Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

7 ene 2013

El Cabo Cagón



Ayer fue el día de la Pascua Militar, fiesta castrense por excelencia. Nosotros, en El Ejército de los 12 Monos, también la celebramos, como buena fiesta de guardar. Con exquisito cumplimiento de las normas de seguridad, la de ayer fue una jornada de puertas abiertas. Los familiares de los Monos pudieron acceder a varias de las instalaciones que encierra el Cuartel General, se presentó un pequeño piscolabis en la Sala de Invitados y yo, como Comandante en Jefe, recité algunas poesías y conté los últimos chistes picantes que circulan por las camaretas. 

Nada… poca cosa…

A mediodía, aprovechando el permiso especial otorgado para tan señalado día, la mayoría de los soldados decidieron salir a pasear por las calles de la ciudad acompañados de sus familias y de esos pequeños mocosos que estrenaban juguetes. El Servicio de Cocina, tras dos semanas de afanoso trabajo, permaneció cerrado… fiesta… y los pocos que quedamos encerrados entre los gruesos muros, empezamos a concienciarnos sobre los quilos de más y los planes de adelgazamiento, puesta en forma y desintoxicación etílica.

Desparramados en la Sala X, nos dimos a otra sesión de cine vespertino desgastando, un poco más, las carátulas de las cinco o seis películas que descansan en nuestra videoteca particular. Siempre las mismas… vistas una y otra vez… paupérrima colección de un autobús de línea cualquiera, ayer tocó una de tiros, bombas, negros trajes de Hugo Boss y pulcro fango incrustado en los rostros de los siempre benditos aliados useños.

Salvar al soldado Ryan, rezaba el título de la obra maestra.

Como dijimos ayer, la hemos visto miles de veces. Los días en los que estamos más animados, ayer no fue uno de esos días, cada uno de nosotros interpreta a uno de los protagonistas. Hasta ese punto nos conocemos los diálogos, los silencios, la canción de la Puta de Berlín, los lamentos de Doc al recibir un balazo despistado en aquella colina despechada…

La primera vez que la vi, allá por los finales del siglo pasado… ese cuyo final anhelábamos ansiosos por contemplar el vuelo de los coches, los sables láser y la conquista del Espacio Exterior… estaba en pleno Servicio Militar Obligatorio… snif, snif… y aluciné con los primeros tres cuartos de hora. Más o menos como todo el mundo, supongo. Piernas amputadas, las lanchas Higgins y la lluvia de balas que salían a recibir a los infantes de marina, los morteros, la sangre, la resaca roja y espumosa… el Caos…

Años más tarde, cuando todo acabó y nada empezó, me devané los sesos preguntándome qué había llevado a toda aquella chiquillada a alistarse en tamaña fuerza expedicionaria, lanzarse a la travesía del gran charco y, en gesto alucinante para la época y, por desgracia, ridículo en estos tiempos nuestros, arrojarse a la playa normanda arriesgando la vida… sí, sí… la vida, Monos… no a la señora en una partida de cartas o la hacienda en un barriobajero duelo de cantina, no. La vida.

Aquello me lo pregunté hace tiempo, y hace tiempo obtuve la respuesta… pero eso, tras cientos de visionados de la película, no fue lo que captó mi atención durante este último pase. Tampoco es ese el tema del que pretendía hablaron hoy, la verdad. Porque hoy toca otra cosa, otro personaje de la compañía del Teniente John H. Miller…

… el Cabo Borja E.Samper, más conocido como “cagón Samper”, “el Cabo gallina” o “guerrea, guerrea que el Cabo Samper se caga y mea”.

