El año viejo ha muerto, ¡viva el año nuevo!
No se discutirá que este pasado 2018 haya sido una muesca más
en la involución del Reino de España digna de pasar a los anales de la
historia, con sus marchas por la dignidad antifascista en encabezadas por golpistas,
chekistas y demás terroristas, la identidad de género enraizada en nuestro
estado de bienestar o los chupópteros de lo público -entiéndanse funcionarios
de diverso pelaje, enchufados políticos y mediopensionistas- clamando por un
apretoncito más al garrote vil que viene asfixiando a los contribuyentes
hispanos desde que el gran latrocinio se materializó con el café gratuito y
popular sesentayochista...
... por no hablar de la moción de censura de los
frentepopulistas de la democracia y la imborrable -pero hartamente imaginable-
imagen del anterior presidente del gomierdo, el Iluminado Mariano Rajoy,
abandonando la larga y tardía sobremesa de tan fatídico día dando tumbos,
alelado puro en mano, después de haberse pimplado cuatro o cinco botellas de
Chivas a la salud de la Nación. Presidente, Presidente... pero el tío no
sabe si llueve o nieva o qué cojones es la neblina que le vela los ojos y
enturbia el raciocinio.
Metáfora clarividente de lo que fue el periplo del Iluminado
gallego, caminante nocturno de paso rápido y firme hacia el descalabro, hasta
otra liberales-a tomar viento conservadores-bienvenida Bulgaria previa escala
aleccionadora en el México lindo de la logia y la genuflexión.
¡Qué tropa, qué tropa de trepas y bazofia amoral!
Ahora bien: podría vaticinar que, al igual que sucediera en
el año que finó y en los anteriores, este presente y los que vendrán volveremos
a presenciar esa familia de la fauna de derechas que, ante los acontecimientos
vergonzantes, ahueca el ala trinando las muñidas frases echas de todo capitán
cobardía o teniente relativismo: marcar los tiempos, lo mejor para el partido
en su taifa, el bien común de los españoles... y demás mamandurrias con las que
los acomplejados salvaguardan su pecado original y los crédulos utilizan para
garantizar la estancia plácida en el rebaño. El sacrificio bastardo de los que
toman chacolís con los del tiro en la nuca en la herrikotaberna Cuando haces
pop ya no hay stop, la complacencia del que calla mientras aguarda nervioso
la llegada del negro sobre pringado en el aceite de la corrupción, la
tertuliana que paga el autónomo mediante agasajos e ideología moldeada con humo
de puro habano servil.... Todo eso hemos visto y seguiremos viendo en este país
de lameculos y agradadores donde las convicciones y los valores no adscritos a
la socialdemocracia progre no aguantan ni cinco minutos en el zulo que dio
cobijo a Ortega Lara más de un año.
Así son, y así lloran por los rincones los paladines de la
derecha guay, y por esta razón, ante los primeros acontecimientos de este 2019
relacionados con las recientes elecciones celebradas en la elitista Andalucía
donde la progre(h)ez ha perdido las llaves del cortijo tras cuarenta años de
algarabía y fino manzanilla, los palmeros de la corrección política y el otro
mundo es posible... urbe de paz, amor, igualdad y
multi-chachi-culturalidad-refugeegüelcome... ante la firmeza ideológica de los
contrarios a la infiltración gramsciana refugiados en VOX, no cesan de rasgarse
la camisa clamando la impureza de sus ideas, la relativización de los
principios y la bajada de pantalones en materia de convicciones en pro de una
nueva reedición de ese gran abrazo infame que tan aplaudido y admirado fue en
las cuatro esquinas del globo terráqueo por los voceros de la socialdemocracia
antifa que surgió del frío siberiano y que campa a sus anchas en medios y
parlamentos varios de adscripción siniestra.
Gran abrazo por el cambio, el quítate tú que me apalanco yo,
la claudicación y la náusea derechista que mata con más saña que la bala
frentepopulista servida en bandeja por el centro conservador, resumiendo, la nada absoluta.
Así que, Monos, feliz 2019... ¡y viva el vino!
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