Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

9 sept 2011

La tierra enferma


Estos últimos días, entre rancho y rancho en la cantina de la Base, estamos asistiendo al típico espectáculo político post-veraniego tan común entre la casta parasitaria de Chirigota Española, s.l.

¿El tema? Pues uno de los dos o tres de siempre. En esta ocasión es… la lengua… y Cataluña. La sempiterna Nación Catalana… la milenaria Nación Catalana que vivió, vive y vivirá por… ¿cuánto decía Hitler? ¿Mil años?.... ¡Niñato! ¡Nosotros lo haremos dos mil!

Bueno, bueno… que si catalán por aquí… que si catalán por allá… que si castellano esto, que si castellano lo otro…

Antes que nada, recordar que El Ejército de los 12 Monos no habla de castellano, sino de español. Nosotros no vamos a hacerles el juego a los nacionalistas con la cantinela Castellano-Castilla, a modo despectivo. No. Como el francés de Francia, el alemán de Alemania o el inglés de Inglaterra… aquí, en España, el idioma es el español.

Lo dicho… entre cañas, partidas al futbolín y los viejos y más que sobados chistes del cabo furriel, no paran de llegarnos noticias sobre la polémica de la lengua… que es la misma de siempre.

El TSJC ha sentenciado, ante la demanda impuesta por varias asociaciones de castellanoparlantes, que el modelo de inmersión lingüística catalán es un atentado contra las libertades. No es la primera vez que lo dice, no. ¡Cuatro o cinco veces lleva sentenciando lo mismo! Y, por cuarta o quinta vez, el Gobierno catalán, ya sea del Heroi Pujol, el lumbreras de Maragall, el iznajeño Montilla o Artur Mas, el delfín de Pedralbes, amén de todos los consellers, directors i personalitats de siempre… se pasan la sentencia por los colgajos… así, sin lubricar. Y, no contentos con las friegas, van y lo dicen en voz alta… casi chillando de lo enfadaditos que están.

Nada nuevo bajo el Sol.

Y, por otro lado, vais a hartaros de escuchar la cantinela que niega cualquier tipo de conflicto lingüístico… que la gente no se pelea en la calle… que el bilingüismo es algo real y que las lenguas, a nivel del populacho, viven en plena armonía, felicidad… y bailan el corro de la pata.

Os dirán: “Pero si la gente habla el castellano por la calle… con total tranquilidad…
¡Cómo va a estar oprimida la lengua castellana!”
Y, vosotros, jóvenes incautos, caéis en la trampa del nacionalista, hombre instruido en mil batallas (virtuales) de las cuáles tan sólo ganó aquellas en las que lloró mares.

La realidad real es que el español no está bien visto en Cataluña. Si rotulas tu furgoneta en español, te arriesgas a que el comando delación te envíe al Inspector Gadget de turno con la cartilla de las multas… si tú, doctor, pasas consulta en la lengua de Cervantes, hazlo asumiendo el riesgo de tropezar con un paciente impaciente, casi a punto de diñarla, pero que ante el vocablo castellano experimenta una reacción alérgica que le proporciona las fuerzas justas y necesarias para llamar a la Consellería de Salud gritándoles tu nombre… o si tú, detenido en el arcén por la típica patrulla perdonavidas, alias Mossos d’Esquadra, osas dirigirse a ellos con el cortés “Buenos días”… date por multado, arrestado y, según la temperatura ambiente, aporreado.

Es curioso leer los rotativos catalanes… digitales o de papel… y observar cómo Cataluña es el paradigma del progreso, el saber hacer y la honestidad. Incluso San Guardiola, merecedor de los cielos por orinar colonia, arenga al país (catalán, no confundáis) para afrontar con renovadas energías la crisis… seguro de la victoria ante tan olímpica maldición.

Y todos a aplaudir con las orejas. Todos.

Y ahí está el asunto… y aquello que ha hecho reflexionar a uno de los soldados… apartado del grupo… pensando.

¿Por qué se ha llegado hasta aquí? ¿Tan fuertes son? ¿Tanto poder tienen?

Para responder estas y muchas más preguntas, relacionadas con la lengua, con la cultura, con la identidad, con la traición, con el odio a España, con la violación de las leyes, con el ultraje… para todo esto, primero, tenemos que explicar un síntoma que, aunque posiblemente se de en otros lugares, en Cataluña es el pan nuestro de cada día.

