Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

21 ago 2017

El disco de Euler


-¿Cuándo acabará?
- Mucho, poco... es como una moneda que gira y gira.

Tras el luto oficial, llega la calma, y la calma, en Chirigota Española., es inquina e infamia, un chapoteo incesante en la ciénaga de la náusea.
En los inicios, al conocerse el rally que cuatro rebanacuellos se pegaron en las Ramblas de Barcelona, apelamos al héroe de la Asturias cristiana y la arenga del Gran Capitán en los albores de la mayor batalla que jamás vieron los siglos.
Oh, el ardor guerrero...
Después, en la noche, vinieron el tiroteo de abajo -en la calle, junto al bar en el que sirven ese café tan amargo, con el resultado de cuatro rebanacuellos ajusticiados- y la conexión con el chalet ocupado de un par de manzanas más allá -el de las dos explosiones que el cuerpo de élite policiaco nos había vendido como un accidente en un laboratorio clandestino de metanfeta.
Amanecía y todo eran controles, zetas, retrasos en el trabajo, cuchicheos y rumores, la mancha humana aferrada al canal de comunicación apropiado... y el hedor, lento pero seguro, ascendiendo desde la ciénaga a medida que se pudrían los cuerpos de las víctimas y florece la argamasa criminal con la que se ensucian las manos los arquitectos del otro mundo es posible.
La sangre todavía estaba caliente cuando los nietos fundadores de la casa-gran-del-catalanisme, racialistas y soberbios en grado fascistoide, salieron en trompa a criticar la metrópoli imaginaria que los subyuga y que, al negarles la vital información antiterrorista, podría ser condenada por complicidad en algún futuro tribunal de la futura tierra prometida catalana. Complicidad, los más benignos; la bazofia a sueldo, la muchachada que rebuzna los susurros que los señoritos confiesan tras sus negocios de alcoba, directamente acusaba  a los infrahumanos mesetarios de estar detrás del complot con el que se quería desmantelar el prusés de construcción nacional. Mal asunto, se repiten en una orgía endogámica: el tiro les está saliendo por la culata. El cuerpo de élite policial, los mozos de escuadra y sus armas de asalto, andan dado buena cuenta de los terroristas, acribillándolos sin que para ello haga falta la ayuda de los cuerpos y fuerzas del estado español, mucho menos su mala praxis y peor intención.
Como una nacioncilla, era suya la bandera que debía llevar el crespón negro, cuatribarradas las luces con las que occidente debe mostrar sus muestras de condolencia al pueblo masacrado, els segadors el himno a interpretar por la filarmónica del poble sec, el estomago agradecido de Exteriores que pulule por las cancillerías no ser otro que el inefable estómago agradecido Romeva y el catalán, ese dialecto, el protagonista sordo de las comparecencias oficiales.
Es Cataluña -no España- la atacada.
A la purria supremacista, se añadiría segundos más tarde, en clara competencia, la progr(h)ez, siempre activa en este tipo de situaciones. Su argumentario, a pesar del sobeteo de décadas, volvía con fuerza. El capitalismo feroz, la deuda histórica con los terruños colonizados, los regufeewelcome, la venta de armas a las teocracias del turbante enroscado... la islamofobia atroz, el franquismo acechando a la vuelta de la esquina, los pianos de cola brotando como putas en las esquinas de la gran ciudad, las velas, los cánticos, el darse la mano y abrazos de amor, la delación de todo aquel que expusiera las verdades de la secta mora, los cien mil mojamas siendo entrevistados por los reporteros de actualidad siempre dispuestos a blanquear la sangre de los muertos por España, los cien mil compañeros de viaje del materialismo dialéctico, infelices que creen tener las llaves del caballo de Troya con el que pretenden ganar la revolución pendiente y que, pasada la pérdida de Europa a manos del gran sultán, han de ser recompensados con el degüello por sus benefactores...
Con la noche siguiente llegarían más tiros; al día siguiente persecuciones; siempre hay cinco minutos para una filtración interesada o una contradicción al galope.
Del relinche del caballo astur, nada de nada. Está secuestrado por el mal gobierno, cobarde en su nivel de alerta acomplejada, indiferente a la usurpación de funciones, la burla e insulto, la afrenta declarada... la sangre vertiéndose sobre esta tierra tan maltratada, ríos que se tornarán rojos, en silencio.
Como una moneda, la Nación rota en un movimiento estertóreo, a la espera del fin.
Démosle uno que se recuerde en siglos.

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