Quedan dos entradas para dar matarile a la semana esperpéntica
que ha venido a coincidir con aquella copia trágica de hará más de un siglo.
Para las postrimerías, unas palabras dedicadas, como no podía
ser menos, monos, al gomierdo de el Iluminado, al que imagino echando
humo, o caminando deprisa -la economía lo es todo- mientras la rebelión se
enciende en uno de los cuatro puntos cardinales de España.
Los patriotas de hojalata, que dijera el Felón de
zetapé, quizá en el único de los aciertos que esputara su ser, ha demostrado ser una definición perfecta: lejos de las palabras conciliadoras,
las advertencias de fiscalía y los improvisados planes de contingencia, la
aristocracia genovesa que ha parasitado la derecha española jamás tuvo un plan.
Ni siquiera un mal plan de defensa. Todo fiado a la palabra de sus adversarios, a la buena
voluntad de quienes, a ojos de todo aquel que quisiera ver, siempre han actuado
de forma diametralmente diferente a lo prometido, entre risas de donjuán de
tercera división, tipos rústicos de hoz en mano e ilusiones de genes viejos.
Cierto que el mal viene de tres o cuatro calles atrás, que
han sido muchos los gobiernos que se han mecido en la tela de la araña, jugueteando
con los culpables indispensables de la Guerra Civil: ingentes transferencias de
competencias, riadas y riadas de dineros e inversiones a expensas del tren a
Teruel, pero ha sido a la sombra de la camada parida por don Mariano, el
Iluminado, cuando nos ha alcanzado la tormenta mientras éste se tostaba al Sol a ritmo del estribillo de la canción... crisis, ¿what crisis?...
que su antecesor se dejó en el radiocasete.
Muchos se asombran de la no-educación que se ha venido impartiendo
durante años en el elitista sistema educativo barretinado; nosotros no. Tampoco sorprende el silencio abyecto ante las
multas lingüísticas o la desobediencia festiva frente a todo lo relacionado con la normalización,
su nivelc de obligado cumplimiento o el funcionariado servil. Uno de los
tontolabas que idearon el racialismo catalán dejó escrito que la siguiente fase
giraría entorno al odio, y eso han estado haciendo desde entonces: sembrarlo...
sembrarlo contra España, el cíclope perverso.
Y tanta náusea, tanta afrenta, tanta impostura inyectada en
la tiernas venas por los medios del régimen nacionalista (es curioso que se
autoproclamen libres cuando están sumisos al Estat y su caspa)... tantos años, decía
-casi parejos a los de esta milicia-, tantas violaciones de nuestra maltrecha
Constitución, tanta vergüenza de perro callejero, ahora aparecen difuminadas
por la espesura del habano de Mariano, el Iluminado, que aún hoy, entre calada
y calada, piensa que esto lo arreglará con los oros que ofrenda el imbécil de
economía o los moros con los que pretende engatusar a los golpistas la
vicepresidenta del mandil.
Dineros y esclavos, ¿gusta usted, Amo?
El acoso a los disidentes, la retirada de policías, jueces,
intelectuales, ideas...
Todo permitido, no vayan a tacharnos de ser más franquistas
de lo que ya vociferan en las calles. Perfil, perfil... perfil la derecha,
invisibilidad las rameras instituciones que nos han llevado hasta esta situación...
perfil para la Historia y sus héroes, caminante.
Puto perfil. Será más famoso que el de Hitchcock, el tuyo.
Tu barba, la panza contenta... tu infamia...
Todo negro, gomierdo, y rompiendo el devenir de los tiempos,
la luz que sobre el futuro proyecta tu maldito puro.
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