Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

2 feb 2014

La jaula


- No temo al dolor ni a la muerte.
- ¿A qué teme entonces, mi señora?
- A una jaula. A empuñar sus barrotes hasta que la edad y la costumbre los acepten, y toda opción al valor ceda al recuerdo y al deseo.

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De esta forma habla Éowen, Señora de Rohan, tierra de caballeros en la planicie yerma, mientras la oscuridad se aposenta alrededor de las tierras, las haciendas y los corazones de sus habitantes. Así platica, aferrada a la espada, herramienta liberadora del sino en el que se mecen su vida y la de los seres que ama.

Ni dolor ni muerte causan pavor a la indiscutible heroína del magno libro de Tolkien... vencedora ella de las más negras supersticiones de la psique... amazona domadora de las Bestias Aladas... aniquiladora del Rey Brujo de Angmar, Jefe Supremo de los Nazgûl... Dwimmerlaik... espectros de la negra noche, nacidos de la brujería, terror de los verdes pastos.

Ni el dolor ni la muerte le causan pavor, a Éowen... pues el dolor, tarde o temprano, perece, imbuido por el hábito, maligno, que nos acostumbra al dolor de muelas, la infección galopante o la evaporación de la sangre, meciéndonos, como la suave pluma que surfea las ondas del viento, hasta la muerte, que es el final del dolor.

El final de todo... lo visible.

¿Cómo temer al agua que desemboca en la mar? La física... la Ley Natural... no. Eso no provoca terror, rohirrim. Tales males están ahí, prestos a ser degustados. Unos antes, otros después... pero nadie escapa a las garras de la decadencia del cuerpo. Ni los brujos, ni los Reyes, ni los adoradores de la Bestia.

A la Dama Blanca de Rohan, lo que le aterra sobremanera, es verse reducida a un absurdo, una piltrafa, un cero a la izquierda incapaz de, alzando la voz o blandiendo la espada, poder luchar o defender aquello que ama y anhela. La esclavitud, las cadenas aferradas a las muñecas y los tobillos, la argolla que oprime el cuello e impide respirar aire fresco y puro... aire limpio... aire propio...

Una jaula. Una celda de cuatro paredes. Una cárcel que, la mayoría de las veces, es invisible, fruto del hechizo de un encantador maligno... pero que está ahí, rodeándonos, impidiéndonos ser aquello que deseamos fervientemente, hurtándonos la duda innata e inmortal expresada por el príncipe Hamlet... ¿ser, o no ser?... arrebatándonos la resolución de tamaña cuestión shakesperiana, concepto demasiado grandilocuente para el mísero reo que pace entre los barrotes de roído acero helado.

Y pacer... y sucumbir... y pudrirse el cuerpo físico y la mente inmortal... hasta que el valor no sea más que un recuerdo, una ilusión, una bella canción cantada por algún bardo borracho en aquella taberna hoy deshabitada... copla más falsa que los deseos albergados en nuestros irreconocibles corazones apresados.

Y pacer... y sucumbir... y pudrirnos habiendo olvidado qué fuimos, qué somos, qué deseábamos ser... y cuánto estábamos dispuestos a luchar por alcanzarlo...

Esa es la sombra, en forma de barrotes, que atormenta las noches de Éowen... la eorlingas de Calenardhor.

Mitología fantástica... fábulas de adolescente corrompido por el vergonzante acné... alucinaciones literarias de porrero solitario... sí... Todo eso, y más...

... pero...

... no hace ni dos días, la Secretaria General del Partido Popular, María Dolores de Cospedal, doctora ella en la metalurgia del hierro, soldó, alrededor de los hombres... cual Señor Oscuro cualquiera... la tan temida "jaula".

"O el PP, o la nada"...

... y el sufrido siervo, desprovisto de valor y de libertad, comprobó cómo, alrededor de su hacienda, de su familia, de su pequeña parcela en la que, aquel día soleado, soñó poder reinar alguna infausta jornada, se convierte en una celda lúgubre bien parecida a aquellas mazmorras en las que operaba la Inquisición.

Porque es esto... la quema, en hoguera pública, de los valores liberales en materia económica, el servicio a la patria, la búsqueda de la felicidad individual, la erradicación de la Bestia apellidada Estado, la derrota de los totalitarismos terroristas o secesionistas, el amor al prójimo, la solidaridad voluntaria para con el necesitado, la aceptación de las raíces culturales e históricas de España... el honor, la memoria, la justicia, el bien común, la decencia, la responsabilidad... es todo esto lo que, la Dama Negra del Partido Popular, nos arrebata erigiendo la prisión que deriva de sus palabras.

O el PP... y su miseria... o la nada.

Y los valientes ciudadanos... aterrados ante la idea como una Éowen desquiciada y corrompida por el veneno oído... se aferran a los barrotes que tales espectros ofrecen, olvidándose, con el transcurrir de los años, de los deseos y los recuerdos de aquello que, pudiendo ser, no fue.

Aterrorizados, olvidaron volar libres. Olvidaron que, allí afuera, donde reside la verdad, hay cosas más temibles que el dolor y la muerte.

  

8 comentarios:

Javier dijo...

¡Fantástico! Como la imaginación es libre, yo deduzco de tu lección magistral que: cuando la laica inquisición actúa, hay más libertad en el patio de una cárcel que en las calles de España. En el patio de una cárcel sabes lo que te puedes encontrar, en las calles de España sin embargo, cada día que pasa te puedes encontrar con una nueva desesperanza. De todas formas hay que evitar empuñar los garrotes de la jaula.

Un abrazo.

Maribeluca dijo...

Las convenciones de todos los partidos todos hay que tomarlas como lo que son y ante todo en clave interna como manera de movilizar a sus bases y trazar estrategias de cara a las citas electorales, tampoco hay que darles más vueltas y recorrido del que estrictamente tienen.

que dificil la vida sin ti dijo...

¡Chico, cada día escribes y transmites mejor, enhorabuena, camarada!
A

Unknown dijo...

En algo si tienen razón. Después de la mayoría absoluta del PP el circo España va a reventar en todo su esplendor y nadie va a hacer nada por evitarlo... O simplemente es que no se podrá?? Dudas, dudas, dudas...

Un saludazo.

Herep dijo...

Los barrotes de la jaula representan el fin de todo, Javier. El fin de la esperanza, de la desesperanza... de la libertad... Empuñarlos y resignarse, el peor de los pecados... como bien diría el más sabio de los españoles: don Quijote de la Mancha.

Un saludo.

Herep dijo...

Lo sé, Maribeluca, pero creo que las palabras de los líderes de este Partido Popular esconden mucho más de lo que parece.
Sinceramente, no me fío de ellas, ni de ellos. Nada. Supongo que algo tendrá que ver el escuchar al pregonero de turno decir que van a bajar los impuestos justo el día en el que aprietan más las tuercas a los autónomos... aquellos que, en época de elecciones, iban a pagar sólo el IVA cobrado...
Si me equivoco, haré penitencia, lo prometo... pero...

Un abrazo.

Herep dijo...

Eso es que me miras con los buenos ojos, Asun!!

Un abrazo, guapa.

Herep dijo...

Verás como al final se arregla el asunto, CS. Costará, pero volveremos... y con más fuerza.
Hay veces que, cuando decae el ánimo por el Cuartel General, pensamos en los hitos de nuestra Historia... y, comparándolos con la horda miserable que hoy nos atenaza, nos entra la risa.
Los chusqueros mercenarios que nos rodean, vistos bajo el prisma de la gesta española, no es nada.
Menos que nada.

Verás.

Un abrazo, artista.