Si esta mañana, mientras tomas tu café con leche y tu bollo, observas que el camarero acelerado y nervioso de todas los días parece que te mira más de lo habitual, como si estuviera pluriempleado en una agencia de espías, no te alarmes.
Esa pareja de señoras de la mesa central, la misma que nunca se ocupa y que son novatas en el establecimiento, le mirarán con un aire de superioridad algo snob, pero estás seguro de llevar abrochada la cremallera y, esta mañana, recuerdas haberte peinado a consciencia.
Incluso el pseudoperiodista de turno parecerá hoy mirarle de forma amenazadora a través del televisor, atravesando cristales, defensas y consciencias.
Sí, compañero. Todos están atentos ya que en España está prohibido fumar, y la acción de sacar un mechero del bolsillo es más peligrosa que tener el turno de noche en una gasolinera de extraradio.
- En esta país es difícil no saltarse alguna ley, tío.
- Sí... es complicado hasta ser honrado.
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