La sintomatología la experimentan muchos de aquellos que, un día cualquiera durante las décadas de los 50, 60 y 70, llegaron a esta tierra en busca de un trabajo que no conseguían encontrar en sus lugares de nacimiento. Abandonaron, en la mayoría de los casos, a sus familias, sus amigos y sus sueños para emprender la marcha a una zona de lo que creían España… y fueron recibidos como inmigrantes dentro de su propio país. Hace poco murió la rata Barrera entre fastuosos homenajes de los compañeros de camada… ése President del Parlament que dijo que la inmigración suponía un peligro para Cataluña. Los inmigrantes a los que se refería, no os engañéis, eran los españoles, es clar. Como todos los nacionalismos surgidos del Romanticismo alemán… adulador de ideales, sueños y utopías… el nacionalismo catalán ha sido, es y será, racista. La Raza Catalana oprimida por los simios españoles... seres sin evolucionar… seres que “nos tienen manía”… que no entienden que “el catalán es la lengua propia de Cataluña”“Somos los que más pagamos”… y así hasta el infinito. Pero, en cuanto rascas un poco, aparece el pus de la infección bacteriana. El olor nauseabundo de la mentira.

Y aquellos que vinieron a trabajar, a ganarse la vida honradamente en la prospera Cataluña… tan próspera como cualquier otra región española que hubiera contado con un privilegio tal como el Arancel Cambó… se encontraron, de repente, en una tierra que los despreciaba. Muchos pasaron del señorito andaluz al capataz catalán, nacionalista él… y empezó ese juego de la psique que vuelve al hombre vulnerable, dependiente, acomplejado. Empezaron las cantinelas que rezan aquello de “… aquí, en este país, te damos trabajo y futuro para tus hijos”, o “No muerdas la mano que te da de comer”“En Català, si us plau”… y los inmigrantes se sintieron extraños… ajenos… apartados del grupo. Estaban marcados por el estigma… aceptaron la superioridad de la rata y asumieron una falsa inferioridad que los propios nacionalistas habían cultivado con fervor, apareciendo estos como dioses cargados de honores, sabidurías y buen hacer.

Fue en ese momento cuando, los foráneos, se volvieron más catalanistas que los propios catalanes.

Muchos se englobaron en la órbita del PSC, el Partido Socialista de Cataluña… hermano bastardo del PSOE formado, en su mayoría, por españoles inmigrados de todas las tierras de España… charnegos de la peor calaña. Así surgió el ilustre Montilla, o la Manuela de Madre, o el Ministro del Paro, rata Corbacho… y miles más… y los cinturones metropolitanos de las grandes urbes, inmigrantes, son rojos color socialista… recordemos, partido catalanista impulsor del Estatuto de vuela por los aires el Régimen que, todos los españoles, nos dimos en 1978.

Hoy en día, muchos son estómagos agradecidos, como la rata de la cadena radiofónica Teletaxi… Justo Molinero… gran adalid de la independencia, siendo él andaluz y su emisora 100x100 calé… pero, ¿qué importa si no falta el plato de gambas? Miles son, señores… miles. Hijos que reniegan de sus padres al insulto de “español”, “facha”… y lo que todos vosotros ya sabéis. Vendieron su alma por un plato de garbanzos… por una palmadita en la espalda… cobardía pura y dura.

Y a éstos se sumaron los inmigrantes de fuera de España que, tan sólo poner un pie en la tierra de la Moreneta, ya tienen piso, doctor, paro y profesor de catalán. ¿A cambio de qué? A cambio de salir en la TV3, ese invento para la causa, explicando lo bien que los tratan los chicos de la barretina, lo bonitos que son los castells y las fiestas que se pegan bailando sardanas hasta las tantas de la madrugada.

No es un precio muy caro. Tan sólo el alma… y ésta, señores, tiene el valor que le da cada uno. Barato, muchas veces.

Así es como los nacionalistas se han hecho fuertes en Cataluña. A base de despreciar al resto de los españoles, tildándolos de ladrones, aprovechados y sanguijuelas… imperialistas… colonizadores… genocidas… Mientras, los hijos que un día abandonaron sus lugares de origen para buscarse la vida en esta región de España, aplauden con las orejas.

Es el Síndrome de Cataluña, soldados. Manteneos alejados de él.

Viene de la mano del fascismo… y del sufrimiento…


… y la Resistencia.

10 comentarios:

Epiro dijo...

Sabino Arana fue un españolista que fundó el PNV, quien coqueteó con el fascismo y hoy en día le hace carantoñas a la izquierda radical y criminal e independentista vasca.

Hablemos ahora de Maciá,empezó siendo un españolista monárquico que involucionó hacia un nacionalismo fundador de Estat Catalá que le hacía guiños a los chicos de Mussolini, y terminó creando ERC, radicalismo catalán, ya de izquierdas cuyos dirigentes actuales (un buen grupo de ellos) tienen un pasado terrorista.

