- Un poco aquí... este... bien, perfecto.
Paso la palma de la mano por mi cara, lentamente. Perfecta.
Mi piel sigue bien, aguantando los envites. Un poco de hidratante, colonia,
aliento fresco... Listo. Ya estoy en perfecto estado de revista, señores. Ya
puede empezar el día, otro más.
Paca y los niños ya se han marchado. Son las 09:35h. Una
hora, más o menos, desde que finalizó la batalla del desayuno, dejando la mesa
así, como ahora está, repleta de pucheros y magdalenas a medio comer. Son unos
pequeños gamberros, estos chavales, y... y... y Paca, ¡mírala! Seguro que está
en la granja de Herminia, con las brujas de sus amigas, poniendo como el
perejil doblado a la otra, la estanquera... la nueva esposa de Antón... con
esos pechos nuevos... ¡Vaya arpías!
Pero, ¡déjalas, que disfruten! Paca se distrae con ellas. Llevan
los críos al colegio, se despatarran sobre las sillas de la cafetería, y critican.
Cri-cri-cri-cri... Y, ¿qué tiene eso de malo? Mejor que no pasarse toda
la mañana aquí, en el sofá de casa, chupando TV o... ¡válgame Dios!...
recibiendo las visitas de sus amigas en nuestro comedor.
No, no... déjese, déjese...
He perdido unos segundos observando el desaguisado. Platos
en el fregadero, vasos sobre la mesa, migajas, leche, unos plásticos de lo que
parece... parece un pastelito de chocolate... No pienso recoger nada. Ya me he
vestido, acicalado, puesto espuma en el pelo... mis manos están limpias, con
las uñas bien recortadas, sin pieles... No. No voy a arriesgarme a que un
cuchillo malintencionado me sesgue la piel o al pinchazo de ese tenedor que me
la tiene jurada. Además, yo soy una... ¡mis manos!, son una máquina perfecta,
concienzudamente instruidas en la danza del cuchillo, apéndices de pianista... orgullo
de crupier... herramientas de relojero suizo.
Y el sustento de mi casa, ante todo. El musculitos del
entrenador personal de la doña, las clases de inglés de los cazurros de mis
hijos, el dineral de la comunidad de vecinos del apartamento en Cambrils, las
partidas de póquer con los hideputas del bar... ¡Eso vale pasta, Paco! Cuesta
billetes, Paco, lo sabes bien. De mozo, en el cortijo, no tenías un duro. No
tenía estos zapatos tan lustrosos, no tenía un adosado como este, no tenía un
coche descapotable ante la puerta... Por no tener, no tenía ni bigote. Y la
Paca... ¡Ella sí que tenía! Tenía 16 años, un novio sin bigote y una panza.
También tenía vivienda nueva: la calle o, en su defecto, "la casa del
tonto del haba de tu noviete", que dijo mi suegra.
Creo que, si la memoria no me falla, Paca también tenía
amor... pero pronto se alejó, dejando paso libre a la depresión, mal muy común
en esta tierra nuestra, toda ella tan deprimida, tan sumida en el victimismo,
la desesperanza y el martirio.
Paca tenía, sí. Tenía el bolso lleno de pastillas. Tenía.
Tenía, pues hoy ya no lo tiene. Pasado. Aquello quedó atrás, bien escondido en
un cajón de la memoria sin etiquetar. Todo por esto. Todo gracias a esto: estas
manos... ¡dos para hoy!... que, ahora, no pienso ensuciar limpiando estos
cuatro cacharros, o algo peor. Imagina que me hiero... que me accidento... que
se me salta una uña... Imagina que no puedo ir a trabajar, que quedo impedido,
inválido, amputado. En... en... en diez años, por lo menos, no he faltado ni un
día al tajo. Ni uno. Llueva, truene, nieve, esté resfriado, engripado,
descompuesto estomacalmente... Siempre acudí a mi puesto, con mis espadas toledanas
de helado acero fundido afilado a la piedra... sabedor que esas horas, esa
jornada, me ayudaría a pagar las facturas, los caprichos, las necesidades de mi
familia. Todo cubierto gracias a este trabajo mío, con creces... y posibilidad
de ahorro.