Curioso personaje, este. La Vida está plagada de tipos como él, sean los tiempos de Paz, de Guerra o de “Hoja de Ruta”. Hombres temerosos, asustadizos, huidizos… esquizofrénicos, tal vez… profundamente estigmatizados por el complejo de inferioridad y culpa, siempre prestos a la traición al prójimo en pro del poderoso… a cambio de algo… a cambio de nada… a cambio de seguir viviendo, y llorando…

Conocedor de la salsa de la película, me fijé en él durante toda la cinta. Contemplé cómo, sin abrir en demasía la boca y siempre acompañado de buenas y melosas palabras, se iba ganando la confianza de los compañeros. Al chaval de la MG, creo que nativo de Cádiz, preguntándole no sé qué de una antigua novieta esperando en el puerto… al francotirador, zaragozano, dorándole la pinza diciéndole lo buena que es su vista y lo lejos que dispara… al teniente Miller conquistándolo mediante una sarta de preguntas de una filosofía de andar por casa…

El Cago Gallina Samper se cuela entre las relaciones amistosas de sus camaradas de pelotón, participa en las apuestas tan típicas en la vida castrense, bromea realizando comentarios sobre pechotes, culonas y prostitutas famosas entre la Aerotransportada… palabras sexistas, machistas, esgrimidas con la boca pequeña y los ojos cerrados, no vaya a ultrajarse su excelente educación en valores igualitarios e igualadores, tan servicial todo él… tan culto… tan “niño bien”… repeinadito, bien afeitada la barba y el pecho lobo, limpias las orejas… culito fino…

Incluso en algunas ocasiones excepcionales, para desbaratar las defensas emocionales de sus compañeros… erigidas desde tiempos inmemoriales con argamasa de menosprecio racial clasista y ladrillos de discriminación e insulto nacionalista a pie de calle… ¡Maketo!… el Cabo Cagueta Samper se atreverá con algún trabalenguas homófobo… ¡Pecado Mortal, Cabo Cagueta! ¡Antes de acostarse límpiese la lengua con lija gorda!... con intención de estrechar todavía más esos vínculos de camaradería, esas espaldas cubiertas, esa confianza vestida de verde oliva camuflaje.

La confianza última y verdadera… confianza de militar.

Como es sabido por todos vosotros, al final siempre llega la prueba de fuego. Es algo ineludible. Tarde o temprano a todos se nos presenta la encrucijada y al Cabo Gallina Samper, por muy listo que se creyera, también lo agarró la divina Providencia. Su última misión, una vez encontrado al maldito Ryan, consistió en defender un puente…

… un pedazo de tierra…

… ante el avance de los totalitarios nacionalistas de traje caro con medallones de Muerte en forma de nuez. Dio muestras de su valía, si alguna vez tuvo alguna. Toda la camaradería, el compartir el pan y la sal en las cenas comunales, los chistes, las escenificaciones… nada, todo quedó en humo. Acurrucado en el rellano de las escaleras, bajo los cascotes de la trinchera, en el porche del campanario… allí, con los ojos cerrados por el pavor y el horror, defecó su hombría mientras a su alrededor caía el fusilero Ordoñez, prendían preso al sargento Ortega Lara… ultrajaban a la granadera San Gil, al novato Iturgaiz… pisoteaban la tumba de ese camarada de Ermua caído años atrás...

Incluso el teniente Miller M. Oreja recibía su dosis de plomo, detonador en mano, hasta el último aliento, mientras el Cabo Timothy E. Upham, que así se llama en la película, se miraba tembloroso las manos… ¡No, no, no! ¡Yo no quería! ¡Esto no está bien! ¡Esto no puede suceder!... dándose cuenta que… siempre… lo que sucede no es lo que tendría que suceder… comprendiendo la verdad de la naturaleza humana, sus flaquezas, sus miedos, el terror del niño que se enfrenta a su primera noche oscura del alma.

Terror de niño. Miedo de niño que, al ir creciendo, debe desaparecer por el bien de uno mismo… so pena de quedar encerrado, eternamente, en una prisión de invisibles barrotes de la que no podrá escapar jamás, convirtiéndose el inquilino en oveja… en manso rumiante… trasquilado el día par y camino al matadero el impar.

El cabo Upham, al final del embolado, ata varios cabos… crece, progresa adecuadamente… y, presa de la furia y la rabia, ametralla a un enemigo en particular que previamente se había rendido. Esquizofrenia, podríamos diagnosticar. Esquizofrenia entre lágrimas de culpa, si nos sacamos la licenciatura en cualquiera de las centenares de tómbolas, aka Universidades, que tenemos alrededor.

