TITULO: La estanquera de Vallecas
AÑO: 2012
DURACIÓN: 100 años (de honradez)
PAÍS: Chirigota Española, s.l.
DIRECTOR: Herep
GUIÓN: El Ejército de los 12 Monos
MÚSICA: Los Chichos
FOTOGRAFÍA: SAT
REPARTO: Sra. Virtudes (Mercadona), Mercedes (cajera del Mercadona),
Juan, el Justo (J.A. Sánchez Gordillo), Manolo, el rojeras (Gaspar Llamazares), Sr.Morales (Régimen del 78)
PRODUCTORA: Marinaleda Underground, c.b.
GENERO: Thriller.
SINOPSIS: La historia que nos narra la cinta de hoy
versa sobre la Sra. Virtudes, viuda cuarentona que, con más pena que gloria,
regenta un estanco en el barrio madrileño de Vallecas, sobreviviendo a una
crisis económica que, más que pasajera, se ha convertido en uno más de la
familia.
Virtudes, a pesar de su edad, conserva todos y cada uno de los encantos
que deslumbraron a su difunto marido, el Sr. Morales, y que convirtieron al
estanco en el lugar más visitado y glamuroso de toda la Villa. El profundo
verde de sus ojos, intacto, competía con un abdomen liso como una tabla, unas
caderas estrechas a pesar de haber parido a tres bebés, unos pechos generosos y
firmes… amén de un encanto y una educación típica de colegio de monjas. Junto a
ella, regentando la venta de cigarrillos de liar y sellos de curso legal, se
nos presenta Mercedes, su hija menor, una chavala de apenas veinte años calcada
a su madre. Entre las dos, a turnos de diez horas diarias, luchan contra viento y
marea para sacar adelante el pequeño negocio familiar.
En una serie de flashbacks
perfectamente editados por parte del director, iremos presenciando aspectos de
la vida de la familia estanquera, como el nacimiento de la niña, los días de
vino y rosas en los que la clientela se agolpaba ante las puertas en busca de
briznas de tabaco acompañadas con un “buenos días” y una femenina
sonrisa… el diagnóstico del cáncer pulmonar que acabaría con la vida del Sr.
Morales… la llegada de los “hombres de negro”, cargados de facturas,
impuestos, tasas y demás inventos solidarios… las deudas regaladas en un
testamento con rúbrica notarial… las escaseces y remiendos en los sujetadores…
Una primer hora de temática más bien costumbrista… algo lenta en
comparación a la acción y suspense que destilaba el tráiler de la película… pero que irá
provocando el nacimiento, en el interior del sufrido espectador, de una sensación
extraña… mitad suspense, mitad desesperación…
Pasados los lances de la introducción, llega un día
cualquiera en el que, justo después de la fabada asturiana que las dos
protagonistas se meten entre pecho y espalda, unos violentos golpes a la puerta
perturban la idílica paz que se respira en el estanco. PAM-PAM-PAM. ¿Quién
va? Niña… bonita… abre, que nos hemos quedado sin Celtas. Y Mercedes, inocente,
abre un milímetro la puerta. Suficiente. De una patada, la ruda madera se abre
de golpe, atestando un fuerte golpe a la pobre muchacha que, sorprendida, cae
de culo al suelo.
Ante ella, dos hombres. Dos desarrapados… ataviados con desgastados
pantalones de pana, camisetas que publicitan una casa de alterne de las afueras y
zapatillas de las que escapan, a través de sus muchos agujeros, unas uñas negras y
duras como mejillones… la miran de modo lascivo mientras uno de ellos corre a
cerrar una puerta que, milagrosamente, sigue anclada en sus goznes. Segundos
después, el otro chorizo inicia una rápida búsqueda por el almacén hasta dar
con la madre de la criatura, a la que amenaza con una navaja de siete muelles.
