Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

6 nov 2013

Historia en ruinas

A los pocos días de la muerte de Fernando VII se inició la sublevación carlista.

En 1834, el año del Estatuto Real, los elementos más radicales del liberalismo hicieron una violenta campaña de oposición al gobierno y al ER, mezclando una insidiosa campaña anticlerical. Había surgido, por aquel entonces, una epidemia de cólera y como el clero era considerado carlista, se extendió por Madrid el malvado rumor de que los frailes habían envenenado las fuentes públicas. El populacho, enfurecido, emprendió el asalto los días 15 y 16 de julio, asesinando a más de un centenar.

Durante la epidemia de cólera que azotó Cataluña en 1834, la conducta de los religiosos de Barcelona fue ejemplar... socorrieron a los apestados y los acogieron incluso en los conventos. El Ayuntamiento les dirigió escritos de felicitación y agradecimiento, fechados en enero de 1835.

... el año 1835 tenía que haber pasado a la historia como el año de la barbarie en España. el primer motín anticlerical estalló en Zaragoza, con asalto de conventos y asesinato de frailes, que se reprodujo tres meses después con mayor virulencia. El 6 de abril, hechos similares en Murcia, y otras ciudades... El 4 de julio se ordenaba la supresión de la Compañía de Jesús; el 25 se ordenaba el cierre y confiscación de cuantos conventos contaran con menos de doce profesos. El 11 de octubre, Mendizábal disponía la extinción de las Ordenes Religiosas.

Cuando el cólera, también los religiosos de Reus se portaron heroicamente acudiendo al cuidado de los apestados... sin embargo esta conducta no fue agradecida por los sectarios. En Reus empezó la persecución antirreligiosa en Cataluña. A las diez de la noche del día de Santa Magdalena, 22 de julio de 1835, una turba de gente armada con puñales y cuchillos, algunos milicianos con fusiles y algunas mujerzuelas vociferantes e histéricas, se presentó ante el Convento de Franciscanos de Sta. María de Jesús, con gritos de "moiren los frailes", "moiren los cap pelats", y de las consignas liberales del momento; "visca la llibertat", "viva Isabel II". Se asaltó el convento y se le prendió fuego. Doce frailes fueron acuchillados.

... se desarrolló en el Convento de los Carmelitas a donde se dirigieron las turbas después de la matanza de franciscanos. Nueve religiosos fueron bárbaramente asesinados.

Tras Reus, Zaragoza y demás, los frailes de Barcelona acudieron al General Llauder, quien los tranquilizó. El día 25 de julio, fiesta de Santiago, ausente el General de Barcelona, hubo corrida de toros en Barcelona. El penoso espectáculo alteró a una multitud infectada por elementos subversivos. Situados frente al Convento de los Agustinos Descalzos, empezaron a proferir insultos a los frailes. Otro grupo se colocaba ante el Convento de los Franciscanos, sito donde actualmente encontramos el Gobierno Militar.

Se formaron varios grupos y, de pronto, empezó la quema de Conventos y la matanza de frailes. Ardió el convento de San José, de los carmelitas, al que siguieron el de los Trinitarios, San Agustín, Carmelitas de la calle del Carmen, Santa Catalina... el Convento de San Francisco, cuyo fuego pudo ser sofocado por los soldados de artillería, cuyo acuartelamiento era cercano... fueron también sofocados los incendios de los Conventos de Buensuceso, San Pablo del Campo y otros. Muchos se salvaron por las quejas de los vecinos, temerosos de la propagación del fuego.

A pesar de que los religiosos se apresuraron a abandonar los conventos, 18 murieron.

En vista de los sucesos de Reus y Barcelona, los demás monasterios y conventos de Cataluña fueron desalojados por sus habitantes; en días sucesivos de julio y agosto, fueron asaltados, saqueados e incendiados el Convento franciscano de Riudoms, el Seminario franciscano de San Miguel de Escornalbou, la Cartuja de Scala Dei, los Monasterios de Santa María de Poblet y de Santes Creus, los Benedictinos de San Cugat del Vallés y Ripoli, la Cartuja de Montealegre, los Monasterios de San Jerónimo del Valle de Hebrón y de San Jerónimo de Murtra, los Conventos de Capuchinos de Mataró, Sabadell, Vilafranca del Penedés, el de Carmelitas de San Hilario de Cardó, etc.

... fueron saqueados, asaltados, profanados e incendiados, en Cataluña, 22 monasterios, con 68 asesinatos.

Los decretos desamortizadores de 1836 completaron y aumentaron el desastre que supuso el año anterior para muchos de los conventos y monasterios. El más importante, el Real Decreto de 8 de marzo de 1836, firmado por Mendizábal y la Reina Gobernadora, María Cristina de Borbón, decía: "Pasaron ya para siempre, para no volver nunca, las circunstancias que hicieron útil la existencia de los Regulares. Quedan suprimidos todos los monasterios, Conventos y demás Casa de Comunidad o de Institutos Religiosos de varones. Se prohibe volver a la vida en común a los religiosos. Se prohibe el uso público del hábito. Todos los bienes raíces, muebles y semovientes, rentas, derechos y acciones de todas las Casas de Comunidad, se aplicarán a la Real Caja de Amortización, para extinción de la Deuda Pública".

Dice Pérez Bustamante: "pasaron al Estado sus cuantiosas propiedades y se decretó su venta. Muchas de ellas se vendieron a precios irrisorios y pasaron a aumentar las fortunas de quienes eran ya propietarios opulentos...".

