Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

29 sept 2011

Construyendo el Edén



Sólo.

Mira a un lado y a otro… y no se refleja ninguna expresión en su rostro.
Hoy ha sido otro día como el de ayer… arrastrándose por polvorientos caminos, bajo un Sol abrasador ahora, en verano, o bajo helados vendavales cuando los días son más cortos y húmedos.

Sus huesos lo saben bien. Se han reblandecido aún más, con el paso de los días, mientras vagabundea por los pueblos o a través de los campos de maíz… siempre en tensión. Mayor desgracia para su maltrecha salud la atmósfera de miedo y culpa que le atenaza desde que se inició su nueva vida… si algo tenía de vida. ¿Qué habré hecho?

De vez en cuando, si el nudo del estomago se cierra hasta convertirse en punzante dolor, para al borde de la carretera intentando acumular sus escasas energías para un agradecido esfuerzo… una efímera carrera… un hercúleo trabajo que le permita agarrar alguna gallina o conejo en cualquiera de las granjas que encuentra campo a través… un huerto… fruta madura estrellada en el suelo… tesoros…

Las más de las veces el esfuerzo es inútil y la punzada del estómago acaba abandonando… marchándose aburrida. Al lomo, quizás. Algunas veces antes… otras después… pero siempre deja lugar al sueño. Un descanso efímero… superficial… diríase que duerme despierto…

Y sonríe.

Es una mueca inapreciable pero si alguien lo observa mientras, bajo un árbol yace acurrucado, sabe que sonríe. Disfruta. Posiblemente contempla, en el cine que se abre tras sus párpados, una de esas comedias que versan sobre casas unifamiliares, paseos por el parque… la compañía de algún perfume embriagador en cada calle, volteando cada esquina… tiempos en los que no faltaba un muslo en la mesa ni un bocado en el lecho… tiempos de amor… tiempos de… otros tiempos.

Ahora, mientras devora un mendrugo de pan seco, el amor pasó. Quedó atrás… en un descuido… en un momento arrancado… en un maldito viaje al lavabo. Todo pasó a ser un sueño… una película que tan sólo volvería a repetirse en su particular retina, al cerrarse el telón de la realidad.

El antes nunca existió… y el mañana… bueno, el mañana es una palabra desconocida para él.

Incluso el presente.

Con el Sol naciente… con el nuevo día, empieza a correr el tiempo de un modo anormal… la manecilla no avanza, más bien todo lo contrario. Deja de contar lo que vendrá para pasar a testificar lo que falta. ¿Un minuto?... ¿dos?... ¿un par de horas?... ¿verá anochecer, hoy? Y es cierto que no importa. ¿Qué más da vivir otro amanecer? ¿A quién importa eso?

Una milésima de segundo.

Ese es el tiempo que dura el cruce de miradas. Los ojos de la niña que viaja en la berlina de lujo, carretera abajo, y él… escondido entre los matojos que crecen al lado de la calzada… en el arcén… Una mirada fugaz… un coche fugaz… un paso descuidado… un atropello… ¿a quién importará eso?

¿Le habrá visto? ¿Habrá sentido curiosidad?... ¿miedo?... ¿lástima? ¿Algo? No. Aquellas gentes que se cruzan con él mientras siguen su viaje por las serpientes de asfalto no sienten nada. Imposible sentir. ¿Sentir? Sólo el hielo es indiferente de ese modo.

Y aquella niña no es de hielo.

Ningún niño lo es. Recuerda el olor de la Vida… el frescor del pelo húmedo… los pies descalzos sobre la hierba… las caricias sobre el cada vez más canoso pelo… ha jugado con ellos cuando sus nervios estaban templados y su vista alcanzaba el horizonte, tan cercano por aquellos días.

Un coche. Otro…. Todos pasan… ninguno para.

Todos siguen su camino. Y el suyo no acaba en este instante.

Con esfuerzo y una pena tan sobada que perdió la sustancia, se adentrará dejando atrás la gruesa línea negra dibujada sobre la huerta y el matojo. Es hora de buscar otro huerto… de fruta, quizás… tomates si hay suerte. Si ésta no le es esquiva, un granero abandonado que conserve algo de confortable paja para asentar sus roídos huesos. Descansar a cubierto otra noche más. Escapar de la oscuridad del cielo raso y sus ruidos. Dormir.

Y, si alguien se acuerda de él… alguien que no sea de este mundo le otorga la gracia, encontrar a un semejante… alguien que vagabundee los campos y las barriadas con su misma pena. Los ha visto… en grupos… de lejos. Acercarse puede ser peligroso. El hambre es peligrosa cuando atenaza de cerca.

Pero uno… solitario… quizás se avenga a acompañarle. A acompañarse. Podrá tratarse de un igual con alguna tara… cojo, tuerto, enfermo… puede que no le riegue demasiado bien la mollera… puede…

Alguien como él. Un compañero… un socio… un amigo.