Son los maleantes del barrio… Juan y Manolo… más conocidos como “el
Justo” y “el rojeras”, famosos en el barrio entero debido a de su
vida miserable y corrupta. Enganchados a toda clase de drogas duras y blandas,
llevaban tiempo planeando el asalto a mano armada para proporcionarse algo de
materia básica para sus vicios varios… y para conseguir sus objetivos no
escatimarán en violencia y obscenidad.
Llegado este punto, el espectador se encontrará totalmente dominado
por la repulsión y el desasosiego gracias al trabajo con la iluminación y el
enfoque. Incluso a través de la pantalla, éste intuirá el hedor físico y
psíquico que desprenden los dos delincuentes, hijos de la ira, el odio y el
totalitarismo criminal. Las féminas, desde su asiento en el patio de butacas,
notarán como el nerviosismo ante el abuso físico y psicológico sufrido por las
protagonistas traspasa la pantalla para hacer mella en sus estados de ánimo.
¡Guarras! A callar. Venimos a expropiaros el tabaco que negáis al
pueblo soberano, ¡imperialistas!, dicen mientras desvalijan las estanterías, los
cajones, la caja registradora… De la pared arrancan unos pósters donde aparece
un cowboy fumando un Marlboro… ¡Pá la paré der baño, Justo!... y de la
vitrina del escaparate, todos los zipos y las cachimbas de plástico.
Pero de pronto, mientras el mayor anuda el saco en el que han ido guardando
el material “expropiado para los pobres fumadores” y el joven se
entretiene dibujando corazones con su navaja albaceteña sobre la
tersa piel del cuello de la joven, unas sirenas rompen el silencio tenso de la
escena: la policía, a pesar de encontrarnos en plena hora de la siesta
española, hace acto de presencia.
Incluso tratándose de una película, su llegada se antoja tarde para el
espectador… pero ese sonido, ese destello azul y blanco, consigue que la
tensión en el patio de butacas se diluya. Ahora todo volverá a la normalidad. Un poco, al menos.
La misma metamorfosis acontece dentro del estanco, donde la acción desmesurada de
tales criminales de guante negro, los gritos de las señoras y el sudor agrio de
los machos alfa del crimen, se van calmando segundo a segundo. Con la policía
rodeando el estanco con cien coches patrulla y siete equipos de los GEOS, los
atracadores deciden cambiar de táctica y hacerse fuertes dentro del local,
tapiando las ventanas con tarjetas de felicitación y atrancando la puerta con
la máquina de Loterías y Apuestas del Estado.
El robo con violencia ha pasado a ser un simple secuestro con
intimidación.
Así entramos de lleno en el desenlace de la obra, en la que los dos
delincuentes, parias de la sociedad libre, presas de la impotencia y la
desesperación victimista, se derrumban ante las dos féminas explicándoles “lo
mal que nos ha tratado la vida”, lo “injusto que es el mundo con los
fumadores en bancarrota” y demás lindezas de estomago agradecido. El Rojeras incluso llega a derramar unas lágrimas, gesto que provoca el
nacimiento, en Mercedes, de una cándida atracción, reflejada en el luminoso
destello que emiten sus ojos. El Justo, por otro lado, se acurruca sobre
el regazo de la Sra. Virtudes, sollozando mientras muestra su contrariedad ante
un Sistema que lo persigue a pesar de “hacerlo todo por el Pueblo”… “por
los fumadores oprimidos por el Capital”… él, que tan bueno es… tan noble…
tan… tan Justo…
Invisible, el Síndrome de Estocolmo acaba por apoderarse del estanco,
de la estanquera, de su hija lozana… y del espectador que, cebado a palomitas y
Pepsi ligth, acaba sintiendo compasión por esos fumetas sin hogar. ¡Qué
injusto es el Mundo! ¡Unos tanto cáncer, y otros tan poco! ¡Denle! ¡Dadle
tabaco, guarras! ¡Los Habanos al Poder! ¡Viva el Ché!
