Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

10 mar 2011

Firmes... Arrr...


Hoy (por ayer) hace 10 años que finiquitaron el Servicio Militar Obligatorio. La mili de toda la vida, vamos.

Yo hice mi mili en el 1º/98 del R.A.A.A. Nº72. Artillería Antiaérea. Un cuartelito dentro de la Base Aérea de Zaragoza, pequeñín, con unos 2.000 tíos, si no recuerdo mal. Lo que sí recuerdo bien fue el viaje en autobús, la barrera que subía mientras el cuartel se iba mostrando, los veteranos y sus miradas, los controles, los análisis y preguntas, el petate, la taquilla y la litera.

Y los nueve meses. Los recuerdo bien. La instrucción con sus prácticas de tiro, con aquel cetme que, cuando se atascaban y el recluta levantaba el brazo reclamando auxilio, hacía temblar al instructor temeroso de recibir un balazo. Las clases para distinguir aviones, las pruebas físicas... Recuerdo el curso para el carnet de camión y las prácticas... Limpiar fusiles, montar modulares, los campos de minas, el rancho, las maniobras, los fines de semana arrestado, las guardias…

Y los colegas. Esos también los recuerdo, aunque he perdido la pista a casi todos. En nueve meses hicimos una fuerte amistad, que perdió toda razón de ser al finalizar la mili. La distancia hizo algo, pero la causa fue la vida. Una vida que me llevó a pasar una época junto al Guille, Soriano, el Cuervo, Guti… y el menda, el Perico. Confiábamos los unos en los otros, y aprendimos juntos. Positivo o negativo, tomamos decisiones y nuestro carácter se fue formando también con aquella experiencia.

Recuerdo la Jura de Bandera y las emociones que se olían en el aire. Y lo recuerdo bien ya que me chupé las juras de los dos siguientes reemplazos. ¡Y casi que me chupo la del siguiente puesto que mi reemplazo se licenció con un par de semanas de retraso!

Uno, dos… Uno, dos…

Todos tan bien formaditos… Con la familia y las novias allí, en la grada, viendo a su hijo soldado. ¡Graba, graba! Y tú allí, sin ver a tu novia…

Artilleros, Artilleros,
marchemos siempre unidos
siempre unidos


Luego, tras la jura, la cosa cambió. Ya llegaron los destinos y tan sólo se perdía el tiempo. Estábamos en Servicios G.II e íbamos pintando por aquí, cargando los camiones por allá. Y preparando maniobras. Creo que las hice todas. Algunas divertidas, como unas cerca de La Rioja, con la OTAN: aviones europeos, disparos de nuestras piezas, algún que otro helicóptero… Guapo. Envidié a la Aerotransportada. Pero otras veces las maniobras eran largas, y tediosas. Repletas de marchas y rancho, marchas y rancho. Calor aragonés y frío del Moncayo.

Las tardes, libres. Salías o te quedabas en el cuartel, jugando a la Megadryve, al ajedrez, o leyendo. Rutina y más rutina. Hoy te toca guardia… hoy refuerzo… ahora imaginaria. Cuando nos dimos cuenta, estaba bajando del vagón del tren, con mi petate verde y una sonrisa de alegría y satisfacción. ¡Ya has acabado la mili, chaval! Vuelve otra vez a tu casa, reorganiza tu vida si hay algo para reorganizar, y adelante. Ya ha pasado tu paréntesis de nueve meses, tus vacaciones pagadas... A mí no me pagaron nada. Mil pesetas al mes, creo. Y el billete de tren. Provincias limítrofes. Flipa. Una mili al lado de tu hogar. Self-service. ¿Estarás contento, no? ¡Pues anda, tira para casa!

Y ahí estaba. La sensación mayoritaria era la de haber estado perdiendo el tiempo. El tiempo y el dinero. El futurible, y el palpable. Yo no me gasté mucha pasta, pero los había que se gastaban fortunas. Vacaciones de camuflaje mimetizado.

Yo no tenía esa sensación. Ni la tengo ahora. Lo que siento ahora es lástima. Lástima por las FAS y por lo que están haciendo con ellas. Lástima por la historia de los Tercios, empañada por esta caricatura que existe hoy en día, donde los jóvenes que quieren dedicarse a la vida castrense tienen que conformarse con sueldos de la época de Spinola.

La gente pasa del ejército. Pasa de lo que representa y de su papel. No importaría que, por una inspiración divina, el jefazo de turno le lavara la cara modernizándolo mediante una profesionalización real, compartida con algún tipo de Servicio al estilo Suizo. Todo acompañadito con un aumento suficiente de los salarios como para hacer del Ejercito una oferta atractiva a la gente joven, mostrándoles su Historia, acercándolo al pueblo, ofreciendo estabilidad a la tropa, la posibilidad de auto-realización, ascenso, movilidad geográfica, traslado de unidades a zonas donde no se ve un soldado ni en plomo…

Nada. Lo que se lleva es el pacifismo de comuna. Controlada por el KGB, claro. El pacifismo y la desmilitarización. ¡Pero, no nos equivoquemos, eh! La desmilitarización del otro. Nosotros no. Nosotros más, y mejor. De ahí la cada vez más degradada imagen de las FAS que, cuando tengan que cumplir con su misión, no dispararán ni las florecillas de la época de los hippies. Ya no existirán.

El Servicio Militar ya voló. La mili ya es historia. Y la cosa no acaba ahí.

Yo disfruté la experiencia. La entendí y me la guardé dentro. Le saqué todo el jugo, aunque no puedan hacerse mojitos con él.


Artilleros, Artilleros,
marchemos siempre unidos
siempre unidos
de la Patria, de la Patria,
de la Patria su nombre engrandecer,
engrandecer.
Y al oír, y al oír,
y al oír del cañón el estampido,
el estampido
nos haga su sonido enardecer.

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