Un coche. Otro… dos más… ninguno para…

En todos, imagina, viajan niñas… jovenzuelos con acné… chicas en busca del primer amor… familias camino de la torre, en la costa, ganada con el frío sudor de un padre con valija diplomática… de vacaciones veraniegas acompañadas largos días de sed y noches de cine al aire libre… películas dobladas correctamente. Sin subtítulos.
Y reirán y correrán. Comerán helados de cien sabores mientras su pulcra madre embadurna sus espaldas de protección solar, tal y como recomiendan los especialistas de renombre que visitan en la clínica del ático… y pagarán, con una reluciente moneda extraída de un pequeño monedero negro de diseño, el servicial trabajo del chico sureño de las hamacas… el de los ojos vacios… el que habla lenguas extrañas… olvidadas… prohibidas…

Como ha sucedido siempre…

Atrás queda Alfonso... anciano… maldita tercera edad... abandonado en una gasolinera, una mañana de primavera… a traición. Aprovechando que su próstata lo arrastraba, quejumbroso, al baño… a aliviarse… a realizar el único trabajo para el que le querían en este pequeño país del Mediterráneo.


El pequeño Gran País.

12 comentarios:

Old Nick dijo...

Jooder Amigo Herep...
¡Y Yo que te Decía que POr Que no Satirizabas en Verso!
Incluso a Mí,que no soy un Niño del Coro, Curado ya de Espantos y Que ha Visto Más de lo que Desearía,Has Conseguido Enternecerme.
¿Quién Dijo que un Guerrero No Puede Sentir? Si Alguien lo Dijo Era un Perfecto Imbécil.
Un Aplauso
y
¡¡RIAU RIAU!!

Herep dijo...

Ya sabes, Old, que hoy en día los imbéciles sientan cátedra.
Tan sólo hace falta colgarse de la solapa la etiqueta de progresista... independiente... o cualquier otra milonga engreida para ir dando lecciones por la vida.
Lecciones que luego no cumplirá, por supuesto.

Un fuerte abrazo, maestro.

Natalia Pastor dijo...

Hay hijosdeputa que han abandonado a un anciano en una gasolinera como si fuera un perro al que los niños,pasada la euforia del primer momento, consideraban una molestia que requería atenciones que ellos no estaban dispuestos a dar.

También los abandonan en hospitales cuando llega el verano para poder irse de vacaciones sin la incómoda compañía del abuelo.
O los dejan a su suerte en asilos isn ir a visitarlos, por que prevalece el fútbol o la cena con los amiguetes antes que dedicarle su tiempo al anciano padre.

Yo, que colaboro en un comedor de Cáritas como voluntaria los lunes y miércoles, veo a menudo a esos ancianos solitarios de mirada perdida y triste,deambular con su bandeja buscando una mesa en el rincón donde sentrarse un instante.

Están solos en el mundo, viudos, sin hijos que se preocupen de ellos, olvidados como un pobre can en cualquier cuneta de cualquier carretera de este país.

Tío Chinto de Couzadoiro dijo...

Has descrito muy bien -como acostumbras, amigo Herep- esa vida de perro, tan humana siempre. Es todo un homenaje a esos vagabundos que uno se encuentra, a veces, camino de ninguna parte.
Un cordial abrazo.

Herep dijo...

Natalia,
Al paso que vamos, cada día más.
En Cataluña ha sido lo primero a lo que le han metido mano.

En este mundo que nos han construido, la vejez no cuenta. Es algo que se quiere borrar.

Tantas investigaciones sobre las enfermedades... el alzheimer... la búsqueda de la fuente de la eterna juventud...¿para qué?... la vejez ya no cuenta porque, ¿qué nos van a ofrecer esos pobres diablos?

Así nos va.

Con jóvenes de 25 años que tienen más arrugada el alma que cualquier abuelo errante.

Un abrazo, bloguera.

Herep dijo...

Tío Chinto...

Hago lo que puedo cuando escribo y esta entrada cruzó mi mente al conocer la noticia de que iban a cortar el grifo a las residencias de ancianos y de discapacitados.

Como siempre, pillando los que no pueden defenderse.

Malditos. Mil veces.

Un abrazo, artista.

Unknown dijo...

La cruda realidad a golpe de teclado. Buena historia, no das puntada sin hilo...
Mi desprecio para aquellos que desprecian sus raíces, su sangre... Miserables!

Un saludo

CAPITAN TRUENO dijo...

Antes que maldecir a esos miserables que prefieren el populismo a dar lo mejor de si mismos a la sociedad (ya lo he hecho), prefiero decirte que el relato es emocionante y estremecedor.
Gracias, muchísimas gracias.

Anónimo dijo...

Joder Herep, mandale esta entrada al Hp. de Mas, a ver si se le cae la cara de vergüenza. Es cierto ahora tratan a nuestros mayores peor que a los chuchos. Muy buen relato soldado. Saluditos.

Herep dijo...

Jack,

Al final, toda buena historia tiene que arrear un aguijonazo.
Si no es así, al final, nadie recuerda ni el final.

Un abrazo, poeta.

Herep dijo...

Me alegra que te gustara, Capitán... y supongo que tú estarás bastante al tanto del tema y de la situación de mucha de esta gente.
Maldecir es poco.

Un abrazo.

Herep dijo...

El Heil Hartur no tiene ni pizca de vergüenza.
Él está en otras cosas, Zorrete... vendiendo humo y miseria allá por donde pasa.
¿Alguien cree que ve los vagabundos desde la terraza de su ático?

Pero si hasta querían aprobar leyes para esconderlos de nuestras calles.

¿Vergüenza?

Un abrazo y buen fin de semana.