Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

22 ene 2015

Libro de cuentas


Ayer me paseé por una librería importante, de esas a las que no estamos acostumbrados en el pueblo de costa donde se levanta el Cuartel General. Una librería grande, con numerosas estanterías ordenadas por alfabeto, género y tapa dura o blanda. Tenía taburetes portátiles y unos huecos discretos donde el cliente se sienta para relajar la espalda aquejada. Muy iluminada, blanca, espaciosa.

Olía a libros, y cómics, y figuritas recreando orcos y trolls y todas esas cosas imaginadas. Monstruos, seres de ultratumba, grandes gestas históricas allende los mares, los dramas clásicos. Todo un mundo se abre con la lectura. Es de tontos no aprovecharlo, no echarse a la mar.

Cuando llegué a la sección de Historia, más concretamente Historia de España, comprobé que el hábito no hace al monje. La proporción era de diez a uno, o lo que es lo mismo, por cada libro que encuentras en la Librería de Rogelio, en la calle Trece, en la librería de la Ciudad Condal encuentras diez... cien... mil libros... pero, eso sí, todos vendiéndote la historia de lo hermosa que fue la II República, lo malos que eran los moros antes cuando Franco, el genocidio español y el hit del momento, "1714", mezclado por los mejores DJ's del mundo.

Porque de todo el mundo vienen a esta "rave" montada a costas de la Historia de España. Franceses, useños, bolivarianos... Va un francés, un inglés, un americano, podría empezar el chiste de Eugenio, porque todos el orbe sabe de nuestra historia, todos son "hispanistas" con no se sabe bien cuántos diplomas firmados por el Rey y el Ministro, y todos dan clases en pomposas universidades o piden dinero a fondo perdido para ir a hacer mapas y líneas intentando solventar la imposibilidad de sus tesis de naipes.

Y españoles, no podía faltar. Sin ellos el chiste está cojo. Historiadores de la Universidad de Barna, de la Rovira, del "Instituto de la Nueva Historia Que Ríase Usted de 1984" y un sinfín más de libros tratando la peste, la Inquisición, las acciones de los independentistas durante la Gran Guerra o los años de mil y una persecuciones perpetradas por un diabólico Mr. Danger gallego que, sin saber leer ni escribir, ganó una guerra.

Previsor, decidí saltarme los dos estantes completos dedicados a los gurús futuristas y su canto al "otro Mundo es posible", pero ellos lo intentaron mirándome de refilón, soberbios, luciendo tan bellos y pulcros como hacen todas las noches, a través de la TV, en el salón de nuestras casas mientras tomamos chocolate caliente.

Tras tres pasos hacia atrás, me vi por un instante achaparrado frente a los cuatro libritos escasos que descansan en la librería del pueblo, sonriendo, relamiéndome en mi incomprensión ficticia del porqué tantos y tantos ríos de tinta escritos utilizando pasajes, casi todos funestos, de la Historia de este país que piso. Aquí como allí, la proporción de ingeniería social es idéntica y guarda simetría con la anterior: por cada libro que pueda llamar tu atención en la Ciudad Condal, en la Librería de Rogelio debes esperar turno en la lista de los libros que ocupan el hueco de Historia. Tras ocho tostones que pueden tardar meses en ser vendidos, quizá el librero erre y confunda el nombre del autor adquiriendo algún título interesante... pero debes darte maña ya que estos, a diferencia de los otros, se venden rápidamente.

La Leyenda Negra, de Julián Juderías descansa en una estantería de la Sala X.

A menudo pienso que la "leyenda negra" está más viva que nunca. Sacar la cabeza por la ventana me lo certifica, día a día, minuto a minuto, donde los segundos se cuentan por volúmenes historiográficos tergiversando o mintiendo descaradamente sobre el pasado de los españoles, alimentando la funesta idea de que todo lo español huele a ajo. ¡Lavémonos, camaradas! Desprendámonos de la roña, susurran sus lenguas sibilinas. Que no vendan un roscón el día de Reyes no tiene importancia. Siempre habrá una asociación, una fundación o un consejo comarcal que ponga treinta o cuarenta mil euros encima de la mesa, sustento del farsante. Después, los lujos: con otro ladrido insulso, firmará cinco conferencias en la escuela de verano de la derechona acomplejada y conspiradora, alfombra roja incluida, todo amenizado con el "!A galopar, a galopar!" a la guitarra y palmas.