De esta guisa, con unos protagonistas enfermos de compasión y lucha
porreta, acaba la película. La estanquera, conquistada por el rudo aliento del Robin
Hood de la Tabacalera, exhorta a los maderos que aguardan fuera para que se
marchen. Todo ha sido un malentendido. No hay crimen, ni criminal, ni nada de
nada. Y la policía, tras siete horas aguardando instrucciones de un Delegado
del Gobierno que pace tranquilamente a la bartola en Benidorm, se retira vista
la inutilidad de su presencia. ¿A quién han ido a detener? ¿A unos
expropiadores de tabaco? Búa… ¡ojalá hubieran más como ellos! ¡Así todos
tendríamos fumeteo gratis!
Y la acción… la violencia, los tiros, la victoria de los buenos sobre
los malos que anunciaba el famoso tráiler, queda en eso… en los achuchones y sobeteos que
se dan unos criminales y unas víctimas, todos unidos como hermanos en una orgía
de expropiaciones, besos y humo de tabaco. No hay mejor acción que la que se
produce entre las cajetillas de Marlboro a 6 euros tan típicas de los pijos de
barrio residencial.
A la salida del cine, uno comprobará cómo las caras de la parroquia
reflejan una profunda sensación de satisfacción y felicidad. La película acaba
bien, con unos criminales que no lo son, unos imperialistas que se quedan sin
sus pipas de la paz y una policía que, por una vez en la vida, actúa más a
favor del Pueblo que de la Ley.
Otros, en cambio, no sabrán si acerarse a un estanco a ver si suena la flauta y, entre expropiación y expropiación de cigarrillos, encuentran el amor verdadero… o, simplemente, dejar de
fumar… y que le den al tabaco y a los expropiadores de guante blanco.
7 comentarios:
Así llevan adoctrinando 30 años, 30 años de cine español subvencionado por el socialismo de mierda, donde los rojos siempre son los buenos, donde llevan chupando del bote toda la patulea de la ceja.
De esos polvos llegan estos lodos.
Ahora que como en el 36 se encontrarán con la orma de su zapato si es lo que van buscando. ¡No cambiarán nunca!.
Genialmente traída la película. Saludos.
Pues estos dejan a todo el barrio sin tabaco, a la niña preña y la madurita poniendo el culo por la ventana a través de las tarjetas postales. Se lo fuman todo hasta las uñas esas de mejillón que tienen, menudos son.
Saluditos.
¡Juajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajaujuajuajuajuajuaaaaaaaaaa!
y ¡Plasplasplasplasplasplasplasplasplasplasplaspoasplasplasplas!
¡VIVA LA EXPROPIACIÓN DEL TABACO EL ALCOHOL Y LA "SOCIALIZACIÓN CAMERA DE LAS MOZAS DE BUEN VER Y MEJOR TOCAR"!
Pero Que Bien Viven Algunos Chorizos y Atracadores, Hermano Herep.
Llevan 38 Años Dándose la Gran Vida, A CUENTA DEL ESTANCO Y HACIÉNDOLO TODO HUMO.
Una Pelicula Muy GRACIOSA ¡Sí SeñoR!
¡A Ver Que Pasa Con El ALCALDE Y CON "LA INMUNINDAD/IMPUNIDAD ACOSTUMBRADA"!
Un Abrazo GENIO.
Un Brindis Por LA LIMPIEZA GENERAL
y
¡¡RIAU RIAU!!
Película de Arte y Ensayo, sin duda, amigo Herep. Arte de mangar lo que es de otro, y Ensayo de lo que puede venir, en poco tiempo. ¡Gran guión y modélica realización!
Un cordial abrazo.
Los politicos han legislado con mentalidad de preso
Y este es el resultado
http://lapoliticadegeppetto.blogspot.com.es
Voto por la expropiación de la cooperativa de los marinaledos, hasta carrito de la compra tienen, al mejor estilo capitalista que pueda encontrarse en el Reino.
http://www.cooperativamarinaleda.es/
Solo faltaron los "Bukaneros", la hinchada "ultra" del Rayo.
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