San Juan, mucha humedad, calor, sofoco... barril y medio de
cerveza... unos, echando humo... cuando, de repente, la conversación da un giro
de ciento ochenta grados...
- ... la caza no tanto, me da repelús. Más el tiro deportivo, el tiro al
plato, aunque no me dirás que lo bueno no sería el tiro al humano.
Silencio.
- Sí, hombre. Imagina que vas al coto y te sueltan un Rajoy,
o al Maruenda, a un pichón con la cara del Inda o una perdiz disfrazada de
Florentino.
Silencio.
... y con tanto silencio, la conversación se tensa al desaparecer toda risa a capella e imaginar, el locutor, que quizá dijo algo que pudo contrariar
a su interlocutor... o no, que este chico es muy raro, muy suyo, y no atiende a
los chistes que tanto triunfan en el programa del periodista tan mordaz y
auténtico; el follonero, creo que se llamaba.
Al final, eso sí, tras un largo trago de un brebaje que sabe
a rayos, el mudo habla... ¿y Ozzi, cómo lleva lo suyo?... retornando la
conversación, tras una nueva voltereta metafísica, al redil del que jamás debió
salir, remanso de calor a la vera de una hoguera, fresco aguardiente gaznate
abajo y carcajadas etílicas de noche de San Juan.
A la negra noche, pero, la sucede el día resplandeciente...
claro y brillante... y todo vuelve a distinguirse con esa nitidez que hurta la
Luna al Sol en su juego del ratón y el gato. Desposeída de la bruma,
contemplamos el rostro verdadero de la democracia popular, esa capaz de
ajusticiar a quienes han sido tachados como los enemigos causantes de todos los
males que nos acechan, sean económicos o espirituales. Tirar una perdiz al ruedo,
la caza del disidente, del ajeno, del alienado, no es más que un proceso lógico
en la mente del progresista sectario, lobotomizado por la ingente cantidad de bazofia que
pulula por los medios de comunicación, siempre abiertos a la broma y la
deshumanización del rival.
Muchos se extrañan de estas actuaciones como si jamás
hubiesen oído hablar de la historia del movimiento revolucionario en este país y su doble vara de medir. Bombas contra las comitivas, tiros en la nuca, amenazas o extorsiones,
impuestos revolucionarios, complacencia y blanqueo de los actos de nuestros
chicos de la gasolina.... humillación... venganza... odio... Por doquier.
Siempre ha estado aquí, a la espera de un canal por el que circular, lo que en
estos tiempos de velocidad cibertrónica es harto sencillo. Baste ver la bilis
que inunda La Red... ese Oráculo de Delfos... No se engaña a nadie, tan sólo a
aquellos que quieren ser engañados mientras ponen un cirio al santo laico que
pregonaba la buena nueva de "tó er mundo é güeno".
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Quien con monstruos luche cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti. Friedrich Nietzsche.
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