Bien, pues este es el origen de los partidos nacionalistas en varias regiones de España, traidores a su patria que llegan al poder tras haber dado bandazos ideológicos entre la extrema derecha y la extrema izquierda mezclado todo con terrorismo.

¿En dónde ve el pueblo español su principal peligro, el más inminente? En el poder dejado por una tolerancia mal entendida. (Mariano José de Larra)

José Antonio del Pozo dijo...

Bien narrado el proceso, además, cada generación nacionalista es más radical que la anterior, el PSC se ha instalado en la estela de la traición y la Chacón en el puesto que ocupa es puro delirio: multas por rotular, denuncias anónimas, persecución... los nacionalistas nos ponen el revolver en la cabeza y le dan vueltas al tambor.
saludos blogueros

Anónimo dijo...

Herep, que mala pintita tiene esto. España esta en la ruina y los nacionalistas ven que no pueden seguir ordeñando la vaca que ya de tanto abuso se puso enferma. Es hora de sacrificar al animal y buscar otro cuerpo del que ser parasitarios. Que no os pase nada por allí arriba. Saluditos.

Herep dijo...

Etilo,
la historia de los nacionalismos es oscura cono la boca de un pozo. Tan solo hay que escarbar un poco y aparecen las vergüenzas. Es cuestión de voluntad.
Un abrazo.

Herep dijo...

Es un peligro, José Antonio... lo han sido desde que aparecieron... y lo que hay que empezar a comprender es que no saben hacer otra cosa.
¿La solución?
Erradicarlos.

Un abrazo.

Herep dijo...

Zorrete... por aquí, mal acabaremos.
Lo que me temo es que la onda se expandirá como la piedra en el charco.
Pero bueno... las masas son muy volubles. Con la Crisis, este nuevo protagonista, la cosa puede redireccionarse. Con sufrimiento, pero puede.

Mientras tanto... resistencia.

Un abrazo.

Natalia Pastor dijo...

Ese es uno de los grandes retos a los que inevitablemente debe enfrentarse Rajoy; una reorganización del sistema y modelo de Estado y meter definitivamente en cintura a los nacionalistas.
Para eso sería imprescindible contar con el PSOE, dentro de un gran pacto de Estado, pero me temo que tras la debacle de noviembre tanto Rubalcaba como su conmilitones optarán por la radicalización y el agitpro en lugar de tener altura de miras y visión de Estado.

El nacionalismo utiliza la lengua como medio de división y fractura social, como elemento diferencial en vez de como herramienta de comunicación.

Por que los nacionalistas viven permanentemente de la extorisón, del chantaje, de su actitud de pedigüeños miserables, siempre con el cazo puesto subastando su votos al mejor postor; como prostitutas que venden sus favores ellos cuartean y venden sus apoyos.
Es realmente denigrante que un país y una nación como España tenga que estar al albur de unos mercachifles de carromato y crecepelo milagroso.

Antonio Montes dijo...

Muy bien expresado, y además con el lógico sentimiento. Es verdaderamente de esperpento, como reza la etiqueta, sobre todo cuando estos sujetos no tienen medio pase cuando se les hace frente, pero ahora tienen la sartén por el mango.

Lo que apunta Dª Natalia de un pacto con el Psoe sería la clave, pero ese partido tendría que cambiar hasta hacerse irreconocible; ellos están en la estrategia de ayuntarse con los nacionalistas antiespañoles desde la II República.

De momento tenemos lo de Albiol: ¡a ver si cunde el ejemplo!

Ánimo y un abrazo.

Herep dijo...

Natalia,

Antes de empezar a "estudiarse" la Constitución (si alguna vez se hizo algo igual), los nacionalistas ya estaban metiendo baza... a ver cómo arrimaban el ascua constitucional a su sardina.
Y los españolitos, famélicos de "democracia", redactaron (es un decir) unas normas que, más que "demo", es "memo".
La esperanza es la debacle del PSOE... y que resurja (aunque tampoco es santo de mi devoción) una opción socialdemócrata a la europea... de futuro.

Aparcado de una vez el rencor y el estupidez.

Un saludo y buen Domingo.

Herep dijo...

Antonio,

Tienen la sartén por el mango porque se quiere.
Hay maneras de echarlos para atrás, pero no voluntad... por ahora...
Albiol, un cactus dentro del Oasis Catalán.
Si se llega a celebrar la Diada en Badalona, con la rojigualda, cojo el coche y me presento allí y todo.

Pasaría de ir a la playa.

Un saludo, Antonio, y buen Domingo.