No tengo derecho a quejarme. Los de la partida están todos
en paro. Las amigas de Paca, a pesar de las penurias, siguen enfadándose cuando
mi santa se ofrece a pagar el café y las pastas. Leo, el gamberro ese que está
llevando por el mal camino a mi Sebas, viene tarde sí y tarde también a comerse
un bocadillo de chorizo... Somos unos afortunados. La familia Peláez Fuertes no
conoce la Crisis. Mi "especialidad" no está en Crisis. Jamás.
Jamás, jamás, jamás... y al Cristo de los Faroles le pongo dos cirios cada
jueves, dándole gracias por esto... estas dos manos que el Santo Padre me dio...
¡Fregar cacharros, dice! ¡Ni loco!
Además, ¿hoy viene Marga, no? ¿Miércoles? Miér... Pfff... ¡Dónde
tengo la cabeza! Hoy es... ahora tengo la Feria, coño. Llevo toda la noche y
toda la mañana dándole vueltas a la dichosa Feria, y se me olvida por culpa de
este desorden y estos pensamientos entrometidos. Hoy viene Marga. Que limpie
ella, que para eso pago. Lástima que no la vea, con lo que me gusta a mi
revolotear mientras sacude el plumero por las estanterías de los DVD's.
Otro día.
Hoy tengo trabajo. Veamos... las 10:03. En media hora me esperan
en la caseta. ¿Lo llevo todo? Llaves, cartera, la americana con la florecilla
esta aquí... ¿Colonia? Colonia sí, me he puesto antes. Tengo buena cara...
Mmmm... las gafas de sol... ¡Ostia! Joder... el estuche. ¡Mira que si me dejo
el estuche! Anda que si aparezco por la Feria sin los cuchillos... Imagina,
imagina... llegas allí, con todos esos "culitos finos"
esperando, al acecho carnívoro, y te das cuenta de que te olvidaste el estuche
con los cuchillos de filetear el pata negra... Jo... Una ristra de olorosos
Jabugos a su alcance y tú, miserable, sin las herramientas necesarias para rebanarle
artística tajada al manjar...
... Buf...
... ¡Ten por seguro que estos de la UGT te matan!
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NOTA. Os dejo una foto que salió en el periódico... ¡y en la que aparezco yo! Fue durante la última ocasión en la que se "precisaron" mis servicios. No se me ve muy bien, pero estoy ahí, detrás de ese "paria" que baila, conversando con Chema, uno de los camareros que, a esas horas, está ya medio muerto de tanto echar hielos.
8 comentarios:
Estás hecho un Umbral modelno con estos escritos, Don Herep. Y son muy entretenidos y divertidos.
Sigue así.
Excelente narrativa estimado Herep, aunque como yo ando medio cegato, tengo que ampliar el texto para leerlo a mis anchas.
Doy por hecho que tus escritos son vivencias personales. Y eso está bien, porque cuando se escribe desde el fondo de las entrañas, el hecho de relatar tus propias vivencias se convierte en una especie de autoconfesión a los cuatro vientos.
Y te lo dice uno que lo ha hecho por partida doble.
Felicidades, mi querido amigo.
De aquí viene lo de rojos y "moraos"...
Estimado amigo:
Es mi intención hacer un comunicado conjunto, firmado por todos los miembros del grupo, manifestando claramente nuestra enérgica protesta por la puesta en libertad de los terroristas de ETA, asesinos en serie, violadores, pederastas, etc. etc., para hacerlo público en todas las redes sociales.
Si lo consideras oportuno, te ruego que me envíes un breve comentario expresando tu opinión al respecto a mi cuenta de correo: REBUZNOMETRO@HOTMAIL.ES (Asunto: Doctrina Parot).
Muchas gracias.
Un fuerte abrazo.
Gracias, don Javier.
La realidad supera toda ficción. Yo sólo junto letras, como un vulgar realista.
Un saludo.
Lo siento por el tamaño de la letra, José Luís, pero así empezó y soy animal de costumbres. Cambiar algo me resulta harto complicado.
En lo referente a las experiencias personales, no le mentiré... Hay de todo, aunque mi imaginación juega un papel importante.
En este caso concreto, le diré que la imaginación apenas se entrevé. Quizá en aspectos meteorológicos, pero poco más. Lo del jamón y el maestro del cuchillo, tan cierto como que A es A.
Un abrazo.
Debí suponerlo, Maribeluca.
Todos los caminos llevan a Roma.
Un abrazo.
Carlos,
Lo he visto y contesté.
Un abrazo.
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