Muchos de los monasterios dañados en 1835, acabaron entonces de ser arruinados y destruidos. Así se perdieron verdaderas joyas arquitectónicas, tales como el Monasterio de Ripoll, saqueado por las turbas, profanando las tumbas de los Condes de Barcelona, allí enterrados, destruidas las imágenes y objetos de culto, saqueado, robado y finalmente, incendiado el Convento y la Iglesia. Fueron ultrajados y quemados los restos de Wilfredo el Velloso, de Ramón Berenguer III el Grande, de Ramón Berenguer IV y de otros Condes, que fueron los forjadores de Cataluña. Ocho siglos de Historia no merecieron respeto alguno a la turba desenfrenada. La desamortización, la subasta y la venta, completaron la acción destructora.

Allí se perdió la cuna de la historiografía catalana.

Los Conventos franciscanos de Santa Ana de Alcover y de Escornalbou, fueron abandonados por sus moradores tras los sucesos de Reus. El populacho forzó las puertas y se dedicó al pillaje y la destrucción. Existía en Escornalbou un Museo de las Misiones, único en el país, así como una de las mejores bibliotecas de Cataluña. Todo fue víctima impune de la rapiña. Los dos Conventos fueron quemados.

La Cartuja de Scala Dei, fue fundado por Alfonso II en 1164. Los feligreses se dispersaron el 24 de julio, tras lo sucedido en Reus, y las gentes de los pueblos vecinos cayeron como aves de rapiña sobre el Monasterio, saqueándolo e incendiándolo. De Scala Dei no queda piedra sobre piedra.

Igual suerte sufrieron el Santuario dominico de San Magín de Brufaganya, el Convento de los Mercedarios de Santa Coloma de Queralt y el Monasterio del Císter de Santa María de Lavaix, en la comarca de Tremp; era éste uno de los monasterios más antiguos de Cataluña, fundado en el siglo VIII, con claustro del XI e importante biblioteca. Bastaron unas horas para acabar con once siglos de Historia.

El Monasterio de San Jerónimo del Valle de Hebrón, en Barcelona, del siglo XIV, fue atacado, saqueado y quemado. Abandonado, fue objeto de extracción de materiales para otras construcciones. Hoy se ha perdido hasta el rastro.

Los Monasterios de Poblet y Santes Creus, también abandonados por los religiosos tras los sucesos de Reus, fueron asaltados e incendiados. Las Tumbas Reales del Monasterio de Poblet fueron ultrajadas y saqueadas.

Todo fue puesto a la venta... siendo esta un vil negocio para algunos ciudadanos. Así el Monasterio de Bellpuig de Les Avellanes se compro por 360 duros. En palabra de Emili Giralt, "la burguesía catalana no sólo era partidaria de la desamortización, sino que se aprovechó intensamente de la forma como se llevó a cabo".

Ángel Guimerá visitó en 1921 el Monasterio de Poblet; en el Álbum escribió:
" Vergonya eterna per a la nació culpable de destrucció tanta".


Los hechos de 1835-1836 no tienen paliativos. Es un baldón histórico para todo un pueblo.

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Hoy traigo varios fragmentos del libro "Otra historia de Cataluña", de Marcel Capdeferro, leído durante las últimas fechas en el Cuartel General. Cierro los ojos e imagino todo lo robado, ultrajado, saqueado, profanado, violado... perdido en la larga noche de los Tiempos... 


... y me suena tanto esta música...

4 comentarios:

Tellagorri dijo...

Esta historia de la Historia de España que traes es real pero sin explicación de causas. Aquí no se puede echar la culpa a los comunistas ni marxistas de ningún género y los ultra-conservadores han hallado la solución culpando a los LIBERALES.

Te has preguntado alguna vez ¿el porqué de que cuando la masa popular o chusma se rebela lo primero que hace es quemar conventos?

Te voy a dar unos datos breves :
1.- El 95% de las tierras cultivables de España pertenecian a mitades a la Iglesia y a la Aristocracia. Los campesinos eran simples siervos sometidos a ellos sin salario alguno y con la obligación de pagar unas rentas que no podían.

2.- Sólo el Primado de Toledo percibía en rentas de sus tierras más ingresos que toda la HACIENDA nacional del Estado.

3.- Por ello Mendizabal y otros liberales se vieron obligados a decretar la Desamortización a efectos de que esa acumulación de bienes de producción en unas pocas manos y que vivian de lujo, terminara tras tantos siglos de desigualdad y analfabetismo.

4.- Cuando en España se inicia, con buena voluntad, una toma de decisiones justa, siempre surgen las chusmas destructoras que todo lo queman y asesinan.

Es mi personal opinión.

Herep dijo...

Buenas, Don Javier...

No es mi intención culpar a los "liberales", entendiendo que los liberales del S. XIX poco tienen que ver con lo que hoy se entiende por "liberalismo", claro.
Sólo he copiado unos pasajes del libro citado, sin buscar culpables ni víctimas... tan sólo reflejando hechos.
El motivo básico de la entrada no es culpar a nadie y la persecución de lo religioso o la crítica a la desamortización no son los motivos por los que tecleé los párrafos.

El motivo principal, y lo que hizo que se me erizara el vello, es la destrucción de nuestro patrimonio histórico, tan difícil de acumular y tan fácil de convertir en ruinas.

Los puntos que indicas en tu comentario, los comparto en (casi)su totalidad.

Un saludo.

Maribeluca dijo...

Esa trola fue reeditada con éxito en los años treinta del pasado siglo e inauguró la funesta costumbre arraigada entre ciertos cabestros de quemar conventos y buscarse una buena excusa para imponer sus dementes experimentos sociales y de paso hincharse a robar.

Herep dijo...

La Revolución en España siempre ha sido muy mal entendida. Se liaban, se entumecían bebiendo vino y el invento no pasó nunca de una "Robolución" en toda regla.
Si no nació ya con esa idea.

Un saludo, Maribeluca.