Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

2 may 2016

Dos héroes de Mayo



Daoíz quería seguir las órdenes de no atacar a los franceses, Velarde estaba convencido de que debían unirse al pueblo. «Finalmente ,Luis Daoíz se detuvo en seco, alzó al vista, se quitó el bicornio y desenvainó su sable. Se volvió hacia sus veinte artilleros y  su voz sonó más alta en el patio de arena: "¡Abrid las puertas. Las armas al pueblo! ¿No son nuestros hermanos?"»
Los primeros combates de los defensores se realizaron contra una pequeña unidad de tiradores franceses. Sin embargo, esto no fue más que una pequeña escaramuza, Daoíz y Velarde sabían que pronto llegaría el grueso de las tropas. Se enfrentaron al primer combate serio cuando una unidad francesa -originaria de Westfalia- se acercó a Monteleón.
«Al tratar de descerrajar la puerta, un estruendo de humo y fuego llenó la calle. Varios gastadores cayeron heridos por fuego de mosquete. Un nuevo estruendo aún mayor echó las puertas abajo. Las tres piezas de artillería, desplegadas en el interior, abrían fuego contra el portón, que cayó sobre los westfalianos».
Finalmente, los franceses se decidieron a asaltar Monteleón con la bayoneta calada. Los españoles, desesperados, lanzaron una descarga de artillería causando grandes bajas, pero no consiguieron medrar el ánimo enemigo. Próximo el final, llegó un oficial local portando una bandera blanca. los franceses detuvieron la carga. «El capitán francés que quedó al mando de la columna oía discutir a los dos oficiales españoles. Ordenó a sus hombres que comenzaran a avanzar a pequeños pasos hacia la batería española».
La conversación no duró mucho, pues uno de los defensores se interpuso entre ambos oficiales gritando vítores a favor del Rey. La reacción fue inmediata: los españoles dispararon los cañones a quemarropa. «La inesperada descarga barrió la cabeza de la compañía francesa».
Murat, colérico, no entendía cómo unos pocos soldados y unos centenares de civiles podían contrarrestar la fuerza de su ejército imperial. Ordenó asaltar Monteleón desde todas las calles posibles: Más de dos mil franceses preparaban el tercer asalto contra apenas un centenar de españoles.
El asalto definitivo asoló a los españoles. Daoíz cayó alcanzado por la espalda con una bayoneta, Velarde al acudir a reforzar una de las entradas.
«El cuerpo de Daoíz fue trasladado a su casa, y el de Velarde fue profanado por el enemigo hasta que horas más tarde fue recogido y trasladado primero al cuartel y posteriormente  la iglesia de San Martín, donde fue amortajado con el hábito de San Francisco. Al día siguiente fue enterrado en El Jardinillo, dentro del templo, junto a Daoíz».
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Textos extraídos de "Dos de Mayo de 1808. El grito de una Nación", de Arsenio García Fuertes
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Y alegres cantando el himno glorioso
de aquellos que ostentan noble cicatriz,
terminemos siempre nuestro canto honroso
con un viva Velarde y un viva Daoíz.
Artilleros, artilleros,
marchemos siempre unidos,
siempre unidos....
                                                                                        Himno de Artillería.


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