- No temo al dolor ni a la muerte.
- ¿A qué teme entonces, mi señora?
- A una jaula. A empuñar sus barrotes hasta que la edad y
la costumbre los acepten, y toda opción al valor ceda al recuerdo y al deseo.
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De esta forma habla Éowen, Señora de Rohan,
tierra de caballeros en la planicie yerma, mientras la oscuridad se aposenta
alrededor de las tierras, las haciendas y los corazones de sus habitantes. Así
platica, aferrada a la espada, herramienta liberadora del sino en el que se
mecen su vida y la de los seres que ama.
Ni dolor ni muerte causan pavor a la indiscutible heroína del
magno libro de Tolkien... vencedora ella de las más negras supersticiones de la
psique... amazona domadora de las Bestias Aladas... aniquiladora del Rey
Brujo de Angmar, Jefe Supremo de los Nazgûl... Dwimmerlaik...
espectros de la negra noche, nacidos de la brujería, terror de los verdes
pastos.
Ni el dolor ni la muerte le causan pavor, a Éowen...
pues el dolor, tarde o temprano, perece, imbuido por el hábito, maligno, que
nos acostumbra al dolor de muelas, la infección galopante o la evaporación de
la sangre, meciéndonos, como la suave pluma que surfea las ondas del viento,
hasta la muerte, que es el final del dolor.
El final de todo... lo visible.
¿Cómo temer al agua que desemboca en la mar? La física... la
Ley Natural... no. Eso no provoca terror, rohirrim. Tales males están ahí,
prestos a ser degustados. Unos antes, otros después... pero nadie escapa a las
garras de la decadencia del cuerpo. Ni los brujos, ni los Reyes, ni los
adoradores de la Bestia.
A la Dama Blanca de Rohan, lo que le aterra
sobremanera, es verse reducida a un absurdo, una piltrafa, un cero a la
izquierda incapaz de, alzando la voz o blandiendo la espada, poder luchar o
defender aquello que ama y anhela. La esclavitud, las cadenas aferradas a las
muñecas y los tobillos, la argolla que oprime el cuello e impide respirar aire
fresco y puro... aire limpio... aire propio...
Una jaula. Una celda de cuatro paredes. Una cárcel que, la
mayoría de las veces, es invisible, fruto del hechizo de un encantador
maligno... pero que está ahí, rodeándonos, impidiéndonos ser aquello que deseamos
fervientemente, hurtándonos la duda innata e inmortal expresada por el príncipe
Hamlet... ¿ser, o no ser?... arrebatándonos la resolución de tamaña
cuestión shakesperiana, concepto demasiado grandilocuente para el mísero reo
que pace entre los barrotes de roído acero helado.
Y pacer... y sucumbir... y pudrirse el cuerpo físico y la
mente inmortal... hasta que el valor no sea más que un recuerdo, una ilusión,
una bella canción cantada por algún bardo borracho en aquella taberna hoy
deshabitada... copla más falsa que los deseos albergados en nuestros irreconocibles
corazones apresados.
Y pacer... y sucumbir... y pudrirnos habiendo olvidado qué
fuimos, qué somos, qué deseábamos ser... y cuánto estábamos dispuestos a luchar
por alcanzarlo...
Esa es la sombra, en forma de barrotes, que atormenta las
noches de Éowen... la eorlingas de Calenardhor.
Mitología fantástica... fábulas de adolescente corrompido
por el vergonzante acné... alucinaciones literarias de porrero solitario... sí...
Todo eso, y más...
... pero...
... no hace ni dos días, la Secretaria General del Partido
Popular, María Dolores de Cospedal, doctora ella en la metalurgia del hierro,
soldó, alrededor de los hombres... cual Señor Oscuro cualquiera... la
tan temida "jaula".
"O el PP, o la nada"...
... y el sufrido siervo, desprovisto de valor y de libertad,
comprobó cómo, alrededor de su hacienda, de su familia, de su pequeña parcela
en la que, aquel día soleado, soñó poder reinar alguna infausta jornada, se
convierte en una celda lúgubre bien parecida a aquellas mazmorras en las que
operaba la Inquisición.
Porque es esto... la quema, en hoguera pública, de los
valores liberales en materia económica, el servicio a la patria, la búsqueda de
la felicidad individual, la erradicación de la Bestia apellidada Estado, la
derrota de los totalitarismos terroristas o secesionistas, el amor al prójimo,
la solidaridad voluntaria para con el necesitado, la aceptación de las raíces
culturales e históricas de España... el honor, la memoria, la justicia, el bien
común, la decencia, la responsabilidad... es todo esto lo que, la Dama Negra
del Partido Popular, nos arrebata erigiendo la prisión que deriva de sus
palabras.
O el PP... y su miseria... o la nada.
Y los valientes ciudadanos... aterrados ante la idea como
una Éowen desquiciada y corrompida por el veneno oído... se aferran a
los barrotes que tales espectros ofrecen, olvidándose, con el transcurrir de
los años, de los deseos y los recuerdos de aquello que, pudiendo ser, no fue.
Aterrorizados, olvidaron volar libres. Olvidaron que, allí
afuera, donde reside la verdad, hay cosas más temibles que el dolor y la
muerte.
8 comentarios:
¡Fantástico! Como la imaginación es libre, yo deduzco de tu lección magistral que: cuando la laica inquisición actúa, hay más libertad en el patio de una cárcel que en las calles de España. En el patio de una cárcel sabes lo que te puedes encontrar, en las calles de España sin embargo, cada día que pasa te puedes encontrar con una nueva desesperanza. De todas formas hay que evitar empuñar los garrotes de la jaula.
Un abrazo.
Las convenciones de todos los partidos todos hay que tomarlas como lo que son y ante todo en clave interna como manera de movilizar a sus bases y trazar estrategias de cara a las citas electorales, tampoco hay que darles más vueltas y recorrido del que estrictamente tienen.
¡Chico, cada día escribes y transmites mejor, enhorabuena, camarada!
A
En algo si tienen razón. Después de la mayoría absoluta del PP el circo España va a reventar en todo su esplendor y nadie va a hacer nada por evitarlo... O simplemente es que no se podrá?? Dudas, dudas, dudas...
Un saludazo.
Los barrotes de la jaula representan el fin de todo, Javier. El fin de la esperanza, de la desesperanza... de la libertad... Empuñarlos y resignarse, el peor de los pecados... como bien diría el más sabio de los españoles: don Quijote de la Mancha.
Un saludo.
Lo sé, Maribeluca, pero creo que las palabras de los líderes de este Partido Popular esconden mucho más de lo que parece.
Sinceramente, no me fío de ellas, ni de ellos. Nada. Supongo que algo tendrá que ver el escuchar al pregonero de turno decir que van a bajar los impuestos justo el día en el que aprietan más las tuercas a los autónomos... aquellos que, en época de elecciones, iban a pagar sólo el IVA cobrado...
Si me equivoco, haré penitencia, lo prometo... pero...
Un abrazo.
Eso es que me miras con los buenos ojos, Asun!!
Un abrazo, guapa.
Verás como al final se arregla el asunto, CS. Costará, pero volveremos... y con más fuerza.
Hay veces que, cuando decae el ánimo por el Cuartel General, pensamos en los hitos de nuestra Historia... y, comparándolos con la horda miserable que hoy nos atenaza, nos entra la risa.
Los chusqueros mercenarios que nos rodean, vistos bajo el prisma de la gesta española, no es nada.
Menos que nada.
Verás.
Un abrazo, artista.
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