La tarde pinta espléndida, muchos conocidos, el Sol radiante. Es, también, día de agachar la cabeza mirando los tenderetes repletos de los títulos de siempre, abstrayendo la atención de una fiesta cada día más política.
Otra más.
Sucede, a veces, un pequeño milagro. Un esforzado trabajo de limpieza en una buhardilla olvidada en el almacén hace que en la parada de una librería sita en algún sótano de cuyo nombre no quiere acordarse ni el propio dueño brillen, por ellos mismos, varios títulos desgastados de viejas ediciones libres de la pandemia que acecha tras las esquinas.
Dos euros tres títulos.
Antología poética, de Juan Ramón Jiménez.
Sin novedad en el frente, de Erich M. Remarque.
Gárgoris y Habidis, de F. Sánchez Dragó.
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Los libros llevaron a algunos a la sabiduría y otros a a locura. Francesco Petrarca.
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