Dice un sabio refrán de nuestro abundante refranero que, “a perro flaco todos son pulgas”… aunque,
el perro conocido como España, en vez de pulgas, está infectado de grandes,
gordas y negras garrapatas.
Estas, de todas formas y colores, llevan largas décadas
aferradas a la piel de toro. Gracias a la paciencia y a la desidia del huésped,
han ido chupando… y chupando… y chupando… la savia que circula por sus venas
hasta hincharse como globos aerostáticos, sin muestra alguna de haber saciado
su voraz apetito vital.
Una de ellas, apellidada “secesionista”, parece que, tras disfrutar y degustar tan vital
menú, ha decidido abandonar al huésped a su suerte. Tras haberse servido de él,
la soberanista, como toda garrapata digna de su estatus social, decidió iniciar
su carrera alimenticia en solitario… por su cuenta… olvidando, toda ella, que
las garrapatas independientes, resabiadas del calor del enjambre, están
abocadas al más rotundo de los fracasos, presentado aquí en forma de manotazo,
pulpa visceral sobre la mesa y alcohol desinfectante.
Aunque no es cosa segura que tal insecto dé el salto e
inicie la travesía del oasis. Contradiciendo toda lógica científica, dicho
parásito dispone de un leve raciocinio de tono victimista y este, cruel donde
los hubiere, influye sobremanera en la futura decisión del bichejo. Marchar, no
marchar… marchar, no marchar… hete aquí la cuestión del príncipe bastardo. Abandonar
la seguridad del huésped o seguir hincando la trompa infecta en tan blanda
piel. Convertirse en una garrapata adulta o seguir paseando el roído disfraz de
insecto revolucionario libremente asociado.
Al lado de esta, encontramos otro chiche venido a más. Se la
conoce por estas latitudes con el sobrenombre de “política”… o, en su variante científica, como “casta política”. Negruzca, redonda de obesa y con un sinfín de
patas a modo de tentáculos, es casi tan peligrosa como la anterior, prima
hermana política.
Su característica principal radica en un voraz apetito y una
indiferencia total, dentro del reino animal, hacia la salud física del que la
sufre y soporta. Dicha chinche… o pulga… o garrapata… bebe, que no chupa, de la
savia de su huésped sin reparo alguno. Puede llegar a causar la muerte del
pobre sujeto infeliz, pero este supuesto poco parece importar a nuestra
portadora de miserias. Henchido su abdomen y bien servida de materia prima, la
garrapata política, ante la muerte y vaciado de la teta, tan sólo tiene que
desprenderse, sin remordimiento alguno, para camuflarse en cualquier recoveco
del terreno.
Su infecta acción le garantizará prósperos años de vida
aunque el invierno sea largo, duro y negro.
Casi a tiro de piedra, la tercera en discordia: la “garrapata periodística”. En latín, “cuartum
poderum”… o “cuartum milenium”… o “cuartum et mitae de lo miae”. Tachada como “milagro
de la ingeniería social animal”, esta garrapata actúa como sierva de las
anteriores. Su principal tarea consiste en, mediante un apéndice viral,
suministrar al huésped pequeñas dosis de anestesia total embutida. Con estas
dosis la acción parasitaria del equipo garrapatero pasa desapercibida a propios
y extraños. Mediante un zumbido producto del roce de las extremidades
inferiores del bichejo, el pobre perro enfermizo se mantiene ajeno al cáncer
que lo debilita, sumido todo él en debates estériles, vidas ajenas e
intoxicaciones placenteras varias revestidas de “otro Mundo es Posible”.
Este cometido principal de esta periodística garrapata no es
gratuito… ¡qué va! ¡Gratis, dice! Demasiados saltos en la evolución de la especie
han acabado con esta rémora altruista. Ahora, la multicolor garrapata adquiere
su ración de sangre tras el banquete de sus “jefas”. Tras ellas, llega el momento de sus migajas grumosas. Todas
las que quieran, y más. Sí, sí… luego,
luego…
Y hacen bien, y es un gran logro de su especie, sí señor. Como
decíamos ayer, “a perro flaco todo son
pulgas”, y al perro España no le faltan pretendientes. De esta manera,
mediante el trabajo de mamporrero, la garrapata periodística se asegura una
sanguínea tajada, y la protección necesaria para seguir anteponiendo su familia
al resto de conquistadoras de ocho patas.
Pero por encima de todas… orbitándolas todas… satelizándolas
como Dios Zeus en el Olimpo, encontramos la garrapata regia, el Rey de la Selva
microscópica… en todo el orbe conocida como “Garrapata Bourbon”.
Dentro del reino de los insectos, encontramos una infinidad
de casos en los que un espécimen determinado adquiere, gracias a sus feromonas
hipnóticas y a un guiño de la genética divina hereditaria, el gen del “macho alfa”. Hete aquí, ante nosotros,
la “garrapata alfa”. Única, infinita,
inmortal. Ella misma se otorga el privilegio de su rango y nivel. La Reina
Madre que, gracias a su inalcanzable posición, dispone a diestro y siniestro…
organizando la colonia en aristócratas, soldados y trabajadores tan sólo
moviendo una antena.
Microscópica en el momento de salir del huevo, la “garrapata Bourbon”, alcanzada la madurez,
rondará el tamaño del puño humano. Así engorda su patrimonio de sangre, así. Hoy
chupa de aquí, mañana de allí y, como está por encima de la Ley que ella misma
firma, cualquier orden natural le trae sin cuidado. Ella pone, dispone y
repone. No existe puerta cerrada a su paso, ni fémina que no puedan doblegar
sus eróticos perfumes parisinos.
