Entre pañales

A pesar de llevar dos semanas, el Cuartel General, encenagado a causa de la marejada de cagarrutas, biberones, cólicos, conjuntivitis y demás afecciones varias en esto de echar para adelante la prole miliciana de este ejército de simios venidos a menos que ha de pagar las pensiones en la selva futura, un rápido vistazo a las portadas de la prensa digital -la seria e inversamente proporcional al papel del wc que se vende en los artículos de museo conocidos como kioscos que sobreviven entre palomas y escupitajos de chino cudeiro en las ramblas de esta piel de toro reseca- ha servido para constatar que Chirigota Española, s.l. sigue progresando adecuadamente, como suele decirse en los templos del saber del sistema público de enseñanza patrio, hogar de pedabobos y especímenes varios henchidos de soberbia cultural. Adecuadamente hacia la ciénaga, faltaría más; el fastuoso hogar de la excelencia progresista predicada por el gobierno de los pobres, los parias y demás lumpen pringoso ataviado de mancha humana complaciente. El nuevo líder supremo del invento regeneracionista del gran abrazo del setenta-y-ocho, Sánchez el Usurpador, a cuyos feligreses ni podérseles espetar el muñido "pues a disfrutar lo votado" puede uno agarrarse debido a que a él no lo votó nadie -y así se le podía ver, desterrado, fuera de la casa grande de los diputados y diputadas y diputadus durante la pasada legislatura del Iluminado registrador de Santa Pola-, va siguiendo punto por punto el decálogo del oprobio y la infamia que caracteriza el ADN de la marca socialista en el terruño nuestro desde hace más de cien años (de honradez) y una Guerra Civil, siendo sus primeros pasos la sempiterna traición a la nación, la exhumación de los cadáveres pasados y la consecución, lógica y literal, del gobierno de pobres, porque miserables han de ser -material y espiritualmente- todos aquellos que beberán de las manipulaciones y mitos de la ideología servil de izquierdas, pródiga en crecepelos, humo tenebroso e ideología marxistoide moldeada con la argamasa del desvencijado muro antifascista de Berlín.
Toda una ensalada de apremiantes urgencias humanitarias, a lo que deberá sumarse la ristra de reuniones secretas con lo más granado del nuevo orden mundial del templo filántropo bobamita o las publicitadas entrevistas de igual a igual con el tontolaba Torra(o), ayer racista lazi y hoy interlocutor válido y leal cuyas obras de apaciguamiento han servido como base para que el Usurpador agasaje su buena voluntad con el acercamiento de políticos presos a los complejos hoteleros en los que se ha ido convirtiendo, con el paso de los años democráticos y la versatilidad típica del odiador del delito que compadece al delincuente, el sistema penitenciario autóctono.
Golpes de Estado premiados con hoteles cinco estrellas de rejas de chocolate belga.
A todo esto, el partido propio de la derecha española -entendiendo propio y derecha según el pragmatismo histórico de la pusilanimidad ideológica y el relativismo conceptual del que ofrece la otra mejilla y el virgo de las hijas como pago por la aceptación- ha celebrado unas primarias de chiste en las que salió victoriosa, en primera vuelta, la niña imantada de sombra arriolesca, más conocida como el oso amoroso del Bilderberg, alabada por propios y extraños, de cuya capacitación y determinismo dan fe la extensa y bien alimentada compañía de cuatreros de los medios lobotomizantes de comunicación que la tienen como oro en paño, no vayan a enfriarse esos piececitos vallisoletanos del amor hermoso.
Dos semanas. Media paternidad. Por un par de horas no cae la semana extra de urgencia humanitaria...
... aunque, vista la velocidad de crucero del derribo, ni puñetera falta que hace.