La proporción... 10 a 1... ya sea en los luminosos pasillos de la librería más surtida que hayan visto mis ojos o en el cuchitril del vejestorio Rogelio Braco repleto de polvo y polillas, siempre es la misma. Idéntica. Temible. Desmemoriada. Maquiavélica.

Y para nosotros, funesta. Por cada uno, diez. Pereceremos... y seguirán quedando nueve.

Mal asunto.

10 comentarios:

Lin Fernández dijo...

Yo por suerte tengo el libro de Julian Juderias.Ese libro te descubre todo el veneno vertido contra la vieja Iberia,saludos,

Maribeluca dijo...

Precisamente esos chistes que tanto recordamos muestran bien a las claras nuestra idiosincrasia y lo poco que confiamos en nosotros y valoramos todo lo nuestro...reírse de uno mismo y hacer autocrítica está bien hasta que se convierte en autodestructivo.

"Si habla mal de España es español", y es demasiado cierto.

Doramasw dijo...

Que podemos esperar, si la educación que se les da a los crios es esa, las librerias tienen lo que el pueblo solicita, cuestion de marketin.
Otra cosa es que esa librerias ardan y se queden sin poder demostrar sus historicas mentiras.
Un saludo.

CARLOS CC dijo...

Es un placer poner en tu conocimiento que eres uno de los 10 finalistas que optan al "Premio Rebuznómetro a la Libertad de Expresión en la Red".
http://rebuznometro.blogspot.com/2015/01/finalistas-al-premio-rebuznometro-la.html
Mucha suerte.
Un fuerte abrazo.

José Luis de Valero dijo...

Aquí en Madrid, capital que no Corte de este Reyno farandulero, yo tengo por costumbre refugiarme en los tenderetes de libros ubicados en la Cuesta de Moyano, lugar en el que con cierta suerte se pueden adquirir libros de autores veraces, autores con cierta enjundia y tronío.

Pero en este lugar no tenemos la dicha de contar con taburetes portátiles ni unos huecos discretos donde el cliente se sienta para relajar la espalda aquejada. Aquí tan sólo tenemos unos miserables bancos casi siempre ocupados por personajes de variopintas etnias que simplemente leen el Marca, el Corán o la vida del “Che”.
También aquí, Mal asunto.

Herep dijo...

Hará un tiempo escuché hablar de él, pero encontrarlo físicamente me pareció más difícil que hallar el Santo Grial, Agustín.
En cambio, de bazofia, están las estanterías de las librerías llenas.

Un abrazo, neozelandés.

Herep dijo...

No menos cierto es decir que "nos duele España", su involución, la falsedad maquiavélica de sus élites, la desidia de sus gentes, la burla frente al proyecto común, abandonado a su suerte al igual que nuestra Nación.
La idea del concepto "discutido y discutible" está grabada a fuego en muchos de nuestros compatriotas que no tienen estima ni hacia la camisa que llevan puesta.

Un saludo, Maribeluca.

Herep dijo...

Por mucho que ardan, Doramas, el mal está sembrado. Las masas aborrecen el método científico. Es más cómodo aceptar las verdades promulgadas por los gurús de turno, auténticos mequetrefes ideologizados.
Todavía me río cuando pienso en la "juventud mejor preparada de nuestra historia".

Un abrazo.

Herep dijo...

Gracias, Carlos.
Estaré atento, no vaya a producirse un "pucherazo"

Saludos.

Herep dijo...

En la capital del desgobierno de España, José Luis, seguro que podéis disfrutar de mil rincones con encanto a pesar de los lectores del Marca o la vida y obra de Ché, el argentino.
En cambio nosotros, aquí perdidos en la plana tarraconense, cuando encontramos un oasis libre de la corrección política intelectual campante hoy en día, no podemos más que dedicarle una entrada y correr, prestos, a ponerle una vela a Judas Iscariote.
Pocas alegrías nos da la vida, amigo.

Un abrazo y ojo con esos bancos, que los carga el diablo.