Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

1 mar 2018

Antiheroicidades


Urania es una mujer mayor, abuela de ochenta y muchos años, con las piernas cascadas, delgadez extrema, la vista cansada y asidua a las infecciones pulmonares que acarrean una juventud de posguerra, húmeda y paupérrima, circunstancias todas incomprensibles para el mocoso apátrida de hoy en día, sin oficio ni beneficio pero con un zurrón repleto de derechos, luchas marxistoides y demás basura solidaria dos punto cero.
Venía hoy en el taxi hablando con su hija -un mono de nuestro ejército- tras la duodécima e inútil visita de rigor con el matasanos, y mientras el transportista autónomo de concesión pública conducía su cuatro latas privilegiado por la no-competencia del sector, no dejaba la señora Urania de quejarse nostálgica de la vida pasada y la fuerza perdida en el cuerpo marchito. Una detrás de otra, la queja... que si esto no es vida, que si los hijos apenas se desviven por ella, que si más le valdría estar criando malvas a dos metros bajo el suelo...
... y en una de estas, después del laborioso esfuerzo de cuatro brazos para apearla del vehículo, nuestra camarada, encorajinada y roja como lava volcánica, le ha espetado un "¿podría usted callar, madre? ¿Podría usted callar y asumir su condición de anciana? ¿Podría usted dejar de decir toda esa sarta de ofensas que no hacen más que dejarnos a nosotros, sus hijos, por los suelos? Nosotros que siempre estamos ahí, ayudándola, agradecidos. ¿Podría usted tener un poco de compasión? Por usted; por nosotros. Piense que jamás los viejos han vivido como hacen hoy. Piense que los viejos del mañana, nosotros, no gozaremos de su misma suerte", y mientras lo decía, mientras se desahogaba después de un viaje cargado de reproches y menosprecios, un servidor callaba, meditabundo.
Jamás he creído en las casualidades, sino en las causalidades. La acción-reacción. Nada sucede porque sí, y al entrar en el bar del chino que hay frente al Cuartel General, en la TV, el lector del teleprónter de las noticias del mediodía, a pesar de la ausencia de volumen, me ha dejado claro que el tema del día giraba alrededor de las pensiones y la marabunta de jubilados que se agolpaban frente al ministerio de turno, la casa grande de la carrera de san jerónimo o la sucursal de la derechona fascista al grito de "queremos pensión, queremos pensión, danos -oh materialismo histórico del gran poder- nuestra pensión" acompañados por la legión de periolistos de los grandes medios de manipulación de la vieja -y guerracivilista- piel de toro.
Le daba vueltas al rácano café servido por el amarillo y entre la negrura líquida veía a Urania, a su hija, la puta pensión y la horda de viejos que, igual que críos, señalaban a su zurrón clamando por los derechos adquiridos tras largos años de trabajo abnegado, y me he preguntado cuántos de ellos sabrán que los cuartos que les ingresan cada último de mes salen del esfuerzo de quienes trabajan hoy, del sudor de los que todavía no se han resignado a tumbarse a la bartola para vivir de lo público, a costas de ese dinero que no es de nadie y que, pondría la mano en el fuego, la mayoría cree que sale de darle a la manivela de una máquina secreta que acapara el mal gobierno egoísta. Veía a una señora con abrigo bajo la nieve gritarle al gobierno facha agitando un papelajo en el que se reflejaba una manutención de cuatro cifras que ya querría para él cualquier auxiliar de taller mecánico, o a otro, aún útil y sin apenas arrugas en el rostro, prejubilado del sector industrial, vociferando no sé qué de un cero con veinticinco de incremento mientras al grueso de la masa trabajadora no ha hecho otra cosa que perder capacidad adquisitiva tras un sinfín de recortes en el salario de la empresa privada durante estos años de crisis.... por no mencionar el saqueo de los impuestos municipales, autonómicos y estatales... mientras nuestro jubilado privilegiado veía construir obras públicas o se echaba la partida de petanca aguardando el día en el que a la doña le acepten la petición de gastos pagados con cincuenta y pocos que solicitó en el consistorio del pueblo. ¡Qué viajes se pegarán en el Imserso! Las Canarias, las Baleares, dicen que Sevilla es un primor en semana santa. Media vida disfrutando, pareja... ¡y que trabajen los romanos que pá eso tienen el pecho-lata!
De un sorbo me he bebido el café, ya frío. He salido a la calle. El reloj marcaba la hora de volver al tajo y, con gusto, me he puesto manos a la obra satisfecho de poder contribuir al gran entramado de servidumbre... a la gran estafa piramidal... que es el sistema público de pensiones de este estado de bienestar que construyeron -sin darle importancia- quienes hoy tanto se quejan. Nunca ninguna generación ha vivido tan bien al llegar a la senectud como lo hacen hoy los yayos y las yayas y yayus que tanta inquina causan despotricando sobre aquello que no entienden, decía la mono de nuestro ejército mientras acostaba a Urania en su cama de dos metros y edredón nórdico de plumas.
Lo pienso y sonrío, humilde, quizá a sabiendas de que con la generación mejor preparada todo volverá a su natural equilibrio, y no habrá pensión para nosotros, y nuestro lecho serán cartones bajo las piedras húmedas de cualquier puente.

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