Yo soy el Surrealismo

Seré un genio, y el mundo me admirará. Quizá seré despreciado e incomprendido, pero seré un genio, un gran genio, estoy seguro de ello. 

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En una de las paredes de la Sala X cuelga, en posición aventajada, el cuadro con el que se presenta esta entrada. Este, como todos los demás lienzos que alumbran la sala, está siempre acompañado por un flexo, ridículo y apenas perceptible, que lo ilumina día y noche… regalándonos su belleza… advirtiéndonos del significado de sus colores, como los antiguos Oráculos… fiel testimonio de lo que está por llegar…

El cuadro, Premonición de la Guerra Civil, pintado en 1936, salió de la paleta del maestro Salvador Dalí.

Un Genio.

Esquizofrénico, paranoico, astuto, manipulador, machista, demente, altruista, asexuado… fascista, clasista, botifler… ¡Se han dicho tantas cosas del grande de Figueras! Tanto. Ríos de tinta destripando sus obras, sus actos públicos o privados, su ideología o apetencias políticas, sociales, deportivas, sexuales… pero, seguramente como sucede con sus obras, poco se ha escuchado de lo que estas… y este… gritan.

As del Surrealismo en el país más surrealista de todo el globo terráqueo. No podía ser de otra forma. Un cirujano tal del subconsciente humano no podría haber nacido en otro lugar. Dalí, y su España… “tan desgraciaita gitana tú eres teniéndolo tó”… valientes exploradores en el océano desconocido más allá de donde alcanzaba la razón. Uno atravesó la realidad de la psique. Otro, los Mares y las Edades.

Un 23 de Enero como el que nos ocupa se llevó a Salvador Dalí, y el Surrealismo quedó tocado. Huérfano.

Unos años después, también un día como este que corre a ritmo de segundero, unos perros de la ETA le soltaron plomo a Gregorio Ordoñez. Fue en San Sebastián, allá por 1995. Entraron en un garito y, tras el saludo de rigor a la parroquia del té verde, le presentaron a la Muerte.

Tras varios años vagabundeando por aquí y por allí, volvía a establecerse esa fina relación familiar entre nuestro país y el arte de lo retorcido, lo curvo, obtuso, abstracto… y la Negra Parca dibujó sus más terribles obras. Bodegones de coches bomba, democracias muertas, cuevas de ladrones deformes... pactos despóticos, chantajes institucionales, Justicias despechadas, iglesias profanadas por párrocos beodos… Se sucedieron los asesinatos, las vejaciones, las diásporas, los saqueos, las extorsiones… y nadie atendió a nada, despreocupándose todos de las víctimas, las Leyes,  la Constitución Española… si alguna vez hubo Constitución y si alguna vez entendimos qué es España…

Hoy, 23 de Enero, el Parlamento de la Comunidad Autónoma de Cataluña, se ha arrejuntado para darle al pincel en, seguramente, el último trazo surrealista español. Pinta sobre un lienzo de segundas… la soberanía española… lo que pretende, gracias a la psique del artista ducho en la falsificación, convertir en soberanía catalana.

Esta fecha quedará marcada en la Historia de España como el día en el que murió el Surrealismo. Intentó aferrarse a la vida, pero acabó finando. Se apoyó en las espaldas de sus hijos, pero resultaron ser demasiado miserables e insulsos… incapaces de observar qué escondía tras el difuminado de sus colores… y, tras veinticuatro años del fenecimiento de su amado, este se nos marcha dejándonos la realidad… la cruda Realidad… que nos presentará aquello que, tan satíricamente, nos esconde y deforma, envuelta entre papeles de angustia, esa conciencia que tanto aborrecemos:

... La Guerra... y la Muerte.

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Mientras estamos dormidos en este Mundo, estamos despiertos en el Otro.