Tenemos problemas...
¿Qué pasa? ¿Urgencias?
Sí, de ahí vengo. Mírame: estoy aterrado, tiemblo, no
coordino, mi mente está en blanco.
Me estás asustando.
Haces bien. Nuestros peores temores se están haciendo
realidad.
¿Han vuelto los muertos a la vida y corren detrás de las
jovencitas para darles el bocado putrefacto que ha de convertirlas en doncellas
no-muertas? ¿Estalló la pandemia de supergripe venida del Congo belga entre las
ropas sucias de un turista solidario? ¿Los primeros cañonazos de una guerra iniciada
contra enemigos invisibles? ¿El frío eterno, la Edad de Hielo, un resfriado
infinito? ¿Correré desnudo y desconcertado por la rúe? ¿Prohibirán fumar, al
amanecer, cuando aguarde el fusilamiento? ¿Se perderá el Carnaval?
No es nada de eso. No tan fácil.
¿Entonces? ¿Otro impuesto? ¿Una vuelta de tuerca más al
garrote vil? Ya perdí esperanza y desesperanza, dejándolas atrás como una foto
dolorosa que es vuelta del revés, hiriente, pero... ¡Dime, dime, va!
La TV ataca.
¿Ataca? ¡Dios! ¿Láser? ¿Fuerzas telepáticas haciendo o
deshaciendo a su antojo?
Rayos.
¡Oh, cáspita! ¡Debí imaginar que serían rayos!
Exacto. Atravesando las pantallas, clavándose en las pupilas
como cuchillos en la mantequilla de la cafetería, rayos venidos de las
instalaciones eléctricas domésticas que derivan hasta la antena, y de ahí al satélite, y
del espacio azul a la oscuridad de la mesa de mezclas del Demiurgo que teje, como
una tétrica viuda negra arácnida. Urgencias está a rebosar de víctimas con el
cerebro hecho churrasco. Apesta todo el pasillo.
No tenemos grexatina suficiente.
Ya sabes, toca correr.
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Un 16 de Diciembre como el de hoy pero del año 1997, ocurría un episodio curioso cuando Los Simpson, de viaje por Japón... ay, ¡qué es lo que tendrá el Japón!... fueron víctimas de un televisor díscolo que les provocó un ataque de epilepsia fotosensitiva.
Tanta bazofia comprimida en tan minúsculo espacio de 16:9, derivó en una sobrecarga que fundió los circuitos cognitivos del público presente. Cuatro lucecitas de nada estuvieron a un paso de la lobotomía final, rápida y barata.
No, no, nada, una tontería... pero me hace gracia creer que me río del Gran Hermano.
6 comentarios:
Pues, está ocurriendo, Don Herep, y causando millones de víctimas. Gente que se pasa el día delante de la pantalla y termina con el sístema límbico y la corteza cerebral hechos papilla.
La television el perfecto enemigo del libro,y de la cultura.Por no hablar de los estupidos programas que nos manda USA.saludos,
MENOS MAL QUE SÓLO VEO EL CANAL PARLAMENTO, Y QUE ME QUEDO DORMIDO A LOS DIEZ SEGUNDOS...
Imagínese, don Javier, que estuviese desarrollada la tecnología necesaria para inducir "ideas" en el córtex cerebral de quienes observan al otro lado del espejo.
No es difícil imaginarlo. Sucede hoy en día, a cada hora. El poder que los medios de comunicación ejercen sobre la población es palpable, y tan sólo estamos en los primeros estadios del proceso.
Un saludo.
Siempre que hablo de televisión me vienen a la mente unas palabras atribuidas a Hal Becker... el Gran Hermano no necesita verte constantemente si tú le miras constantemente a él...
Perros, y apaleados.
Un abrazo, Agustín.
¡Santa paciencia la suya, Olímpico! El Canal Parlamento... ¿Todavía sigue en antena? ¿Y quién hace de Presidente?
Un abrazo!!
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