Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

13 may 2013

Sesión Golfa (XVI)


TÍTULO ORIGINAL. La Isla
AÑO. 2013
DURACIÓN. Indeterminada
DIRECCIÓN. Herep
GUIÓN. El Ejército de los 12 Monos
MÚSICA. Paco Ibáñez
PRODUCCIÓN. Hispano-Cubana Productions, c.b.
GÉNERO. Ciencia-Ficción
SINOPSIS. Nos encontramos esta vez ante una obra maestra de la ciencia-ficción, aderezada con ciertos toques de terror psicológico, que nos sumerge en la paranoica psique del director de la misma, auténtico enfant terrible del nuevo cine independiente español… o lo que es lo mismo, ajeno a las corrientes dominantes dentro de la Academia, auténtica corruptora de mentes.

La película nos sumerge en la piel de Lincoln Seis-Ocho y Jordan Dos-Delta, habitantes de lo que se conoce como La Isla, una ínsula perdida en el centro mismo del Mar Caribe que es presentada como último refugio de la especie humana. Según rezan los manuales de Historia, La Isla fue el único territorio del planeta que sobrevivió al Cataclismo del Capitalismo, permaneciendo fiel a los dictámenes socialdemócratas promulgados por los Líderes Antiguos.

Jordan, como iremos viendo durante la película, colabora como educadora en una de las escuelas públicas del barrio. Asistiremos, de esta guisa, al proceso educativo que se practica en La Isla, en el cual se imparten los principios básicos de la Revolución: amabilidad social, solidaridad altruista, empatía innata para con el prójimo, trabajo compartido, hospitalidad desinteresada, ayuda espontanea... y relativismo. Mucho relativismo. Todo abocado a soportar y sobrevivir ante el aislamiento geográfico de La Isla y la consiguiente falta de materias básicas de toda índole.
Porque en La Isla son muy pobres. Miserables a los ojos del espectador. En La Isla ya no vive nadie nacido en los tiempos de antaño… ya no viven hijos de los Años Olvidados… antes del colapso del Capital, cuando de los grifos brotaba el agua fresca y clara, en los campos se recolectaba al son de las máquinas y en los Hospitales salías igual que entrabas… andando por tu propio pie… y no como ahora, expulsado por la puerta de atrás, en silencio y a hurtadillas, camuflándose cualquier defunción… pues en La Isla, la Muerte, no es bien recibida.

La Muerte no casa bien con la Revolución. No atiende a razones ni a doctrinas.
Lincoln y Jordan viven inmersos en diversiones, bailes, regocijo... dominados por un estado de despreocupación total. Sin trabajo ni necesidad de él, subsisten gracias a lo que les ofrece el Directorio mediante cartillas de racionamiento, individuales e intransferibles. Cada uno de los habitantes tiene una y en ella, día a día, se anota aquello de lo que puede disponer el sujeto, que no es mucho, pero sí suficiente para quienes jamás conocieron otra cosa.

Como vamos viendo a medida que transcurre la película, no todos aceptan el insulso sentido de la vida, aquí en La Isla. Los hay que no asimilaron bien el discurso oficial implantado en las escuelas… ese que, según sus líderes, “es envidiado por todo el Universo conocido y por conocer… si tal Universo existiese”. Estos espíritus de contradicción, que irán pululando a lo largo de la película, serán encerrados en cárceles especiales dedicadas en cuerpo y alma a la re-educación, si es posible, o a la aniquilación, cosa más probable… aunque, si logran escapar al largo brazo del Directorio, será gracias a la construcción de unas barcazas destartaladas y zozobrantes que responden al nombre de “balsas” y que, misterios del guión, no sabemos a dónde los llevarán y si atracarán en algún puerto.
La suerte de los balseros pasa desapercibida para todo el mundo.

Ese es el preciso instante en el que los protagonistas de la cinta empiezan a querer más… quieren prosperar… tener hijos sin la obligatoriedad de dar parte, y pedir permiso, al Directorio… casarse… fundar una banda de folk independiente… Pero cuando acuden a pedir consejo, se dan cuenta que, aquí y allí, todo el mundo les pone impedimentos e intenta enfriar sus proyectos e intenciones. En la Casa de la Revolución, los Comisarios Revolucionarios, el Párroco del Dios Rebelde… todos les muestras inconvenientes para hacerlos cambiar de idea.
Tras tres horas de película, los protagonistas habrán sido aconsejados por todo tipo de personajes. El avispado espectador reconocerá, entre estos, varios cameos interesantes… como el del amanerado Rodrigo “el Superman”, jovial zapatero del barrio que les explica que están siendo víctimas de un sueño depravado de interés individual… o Marta, “la Santa”, antigua cuidadora de puercos que ahora se las da de “curandera”, que les aconsejará olvidar todas “inquietud existencial” para centrarse en los consejos del diario Granma, “mucho más entretenidos e inocentes”… o los borrachos que se agolpan en las cantinas del puerto, expertos en miles de batallas perdidas y doctos en el coraje perdido y la súplica pedigüeña.

