Cae la noche, crepita el fuego y varias brochetas se doran,
lentamente.
Es un momento excelente para una historia... escuchad,
acercaos los unos a los otros, oíd... una historia de miedo, de un monstruo, un
demonio devorador de hombres... y, ¿sabéis qué? Este bosque era su hogar, entre
estos árboles enormes vivía... o vive, que nadie vio jamás su cadáver... y desde
aquí cazaba a todos aquellos despistados que se adentraban en la montaña en
busca de unas vacaciones inolvidables, atacándoles con sus poderosas garras de
leñador...
... porque el monstruo era leñador, ¿sabéis?
Sus brazos eran robustos, sus piernas portentosas, anchos
hombros, recias espaldas y un pelo largo y castaño hasta media melena. Sería
cruel mencionar la sombra sobre el labio superior, también los abominables tienen
sentimientos... también los leñadores monstruosos que viven en estos bosques
dando caza a domingueros recorriendo los senderos pedregosos de las colinas
deshabitadas con sus utilitarios, obstruyendo las calzadas, desquiciando a los
conductores de los pesados camiones... como nuestro espécimen.... uuuuuu... que
también es camionero.... uuuuuuu.... o camionera, que es más coqueta en las
mujeres la camiseta de imperio, la gorra de cuando existía la gasolina de 97 octanos, lamparones sobaqueros, pitillo cosido al labio inferior y, a
falta de perilla, la susodicha sobra bajo la nariz dando lustre a la tez de
mentón quijoso, en sus propias palabras, "desviada".
Uno escapó, uno sólo... milagro... y pudo dar testimonio de
la lengua vulgar que empleaba la alimaña de la montaña, explicar cómo eran los
sonidos guturales que emanaban de su garganta, su gesto brusco y salvaje y el
ataque de ira -el superviviente se creyó muerto- cuando, tras palparle la zona
genital, descubrió que su tabaco era de otra marca, diferente a la que el yeti suele
fumar.
Eso fue lo que le salvó: además de leñador, camionera y
desviado, sumémosle el rollo bollo, y la fiesta será completa, la fábula no
apta para corazones sensibles, el círculo quedará pronto cerrado. Sólo quedan dos arcos de la circunferencia: feminazi y
marxista-leninista.
¿Cómo tenéis el cuerpo?
Uuuuuuuuuuuu..... viene el sábado noche y, después de cien
años hibernando junto a tu osa, te pica el gusanillo de salir a tomar una copa,
pasear por el bosque cerrado de piernas y zapatos de tacón, ver qué se cuece
durante la noche del s.XXI en la costa mediterránea... tomar una cerveza o
dos... reír... dominguero que entras en la espesor de la alameda como un
ratoncillo de laboratorio... Y... ¡pam!, ahí que te pilla el adefesio con su
abrazo de talador de secuoyas, sudoroso, y te retuerce y te amasa como si
fueras una pelota de goma, y mientras te convierte en una mojón lobotomizado
por el materialismo dialéctico, tú sólo ves la sombra amenazadora asomando en
lo que viene a ser el bigote y oyes su risa metálica entremezclándose con
teorías del patriarcado antediluvianas y no sé qué enredos de las plusvalías,
la postura de la tijera inversa y la paz en el mundo.
Es un cuento de críos, pero algunos juran haber visto sus
huellas.
2 comentarios:
Es la descripción perfecta de la que va a sustituit al concejal de Cultura ese que inventó la manteca comunista.
Este monstruito junto con otras bolleras más son las que van a gobernar MadriZ.
Que los dioses protejan a los madriles.
Vaticino silencio administrativo hasta las Generales. No conviene mostrar mucho la patita, no sea que el populacho se asuste y cambie su intención de voto. La revolución debe hacerse poco a poco, sin que el lumpen se percate de la involución democrática.
Que los dioses protejan a los madriles, y al resto, don Javier.
Un abrazo.
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