Como Jefa indiscutible, a ella pertenece el reino de los
cielos garrapateros y, como San Pedro para los cristianos, también ella dispone
de un juego de llaves. Por ende, recibe pleitesía de creyentes y paganos… altos
y bajos… gordos, flacos, guapos, pobres, pensionistas, indignados… La Justicia
secuestrada a su antojo. El Capital, bien aferrado en el refajo. La Dignidad…
eso es algo de lo que la garrapata regia se desprendió hace ya mucho tiempo.
Porque… y tengan esto en cuenta, alumnos… por mucho que al
frotar sus antenas broten armónicos sonidos y bellas palabras como “quimeras”, “igual para todos”, “perdón,
lo siento mucho”… estas no dejan de ser memeces. La "garrapata Bourbon" es, del
mundo animal, la única que mantiene bien engrasadas sus poderosas alas. Llegada
la ocasión, no dudará en alzar el pesado vuelo hacia otra tierra virginal… ya
sea esta el lomo de una cabra o la papada de una rata… dejando atrás a una
súbdita servidumbre aferrada al corroído cadáver de un huésped moribundo y
desangrado.
No será la primera vez que lo hace, no.
16 comentarios:
Buen relato y muy bien redactado. Estamos precisados de grandes dosis de DDT aunque se halle prohibido su uso, porque es lo único efica contra ytanto bicho carroñero.
Las garrapatas a las que aludes no se irán, seguirán intentando chupar todo lo que puedan a no ser que la arranquemos nosotros y me da que nos hemos vuelto muy perezosos para realizar ese trabajo, por lo que seguirán chupando y chupando hasta dejarnos secos.
Dudo mucho que Mas siga el camino hasta el final. Nada me alegraría más, justo ahora que repite el mantra de que España no empleará las armas contra él, en una mentira que, repetida cien mil veces, espera que se convierta en realidad. Nada de nada debería poder evitar que la Guardía Civil lo hubiera trasladado ya a la Audiencia Nacional y lo estuvieran procesando por Traición.
Pero claro, si la Audiencia está escurriendo el bulto con los del 25S, que no hará con cualquier imbécil que desee cagarse en la bandera.
Un saludazo.
La garrapata es un bicho de vida corta. Pero no son tontas, si el animalito al que están sorbe que te sorbe sigue vivo no se sueltan. En cualquier caso salvo que infecten gravemente el cuerpo del parasitado duran poco y las palman malamente.
Saluditos.
Le deseo al garrapato que ascienda a los cielos cuanto antes, con todo mi dolor más que nada por San Pedro que necesitará polaramine para la urticaria y pedir refuerzos al Santo Job para no largarlo a las calderas para toda la eternidad, cosa que -por otra parte- se ha ganado a pulso en esta vida por traidor y sinvergüenza.
Magistral comparación, amigo Herep, de los diferentes poderes, aniquiladores de España, con vulgares insectos parásitos. Siempre vale más una buena imagen que mil palabras. ¡Lo has bordado!
Un cordial abrazo.
La garrapata no es nadie sin bicho al que chupar la sangre y ya se está dando cuenta de que se le ha ido bastante de las patas la cuestión, yo casi que prefiero que reviente de una vez por todas
Contra la garrapata separatista y otros bichos,Una bomba nuclear de DDT.un saludo,
El DDT... nombraste a la bicha, Don Javier.
Algún día tengo que escribir algo sobre el "tal veneno" y la relación con la malaria en África...
Aunque secundo la moción y salgo presto a encargar toneladas para un rápido uso en nuestra patria.
Un abrazo.
No andas muy desencaminado, Xad Mar.
Cuando la burra ya no tenga más leche, simplemente se desprenderán de ella para acabar sus vidas disfrutando del néctar que acumulan en el buche.
Nosotros, como los perros, pereceremos al no poder (o saber) quitarlas de nuestro lomo.
Un saludo, astur.
Creo, CS... no estoy muy seguro... que no es materia para la Audiencia Nacional. Creo que es el Supremo el que debería encargarse del entuerto del Sr. Arturo... pero tampoco voy, viendo quién pulula por tan magno tribunal, a echar las campanas al vuelo.
Unos miran para otro lado y los otros, ni ven de ciegos.
Un saludo, campeón.
Eso es típico de la garrapata común, Zorrete, pero nosotros nos encontramos ante la garrapata "hispanicus" y eso, tal y como se contempla en nuestra dilatada Historia, son duras de pelar.
Infinitas y eternas...
Si fueran comunes, ya no quedaba de ellas ni el recuerdo.
Un saludo.
Creo que el garrapato mayor ascenderá pronto, Candela. No creo que llegue a los Reyes del año próximo.
Pero siento demoler tu esperanza: tras él vendrá otra, y otra, y otra.
España es un perro demasiado flaco, y ya sabes qué dice el refrán.
Un abrazo.
Gracias, Tío Chinto.
Me salieron las palabras casi sin pensarlas... tan sólo dudé un poco en la elección de la foto.
Al final creo que el parecido les hace justicia.
Un abrazo, artista.
Puede que empiece a dudar de la capacidad del huésped, Maribeluca, pero no dudes que seguirá la ruta marcada y huirá hacia adelante.
Como siempre.
Un saludo.
Los ecolojetas no verán con buenos ojos tus palabras, Agustín.
¡Una bomba atómica de DDT!
Peor que las de toda la vida!!
Un abrazo, neozelandés. Que tengas un buen día.
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