En unos meses se celebrará –o, atendiendo a las corrientes
de vanguardia, se lamentará- la caída del Muro de Berlín antifascista de todos
los santos… esa frontera que levantó el club de fieles servidores de la
democracia-guay frente a los arrebatos de los intransigentes totalitarios que,
puertas afuera, anhelaban con toda su cainita rabia tomar al asalto tamaño
paraíso en la Tierra, dictadura de los parias de tres comilonas a todo trapo,
utopía de días de vino y rosas rojas comuneras...
… y fue debido a uno de esos caprichos con los que suele
reírse de los pobres mortales la Providencia el causante del derrumbe del dique
de contención molón, desparramándose, con tal desgracia, todas las bondades del
edén sobre el pobre y rudo pedregal de la intransigencia foránea. ¡Qué de
lágrimas desparramaron los intelectuales de la cosa, los albañiles de la ¿libertad, para qué?! Orinocos, Monos,
salieron de los lacrimales de la gente de bien. Jornadas de luto amenizadas por
los feligreses del progreso. Peregrinaciones al Falo de Alejandría, camposanto
del estado-bienestante y mejor-pensante.
Pero como no hay mal que mil años dure, anda asomando a la
vuelta de la esquina la nueva construcción posmodernilla (de mierda) cuya base,
y argamasa estructural, es erigida con los cascotes, polvos y lodos del viejo
muro aquel –de ahí su aroma reminiscente-, y en cuya construcción, al compás de
la intelectualidad lacrimosa, se ha unido la juventud sin épica pero deseosa de
estética, armada con los ladrillos de la corrección democrática de nuevo cuño,
a saber: nada de carne roja de proteicas cualidades cerebrales, prohibido el
avión turístico-popular, cero patatero al deseo de familia numerosa,
vade-retro-satana como deconstruyas más de una bolsa de basura al día… martirio
para el plástico, doble flagelación a la prostitución y, ¡ay, brujillas,
brujillas!, hoguera para la teta siliconada pornográfica, que Greta, amén de esnifar CO2, tambien tiene mano el el somero arte de sobar la ubre. Pública ubre.
Legión.
Legión son los paletas-paletos-paletus del nuevo cercado democrático.
Afuera, el fascismo, como ayer.
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