guiones de películas falsas y obesas (tampoco te voy a dar el gusto de publicitar tu película… (socia)lista) previo paso de su propio cepillo.

Sinde llega, abre el Tomo F buscando directamente la biografía de Franco, ve que lo allí escrito no cuadra con el chiste que escucho en la cola del cine, de pequeñita, pequeñita… y decide, totalitariamente, que los académicos están equivocados, así que… ¡rectifíquese!

- ¡Rectifíquese! ¡Ya! ¡Así… como yo digo! ¡Reescríbase la Historia!

Y los trabajadores del Ministerio de la Verdad alargan el brazo… en busca del típex.


Señores, voy a gritarles aquello que se oía en la calle… la noche de los Goya…

… vuestra Cultura es una basura.