La pareja, en una escena memorable en la que aparecen mirando al Mar desde el Malecón de la Bahía un atardecer cualquiera, decide probar suerte… intentar escapar de La Isla, viajar más allá de donde alcanzan sus miradas, imaginando planes, dibujando estructuras de chapas con las que fabricar su “balsa”, especulando con fechas, idealizando el futuro… como hizo aquel balsero olvidado…
Pero cuando están a punto de escapar de La Isla en un artilugio construido a base de cartones, hojas de palmera y oxidadas latas de conserva, se produce uno de esos “espectáculos nacionales” con los que, de tanto en tanto, el Directorio recompensa a la servil población civil, reafirmando su espíritu colectivo y el orgullo como ciudadanos de La Isla. Esta vez, a bombo y platillo, es anunciado un día de Fiesta Nacional ante el “rescate” de un superviviente del Cataclismo del Capitalismo, de nombre Willy.

Por doquier se celebran bailes, se sirve agua de coco y se fuman puros habanos cinco estrellas que no serán descontados de la cartilla de racionamiento. Un día es un día. Todo sea por el camarada Willy, rescatado de las garras del apocalipsis. Las escuelas se cierran, los hospitales no trabajan, los bares sacan sus terrazas a la calle… y así, en este clima de inactividad y celebración, Lincoln y Jordan deciden posponer su fuga para otra ocasión… más adelante… cuando acaben los festejos y se haya saciado la curiosidad que en ellos despierta ese nuevo ciudadano de La Isla… perdido… conocedor de tantas y tantas cosas increíbles de ahí fuera…
… que no tardó en explicar en comparecencia pública, escoltado por la plana mayor del Directorio de La Isla, con sus Ingenieros Jefes, sus Comisarios, sus Técnicos Superiores, Inferiores y Asamblearios… todos ellos, en horario de máxima audiencia, retransmitido por la única radio y la única TV, ambas públicas y abiertas a la voz popular. En ellas, aquella tarde de discurso y todas las demás tardes en las que, a falta de programación mejor se re-emitió el “Especial Willy”, el protagonista nos narró las vicisitudes de su travesía por el desierto… “donde todo habían sido atropellos hacia su persona por parte de un entorno agreste, violento, deshumanizador… que lo había tratado injustamente, haciéndole vivir de rodillas, claudicando a cada inspiración y suplicando por su vida con cada expiración. No, isleños… Allí fuera no existe nada. Sólo Muerte. La Salvación está en La Isla."


El humilde servidor que les está haciendo esta crítica cinematográfica ha de reconocer, entre gran vergüenza y desdicha, que tras esta escena del discurso del innombrable, lo último que recuerda es el sonido agudo y monótono de la alarma del móvil la cual, avisándome de que había llegado la hora de ir a recoger a mi anciana madre al asilo, me desvelaba del profundo sueño que me provocó la sinrazón y monotonía de la cinta. Insultado y vejado por los fieles cinéfilos que abarrotaban el cine, salí por patas de la sala sin poder asistir al fin de la historia… quedándome la duda de si Lincoln y Jordan saldrían algún día de La Isla o se quedarían en ella el resto de sus días.

Me preguntaba, también, de qué infierno miserable había escapado el tal Willy ese, pero en cuanto encendí un cigarrillo me olvidé totalmente de tal actor secundario.

Malo, por cierto.

Rematadamente malo.

4 comentarios:

Old Nick dijo...

Juajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuaaaaa
¡POR FIN "SABEMOS" DONDE ESTÁ "WILLY", QUERIDO HEREP!
¡"EN LA ISLA PARADISIACA"!¡Y QUE LA DISFRUTE!¡Y QUE NOSOTROS DISFRUTEMOS DE SU "AUSENCIA"!
¡YA VERÁS COMO VUELVE, CON "EL RABO ENTRE LAS PATAS", Cuando Se Le ACABE EL "FULGOR DE LA PROPAGANDA" Y ALLÍ, "TAMPOCO LE CONTRATEN NI VALOREN SU ARTE"!
Juajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuaaaa
Sólo Recuerdo Una Peli En La Que Hizo De PROTAGONISTA : "CRIMEN FERPECTO"... El Resto FURUFALLA Y GLEA, Que Decimos En Mi TIERRA.
SIT TRANSIT GLORIA MUNDI.

¡Que SE QUEDE ALLÍ Y NO VUELVA!
Y Respecto A Los PROTAGONISTAS DE LA "PELI", Pues "FINAL ABIERTO".
FUNDIDO EN NEGRO
THE END
BINDIS POR LA LIMPIEZA, GENIO.
Y
¡¡RIAU RIAU!!

candela dijo...

Si, por extensión, entendemos por isla, aislado..se ve que es moda entre los tontos el aislarse para salir en un programa de TV y tener unos cuantos minutos de gloria.

Llámese Willy o marinaledo :P

Herep dijo...

Las últimas noticias que tengo sobre el asunto son las imágenes del casoplón con el que la dictadura de Fidel recibirá al ilustre invitado.
¡Ni la mansión de la Presley, Old! ¡Será por cuartos de baño!
Yo, a diferencia de usted, no conozco ninguna película en la que aparezca el menda lerenda... ni falta que me hace.
Con un poco de suerte, allí encontrará el maná y nos dejará a los españoles en paz, aunque mucho me temo que eso es demasiado pedir.

Un abrazo para vos, y un brindis cortito, que es lunes y el cuerpo no está para muchas alegrías.
¡Riau!¡Riau!

Herep dijo...

La TV, Candela, es una poderosa arma revolucionaria. La izquierda lo sabe y por eso tiende a colapsar los medios.
Si eso es así, ¡no digamos cómo será en el caso de las sanguijuelas que por ella pululan!

Warhol habló de 15 minutos de gloria... pero muchos inútiles abusan y ya llevan demasiado chupando cámara.

Un abrazo, guapa.