Otros muchos, pero, siguen sin llorar… prefieren las risas de complicidad con la Bestia, los muy miserables…

Vaya esta entrada por ellos.


Semper fidelis, Cabo Cagón Samper.


10 comentarios:

Doramas dijo...

Detallada escenificación, me ha gustado.
SEMPER FIDELIS.

Lin Fernández dijo...

Gran pelicula desde luego,aunque no me gusto el final.Hoy la juventud americana esta metida hasta el cuello en Afganistan,me pregunto que carajo estan haciendo alli.Por lo menos en las playas de Normandia nos libraron del nazismo,un saludo,

candela dijo...

Pues Morenés lo ha dicho muy claro, están allí porque da muy buena imagen de España ¿cara a quién..?

Y aún nos critican a los que pedimos la intervención económica de la UE....Manda narices.

que dificil la vida sin ti dijo...

¡Magnífico Herep! ¡qué bien escribes y que sana envidia te tengo amigo!
Y el fondo, ¡muy valiente, si Señor!
Tuya
Asun

Old Nick dijo...

¡BUENA ENTRADA PARDIEZ!¡HERMANO HEREP, CADA DÍA TE SUPERAS UN POCO MÁS!
Excelente ANÁLISIS DE SITUACIONES Y PERSONAJES... ¡LÁSTIMA QUE SEAN "TAN REALES"!
Pero En Fín, ¿Qué Podemos Decir,Que Otros No Hayan Dicho o HECHO ANTES?
Ahí Te Dejo Una Simpática Y Marcial Canción Alemana De GUERRA, Que Sintetiza Mi Pensamiento.

"Seguiremos Marchando
Aunque El Mundo Se Hunda
A Nuestro PASO.
¿Qué Podemos Temer
Los Que Marchamos
Y Combatimos
Por Terrenos
Donde RÍE EL DIABLO?".

Un ABRAZO GENIO. Y Un BRINDIS POR TODOS LOS SOLDADITOS QUE SABEN COMERSE EL MIEDO Y "TIRAR P'ALANTE"
SIN DUDAR.
"SEMPER FIDELIS", HONOR A NUESTROS SUFRIDOS MUERTOS EN "GUERRAS IMPERIALES"
¡Y A LA MIERDA LA CÚPULA Y EL GOBIERNO, QUE LOS MANDA A MORIR SIN EQUIPO NI ARMAS DE CALIDAD, "PAGANDO ENCIMA" Y NO DEFIENDEN NI LA PATRIA UNIDA, NI BANDERA, NI FRONTERAS!

¡¡RIAU RIAU!!

Herep dijo...

Me alegra que te gustara, Doramas.

Un saludo.

Herep dijo...

La juventud americada y algunos pocos españoles también, Agustín. Dicen que allí se está librando la lucha contra el terrorismo global... pero a mí me hace mucha gracia que nos dediquemos a ese terrorismo mientras dejamos que el nuestro campe a sus anchas por España.

Pero...

Un abrazo, neozelandés.

Herep dijo...

Morenés no sabe lo que se dice. Tiene muy buena prensa, pero es otro más de la casta parasitaria que pulula por este país.

Un abrazo, Candela.

Herep dijo...

No es para tanto, Asun.
Una manera de recolocar todo lo que me pasa por la cabeza... por ahora...

Un abrazo, tarraconense.

Herep dijo...

Los análisis de situaciones y personajes no es más que la voz de algunos con los que me cruzo por la calle, Old. Todos lo hacemos, aunque pocas veces escuchamos bien lo que oímos.
Dice una vieja cita que "para que el mal triunfe es necesario que los hombres de bien no hagan nada"... pues eso... si no hacemos algo, por pequeño que sea, poca razón tendremos al quejarnos.

Un abrazo, maestro... y un brindis cortito, que voy algo ajustado con la dieta post-navideña.
¡Riau!¡Riau!